Un paso hacia delante y dos para atr¨¢s
La perspectiva que da mirar en el largo plazo el progreso institucional del pa¨ªs y poner en contexto la cambiante y hasta ahora declinante performance fiscal, resalta la urgencia del llamado que han hecho el Consejo Fiscal Aut¨®nomo (CFA) y expertos de todos los colores
Corr¨ªa septiembre de 2000 y el Palacio de los Congresos de Praga se encontraba literalmente sitiado por miles de manifestantes antiglobalizaci¨®n en una de las protestas m¨¢s virulentas en contra del ¡°capitalismo financiero¡± que se tenga memoria. Los representantes gubernamentales y de la banca global presentes en aquella Cumbre Anual del FMI y el Banco Mundial debieron extremar las medidas de seguridad y cerrar sus jornadas de trabajo abandonando el moderno edificio de congresos escoltados, en medio de violentos disturbios que dejaron cientos de heridos, decenas de autos quemados y una ciudad seriamente trastornada por las manifestaciones.
En ese ambiente y a miles de kil¨®metros de distancia Nicol¨¢s Eyzaguirre, el entonces flamante ministro de Hacienda del gobierno concertacionista encabezado por Ricardo Lagos, explic¨® a la prensa chilena presente los alcances de un anuncio de pol¨ªtica (en este caso fiscal) que tendr¨ªa un significativo impacto macro para el pa¨ªs. Incubada por un equipo que tambi¨¦n integraban Mario Marcel y Rodrigo Vald¨¦s, el secretario de Estado explic¨® la arquitectura que tendr¨ªa el compromiso fiscal de esa administraci¨®n: la regla del Balance Estructural.
Tanto por su naturaleza, y mec¨¢nica como por la ambici¨®n trazada (alcanzar un super¨¢vit estructural anual del 1%), la definici¨®n gubernamental no s¨®lo representaba un cambio de paradigma de profundos alcances macro y pol¨ªticos, sino que ensambl¨® en el tejido institucional como un ancla adicional para las expectativas de los agentes econ¨®micos, al igual que lo es la pol¨ªtica de metas de inflaci¨®n en manos de un Banco Central aut¨®nomo.
Sus impactos positivos fueron profundos y se hicieron sentir a muy corto plazo. Menor dependencia de financiamiento externo, credibilidad internacional y menor percepci¨®n de riesgo pa¨ªs, potencial contrac¨ªclico y capacidad de generar reservas para los a?os de vacas flacas, entre otros. Una din¨¢mica virtuosa a la que, en 2006 y bajo la batuta de Andr¨¦s Velasco, Hacienda sumar¨ªa a la fortaleza fiscal la creaci¨®n de dos fondos soberanos (de Estabilizaci¨®n Econ¨®mica y Social, FEES, y de Reserva de Pensiones) como parte de la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Un cuarto de siglo despu¨¦s y en momentos en que la antiglobalizaci¨®n no se expresa en las calles, sino que en el discurso y las medidas proteccionistas de las principales econom¨ªas mundiales, la situaci¨®n fiscal del pa¨ªs tambi¨¦n luce distinta y no se condice con lo que la solidez de dichos dise?os institucionales pronosticaba y efectivamente produjo por unos a?os¡ Y no lo hace desde hace ya demasiado tiempo.
As¨ª lo puso nuevamente sobre el tapete el Consejo Fiscal Aut¨®nomo (CFA) en su cuenta anual 2023 de hace unos d¨ªas, cuando llam¨® la atenci¨®n de las autoridades sobre la importancia de dar cumplimiento ¡°riguroso¡± a las metas de balance estructural, las que deben tener como norte un balance de 0% del PIB desde 2027; exhort¨® a ¡°reconstruir¡± el FEES para contar con colchones fiscales ante futuras crisis; e inst¨® a hacerse cargo de la situaci¨®n de ¡°estr¨¦s¡± fiscal, resultado del aumento de la deuda p¨²blica iniciado a partir de la crisis de 2008, que se vio fuertemente acentuado durante la pandemia del Covid-19 y que seg¨²n las proyecciones oficiales no ceder¨ªa hasta 2028. Eso, entre otras recomendaciones que hizo el Consejo en materias metodol¨®gicas e institucionales que permitan asegurar sostenibilidad a partir de fuentes permanentes de ingresos.
Un somero repaso de cifras permite hacerse una idea del (mal) estado actual de cosas: Chile suma demasiados a?os sucesivos de d¨¦ficits estructurales generados en gobiernos de distinto signo; debe destinar millonarios montos al pago de intereses anuales por concepto de deuda p¨²blica (cosa que costar¨¢ revertir si no se da un cambio m¨¢s profundo en la percepci¨®n de riesgo pa¨ªs, que pas¨® de estable a negativa en el informe de Standard & Poor¡¯s conocido en octubre de 2023); una deuda que cerr¨® 2023 en US$ 125.000 millones de d¨®lares o un 39,4% del PIB, cuando hace una d¨¦cada totalizaba US$ 33.500 millones y era un 12,7% del PIB y que en 2005 enteraba US$ 7.000 millones y 3,9% del Producto, en una de las mejores ¡°fotos¡± en materia fiscal. En cuanto a los fondos soberanos, habr¨ªa que a?adir que la imagen no luce mejor y que el llamado a ¡°reconstruir¡± el FESS no es una exageraci¨®n, habida cuenta de que a valores de mercado de marzo este fondo suma US$ 5.400 millones, cuando a 2018 totalizaba m¨¢s de US$ 14.000 millones.
En una din¨¢mica donde los giros pueden ser de signo positivo o negativo (por ejemplo, en materia de precio de commodities), la perspectiva que da mirar en el largo plazo el progreso institucional del pa¨ªs y poner en contexto la cambiante y hasta ahora declinante performance fiscal, resalta la urgencia del llamado que han hecho el CFA y expertos de todos los colores. M¨¢s all¨¢ de los cambios en el margen que puedan lucir positivos en una perspectiva de dos o tres a?os (o menos malos que lo que se esperaba), la pregunta aun sin respuesta es si en esta desafiante dimensi¨®n macroecon¨®mica se dar¨¢n las condiciones para producir un cambio sustantivo, o ser¨¢ una m¨¢s de las ¨¢reas, como en pensiones y m¨¢s recientemente en la agenda laboral, entre otras, donde se seguir¨¢ en tablas o dando un paso hacia delante y dos para atr¨¢s.
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