La noche de los invisibles
Unas 200 personas desaf¨ªan al fr¨ªo y duermen al raso en la capital para visibilizar a los sin techo. Madrid se sum¨® a una iniciativa desarrollada de forma simult¨¢nea en 56 ciudades de todo el mundo
"Hace un fr¨ªo que pela¡±, reprocha Marina a su novio. El plan pintaba bien: disfrutar de unos conciertos y dormir bajo las estrellas, pero el cielo, encapotado, le dej¨® sin ellas. La m¨²sica le encant¨®. Bail¨®, cant¨® y lo pas¨® en grande durante horas. Las cosas se complicaron a medianoche, cuando la veintea?era se envolvi¨® en su saco de dormir y trat¨® de conciliar el sue?o al raso. Imposible pegar ojo. El term¨®metro apenas marcaba tres grados y el suelo del centro cultural Matadero se hab¨ªa convertido en territorio hostil. Estaba duro y congelado. Si aguant¨® fue por visibilizar a quienes sufren ese drama cada d¨ªa. Ese era el objetivo de la primera edici¨®n de La Noche Sin Hogar en Espa?a, una actividad reivindicativa que naci¨® en 2017 en Escocia y que este s¨¢bado se ha desarrollado de forma simult¨¢nea en 56 ciudades de todo el mundo.
Marta Pe?a es una de las 200 personas que decidieron pasar la noche a la intemperie de Madrid despu¨¦s de la agradable velada musical que abri¨® el evento. Una forma muy particular de darle la bienvenida a sus 46 a?os. En lugar de celebrar una fiesta y soplar las velas, la mujer pidi¨® a su pareja que le acompa?ara a pernoctar sobre unas g¨¦lidas baldosas. Acept¨®. Y ah¨ª estaban, en mitad de un mar de mantas t¨¦rmicas de aluminio, abrazados para mitigar el azote de las bajas temperaturas en una explanada vallada y rodeados de desconocidos. ¡°No somos conscientes de la dimensi¨®n del problema. Es indignante que haya tanta gente durmiendo en la calle¡±, reconoce Pe?a. Un informe elaborado por el Gobierno cifra en 33.000 las personas que pasan las noches al raso en Espa?a. En la capital, el sinhogarismo afecta a 2.800 personas. El recuento efectuado el a?o pasado encendi¨® las alarmas: el n¨²mero de sin techo hab¨ªa aumentado un 24%.
¡°La soluci¨®n es pol¨ªtica. Existen recursos, pero hay que poner el problema en la agenda¡±, explica Francisco Rodr¨ªguez. Dormir en el suelo es inc¨®modo, pero reconoce que su experiencia no tiene nada que ver con la realidad. Est¨¢ abrigado, duerme en un saco en lugar de cartones y, cuando pase la noche, volver¨¢ a casa para descansar. ¡°Lo grave de dormir en la calle no es el fr¨ªo, sino la falta de futuro, la soledad y las miradas de rechazo¡±, subraya Julio de Ia Iglesia, de 55 a?os. A unos metros, una chica sube un poco m¨¢s la cremallera de su saco. Con el paso de las horas, el fr¨ªo comienza a calar: ¡°Tengo ganas de ir al ba?o, pero no pienso moverme. No quiero imaginarme cu¨¢nto sufre alguien que vive en la calle¡±. Un estudio del centro de acogida Assis alerta de que las personas sin hogar tienen una esperanza de vida 30 a?os menor que el resto de la poblaci¨®n. La mitad de ellas han sufrido delitos de odio y padecen cinco veces m¨¢s la discapacidad.
Concienciar
Lo sabe bien un grupo de estudiantes llegado desde Zaragoza para visibilizar al colectivo con el que trabajan de forma voluntaria en su ciudad. ¡°Es gente que ha terminado en la calle por diversas razones. Le puede pasar a cualquiera¡±, advierte Elisa Salvador, de 22 a?os. Cuando las luces de Matadero se apagan y el silencio envuelve la zona, hay quien critica que el evento lo patrocinen promotoras de viviendas y entidades bancarias. Marta Pe?a, la cumplea?era, sostiene que da igual quien ponga el dinero porque lo importante es concienciar. ¡°Ser activista no tiene que ser aburrido. Si hay que llegar a la gente a trav¨¦s de los artistas, pues con artistas¡±. Sandra Gonz¨¢lez admite que vino solo por la m¨²sica, as¨ª que no se qued¨® a dormir. Los pases costaban 15 euros y se han vendido m¨¢s de 1.600, aunque el p¨²blico nunca lleg¨® al millar. Muchos pagaron solo por colaborar.
La mitad del dinero recaudado servir¨¢ para financiar un proyecto internacional gestionado por Fundaci¨®n Malala y Unicef. Con el 50% restante, Hogar S¨ª, organizadora del evento en Madrid, financiar¨¢ viviendas. En los ¨²ltimos cinco a?os, esta ONG ha logrado que 335 personas dejen de vivir en la calle gracias al sistema Housing First, un modelo de intervenci¨®n que naci¨® en Estados Unidos en la d¨¦cada de los noventa para fomentar la inclusi¨®n de personas sin hogar. ¡°Es una causa compleja, pero esta es una forma de sumar a la ciudadan¨ªa a una realidad invisible¡±, indica Maribel Ramos, subdirectora de Hogar S¨ª. A escasos metros, No¨¦, Esther y Pilar, trabajadores sociales, se hacen fotos en un photocall instalado para la ocasi¨®n. Toman pancartas con diferentes mensajes, aunque no tan desgarradores como los de Mar¨ªa o Iv¨¢n, que contaron su experiencia en la calle a trav¨¦s de la inmensa pantalla que presid¨ªa el escenario.
¡°He recuperado el orgullo. Ahora puedo abrir y cerrar una puerta. Esta casa me ha salvado la vida¡±, reconoc¨ªa Mar¨ªa en el v¨ªdeo. Sus testimonios se intercalaron con las actuaciones de Depedro, La La Love You, Marlango, Marwan, Despistaos y Andr¨¦s Su¨¢rez. Sus canciones llevaron al ¨¦xtasis a los asistentes, pero todos hicieron hincapi¨¦ en el motivo que les hab¨ªa reunido. ¡°Mi padre, palestino, fue refugiado y naci¨® en una tienda de campa?a. S¨¦ lo que significa no tener un hogar, por eso las personas con poder de convocatoria tenemos que volcarnos con las causas sociales¡±, recalc¨® Marwan a EL PA?S. A su lado, Andr¨¦s Su¨¢rez reconoc¨ªa que no haber participado en este concierto ben¨¦fico ser¨ªa negligente. El cantautor gallego sostiene que todos vemos gente que duerme en cartones, pero que nos hemos inmunizado. Y se emociona al contar una an¨¦cdota: ¡°Cuando viv¨ªa en Lavapi¨¦s un nigeriano muri¨® de fr¨ªo. No me lo contaron, lo vi con mis propios ojos¡±.
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