?Qu谷 nos pas車 a los chilenos?
En naciones j車venes, lo que en otras partes tom車 siglos aqu赤 toma d谷cadas, y lo que all芍 requiri車 a?os aqu赤 sucede en meses
Se ha vuelto usual que el observador extranjero 〞m芍s si se siente parte del campo progresista〞 nos acribille con preguntas de dif赤cil respuesta ※?Qu谷 les pas車, amigos chilenos? ?C車mo fue que, luego de idear y volcarse con entusiasmo al m芍s democr芍tico e innovador proceso constitucional que se recuerde, luego se ...
Se ha vuelto usual que el observador extranjero 〞m芍s si se siente parte del campo progresista〞 nos acribille con preguntas de dif赤cil respuesta ※?Qu谷 les pas車, amigos chilenos? ?C車mo fue que, luego de idear y volcarse con entusiasmo al m芍s democr芍tico e innovador proceso constitucional que se recuerde, luego se abalanzaran masivamente a las urnas para rechazar su propuesta? ?Por qu谷 en pocos meses le han dado la espalda a un presidente reci谷n elegido, que resulta ser el m芍s joven de su historia, el 迆nico l赤der de la izquierda latinoamericana que defiende sin complejos los derechos humanos y la democracia y que estaba destinado a brillar en el continente y en el mundo entero?§
Tras la elecci車n este domingo del 車rgano comisionado para redactar una nueva propuesta constitucional, la perplejidad se tiene que haber acentuado. ※?C車mo es posible 〞se han de preguntar〞, que quienes han pasado su vida pol赤tica bregando para sustituir la Constituci車n de Pinochet, hayan quedado reducidos a una minor赤a en el Consejo Constitucional? ?Por qu谷 los chilenos optaron mayoritariamente por quienes est芍n satisfechos con ella o se han esmerado, desde 1990 a la fecha, en usar todos los medios a su alcance para hacer abortar cualquier proyecto de reemplazo? ?No es, acaso, poner al zorro al cuidado de las gallinas?§
Son paradojas que justifican de sobra la perplejidad. Para intentar una explicaci車n es necesario partir por consignar un hecho de la causa: en naciones j車venes, lo que en otras partes tom車 siglos aqu赤 toma d谷cadas, y lo que all芍 requiri車 a?os aqu赤 sucede en meses. Si se ocupa esta perspectiva se concluir芍 que, aparte de la aceleraci車n, en Chile se replica lo que ha venido ocurriendo en otras latitudes.
※?Como se entiende que Estados Unidos pasara abruptamente de la euforia del Yes We Can a la histeria del Make America Great Again?, le preguntaba a Barak Obama el periodista del NYT Ezra Klein en una extensa conversaci車n. ※Los cambios hist車ricos son as赤§ 〞respondi車〞: ※Cuando se produce una ola en cierta direcci車n, es inevitable que luego venga una ola en sentido contrario§. De hecho, la sucesi車n de per赤odos de cambio o revoluci車n y de reacci車n o restauraci車n es una de las pocas leyes de la historia que quedan en pie. El ejemplo paradigm芍tico es la eternamente actual Revoluci車n Francesa.
En Chile, la modernizaci車n capitalista pulveriz車, en un plazo extremadamente breve, las fuentes cl芍sicas de cohesi車n social. La red de protecci車n del Estado se sustituy車 por una malla de contratos entre individuos y entes privados que excluye el principio de solidaridad. Las familias convencionales se volvieron una rareza. El sentimiento religioso se contrajo y la Iglesia cat車lica, que fuera una poderosa entidad integradora, se desfond車 por los abusos sexuales. Los partidos pol赤ticos mutaron en maquinarias electorales, y los sindicatos en aparatos transaccionales. La idea misma de naci車n fue cuestionada desde los pueblos originarios. La 迆nica fuente de cohesi車n que sigui車 en pie fue el crecimiento econ車mico, pero este fue menguando hasta transformarse en una quimera.
Con esto, la promesa meritocr芍tica, que por un lapso se cumpli車 〞aunque nunca, como es obvio, al nivel de las expectativas〞, se transform車 en motivo de frustraci車n. Al mismo tiempo, la masificaci車n de la educaci車n hizo m芍s cruel la desigualdad, mientras la crisis venezolana provoc車 el desborde de la inmigraci車n, la que trajo consigo formas m芍s violentas de delincuencia. Paralizado ante la ausencia de una oferta pol赤tica renovada, Chile pas車 15 a?os eligiendo entre Bachelet y Pi?era. Entre tanto emergi車 una nueva generaci車n de dirigentes e intelectuales que introdujeron nuevas causas, como el fin del neoliberalismo, el ambientalismo, el feminismo, el indigenismo y el poder territorial.
Fue as赤 como se lleg車 a la noche del 18 de octubre de 2019. Sin anuncios, direcci車n ni petitorios, la quema de estaciones del metro de Santiago desat車 una ola de protestas y saqueos sin parang車n, dejando numerosos muertos, cientos de heridos y miles de detenidos. Como la Bastilla, fue el fin del antiguo r谷gimen.
Ante la amenaza de una ruptura violenta, los actores pol赤ticos adoptaron un acuerdo para abrir un proceso constituyente, refrendado luego en un plebiscito. A continuaci車n se eligi車 una Convenci車n paritaria y con esca?os ind赤genas, que releg車 a posiciones perif谷ricas a los representantes de los partidos pol赤ticos 〞especialmente a los de derecha〞, y dio un lugar dominante a convencionales cuya intenci車n era poner en la escena institucional la mir赤ada de identidades y demandas que se tomaron las calles tras el 18-O.
Hasta ah赤, la marea revolucionaria parec赤a imparable, con la Convenci車n erguida como su s赤mbolo. El triunfo de Boric pareci車 ir en el mismo sentido, aunque ya hubo se?ales en sentido opuesto: perdi車 en primera vuelta y en el balotaje aventaj車 estrechamente a un candidato de la extrema derecha. No fue entonces extra?o que su popularidad cayera en picada apenas se apagaron las celebraciones tras su entrada a La Moneda. Nadaba contra la corriente.
Con la derecha y la centro-izquierda en minor赤a, en la Convenci車n no hubo forma de contener la tentaci車n de arrasar con toda la historia constitucional chilena. Esta estuvo dominada por el prop車sito de crear un nuevo paradigma de convivencia, que abarcaba entre otras materias el lenguaje y el conocimiento, la relaci車n entre g谷neros, pueblos, regiones y territorios, la idea de Naci車n, la arquitectura de poder y participaci車n y el v赤nculo con la naturaleza y otras especies. Las relaciones entre sus integrantes se volvi車 la expresi車n exacerbada de la irritaci車n y del esp赤ritu de divisi車n, descalificaci車n y confrontaci車n que ten赤a como mandato superar. La pasi車n refundacional, de otra parte, la hizo insensible a las nuevas ansiedades de la poblaci車n: la pandemia, la incertidumbre econ車mica, la violencia en el sur, y en especial la crisis migratoria y de seguridad. Como caballo desbocado, la Convenci車n sigui車 adelante con su maximalismo y sus excesos. No fue raro, entonces, que la opini車n p迆blica comenzara r芍pidamente a mirar con desconfianza todo lo que viniera de ella.
Digamos que la Convenci車n fue nuestro propio Comit谷 de Salvaci車n P迆blica 〞aunque aqu赤, hay que decirlo, el terror provino de las palabras y no de la guillotina〞, con varios de sus integrantes compitiendo para ocupar el rol de Robespierre. El inapelable rechazo de su propuesta en el plebiscito de septiembre pasado fue a su vez nuestro Termidor. El mundo pol赤tico, en un gesto heroico, logr車 reponer el proceso constituyente, pero esta vez plagado de l赤mites, controles y contrapesos para no repetir la experiencia de la Convenci車n.
Dec赤amos que la oscilaci車n entre 谷pocas refundacionales y conservadoras es de las pocas leyes de la historia a迆n en pie. El punto de quiebre lo provoca siempre la desmesura y el maximalismo, que desatan la reacci車n restauradora. Sucedi車 en la Francia revolucionaria; est芍 sucediendo nuevamente en Chile tras el estallido de 2018 y la Convenci車n. La victoria apabullante de la derecha m芍s extrema del domingo tiene un aire de confirmaci車n m芍s que de novedad.