Chile y las sanciones recurrentes por el racismo en los estadios
Pese a que en la liga local los casos son escasos y tienen m¨¢s sanci¨®n medi¨¢tica que reglamentaria, ante la FIFA y Conmebol los hinchas chilenos son los m¨¢s castigados del continente
Job Bogmis es camerun¨¦s. Siempre quiso ser futbolista, y por eso atendi¨® el llamado de un representante de jugadores que le ofrec¨ªa venir a Chile. Junto a tres compatriotas se enrolaron en las divisiones j¨®venes de la Universidad de Concepci¨®n, en el sur del pa¨ªs, pero el fr¨ªo, las dificultades con el idioma y las escasas oportunidades lo dejaron solo muy pronto. Hoy, a los 22 a?os, sue?a con ser reconocido por su talento, aunque su equipo marcha en el ¨²ltimo lugar de la tabla de p...
Job Bogmis es camerun¨¦s. Siempre quiso ser futbolista, y por eso atendi¨® el llamado de un representante de jugadores que le ofrec¨ªa venir a Chile. Junto a tres compatriotas se enrolaron en las divisiones j¨®venes de la Universidad de Concepci¨®n, en el sur del pa¨ªs, pero el fr¨ªo, las dificultades con el idioma y las escasas oportunidades lo dejaron solo muy pronto. Hoy, a los 22 a?os, sue?a con ser reconocido por su talento, aunque su equipo marcha en el ¨²ltimo lugar de la tabla de posiciones de la Primera B.
El oriundo de Yaund¨¦ juega de extremo derecho, su pase vale 200.000 d¨®lares y fue la ¨²ltima v¨ªctima de la violencia verbal en las canchas chilenas. En el partido frente a Wanderers de Valpara¨ªso recibi¨® insultos racistas de parte de un rival, Pablo Corral. La situaci¨®n, sin embargo, no escal¨® a los tribunales deportivos, pues el ¨¢rbitro del partido, pese a los reclamos de Bogmis, no lo incluy¨® en el informe. Corral, acusado a trav¨¦s de la prensa, se defendi¨® diciendo que le hab¨ªa dicho ¡°negrito¡± en tono cari?oso, y que luego se hab¨ªa comunicado con ¨¦l para ofrecerle las disculpas del caso y dar por superado el incidente.
Un camino com¨²n en el f¨²tbol chileno, donde las sanciones por agresiones verbales de corte racista est¨¢n estipuladas en el reglamento, pero habitualmente terminan en acuerdo. Cuando V¨ªctor Campos, de San Luis, acus¨® a Diego Subriabre, de Puerto Montt, de haberlo insultado, el tribunal solo aplic¨® cinco fechas de sanci¨®n ¨Cel m¨ªnimo estipulado¨C, porque los involucrados se?alaron que eran amigos y que el agredido ¡°no se hab¨ªa sentido afectado¡±.
Tampoco prosper¨® el reclamo de Alexis Rol¨ªn, uruguayo, en contra del ¨¢rbitro Francisco Gilbert en el 2019, porque no hubo testimonios comprobatorios. Y el caso m¨¢s medi¨¢tico fue en el 2014, cuando Emilio Renter¨ªa, venezolano, jugador de Deportes San Marcos de Arica, abandon¨® el campo entre l¨¢grimas por los gritos de la hinchada de Deportes Iquique en su contra. La situaci¨®n escal¨® porque Chile estaba a punto de organizar la Copa Am¨¦rica de clubes. La sanci¨®n fue la m¨¢s dura aplicada hasta ahora: el equipo rival perdi¨® los puntos y no recibi¨® espectadores en las dos fechas siguientes como local.
Los gritos racistas en Chile son escasos, aunque van en aumento. Cuando el colombiano Faustino Asprilla fich¨® por la Universidad de Chile en el 2003, se incomod¨® por el maltrato de las tribunas adversarias, donde se agregaban ep¨ªtetos de otra ¨ªndole por su afici¨®n a las fiestas y porque un d¨ªa descarg¨® un arma en el entrenamiento del club.
Una realidad que evidentemente contrasta con la condici¨®n de ser el pa¨ªs m¨¢s multado por la FIFA durante las clasificatorias para el Mundial de Rusia (14 faltas graves adjudicadas al p¨²blico), por lo que la Federaci¨®n debi¨® pagar 35.000 francos suizos y el Estadio Nacional fue suspendido tras ¡°graves insultos racistas¡± en los partidos contra Brasil, Per¨², Colombia y Uruguay. Tratando de aliviar las arcas y evitar m¨¢s suspensiones, las autoridades pol¨ªticas y futbol¨ªsticas iniciaron campa?as para que los himnos de las naciones rivales no fueran abucheados y para bajar la intensidad de los gritos contra los hinchas visitantes.
Jugar sin p¨²blico o con aforos muy bajos durante la clasificaci¨®n a Qatar tranquiliz¨® la situaci¨®n, pero no evit¨® castigos por m¨¢s de 80.000 d¨®lares, que fueron mucho m¨¢s dr¨¢sticos en la Copa Libertadores, donde Colo Colo y la Universidad Cat¨®lica han sido multados severamente. En un partido contra Flamengo, la temporada pasada, la hinchada de la UC agredi¨® con bengalas y gritos a los visitantes, lo que gener¨® malestar en la dirigencia, que prometi¨® reestructuraci¨®n de su n¨²cleo ultra de aficionados, sin que se obtuvieran resultados concluyentes.
Sin ir muy lejos, esta semana al Audax Italiano logr¨® una de las mejores victorias de su historia frente al m¨ªtico Santos de Brasil en Rancagua. Hab¨ªa apenas 2.500 personas en las gradas, suficientes para proferir gritos racistas en contra de los jugadores rivales, que estamparon una denuncia que fue ingresada por el delegado en su informe, lo que sin duda implicar¨¢ sanciones.
Lo que deja en evidencia el tema de fondo: en las canchas chilenas el insulto racista es focalizado y denunciado cuando se juega la liga local, pero es incontrolable y vergonzoso cuando se trata de pleitos internacionales. La educaci¨®n no ha dado frutos y las sanciones tampoco, lo que mantiene el peligro latente, pese a que los p¨¦simos resultados deportivos y los aforos reducidos por sanciones mantienen el tema a raya. Por ahora.