?Qu¨¦ sabemos sobre el estallido social chileno?
El grupo protag¨®nico de los primeros d¨ªas del estallido fueron los ¡®vecinos¡¯, lo que sugiere un origen descentralizado del acontecimiento
Chile conmemora por estos d¨ªas cinco a?os de ocurrido el estallido social, un evento de caracter¨ªsticas volc¨¢nicas cuyo nombre proviene -con toda probabilidad- del movimiento mismo de la protesta: sin ir m¨¢s lejos, el 25 de octubre de 2019 tuvo lugar la manifestaci¨®n m¨¢s grande de la historia de Chile, con 1,2 millones de personas marchando por las calles de Santiago. Convencionalmente, se ha establecido que el estallido social se inici¨® el 18 de octubre de 2019, lo cual no es absolutamente correcto ya que existe evidencia cualitativa de movilizaciones m¨¢s tempranas y embrionarias d¨ªas antes (lo que explica el car¨¢cter ocioso de buscar una fecha originaria, pero tambi¨¦n de t¨¦rmino). Si bien ha habido intentos, desde el mundo de los intelectuales, de nombrar este acontecimiento de otra forma (¡°levantamiento¡±, ¡°asonada¡±, ¡°mot¨ªn¡±, ¡°rebeli¨®n¡± y un largo etc¨¦tera, todos ellos marcados por el sue?o de la emancipaci¨®n universal), el t¨¦rmino ¡°estallido¡± le viene como anillo al dedo a lo que es nombrado de esa forma. Este asunto de c¨®mo nombrar un ¡°acontecimiento¡± o ¡°fen¨®meno¡± no es balad¨ª, ya que buena parte de su entendimiento se ancla en la representaci¨®n social que es vehiculada por el nombre.
Dicho lo anterior,?es importante despejar dudas sobre varios aspectos de esta enorme protesta social. Gracias al observatorio de conflictos del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesi¨®n Social (COES) y a un libro de reciente publicaci¨®n, poseemos evidencia robusta tanto de la actividad contenciosa en Chile entre 2008 y 2020 como del estallido mismo (el que es abordado en el cap¨ªtulo 2). Para entender bien esta evidencia, es importante explicar brevemente la metodolog¨ªa que se utiliz¨® en este estudio. El observatorio de conflictos de COES registra cotidianamente los eventos contenciosos que han tenido lugar en todo Chile: se entiende por evento contencioso toda acci¨®n reivindicativa o protestataria que tiene lugar en la esfera p¨²blica (o extra-dom¨¦stica, si se prefiere). Para ello, el observatorio ordena en una base de datos que contiene alrededor de 80 variables todos los eventos contenciosos que fueron registrados por 5 medios de prensa escrita nacional y 13 peri¨®dicos regionales, lo que hace de esta base de datos un instrumento poderoso y sobresaliente a escala internacional. Sabemos de los sesgos editoriales que podr¨ªan estar orientando el registro de tales o cuales eventos contenciosos, pero no existe otra forma disponible de registro sistem¨¢tico: ni siquiera los registros administrativos (por ejemplo, policiales) son tan precisos, ya que no todo evento contencioso se traduce en la intervenci¨®n de la polic¨ªa. En lo que se refiere al estallido, sabemos que este no se inici¨®- contrariando las apariencias- en las evasiones del metro. Estas evasiones existieron, evidentemente, y tuvieron como principal virtud visibilizar un profundo descontento de los estudiantes de colegios y liceos con el alza del precio del metro (y, tras ¨¦l, con todo tipo de cosas relacionadas con el modelo de desarrollo chileno). El grupo protag¨®nico de los primeros d¨ªas del estallido fueron los ¡°vecinos¡±, lo que sugiere un origen descentralizado del acontecimiento.
Este hallazgo es relevante ya que descarta la hip¨®tesis conspiracionista de una acci¨®n colectiva que supuso alg¨²n tipo de dise?o estrat¨¦gico por enemigos poderosos: lo olvidamos, pero el propio expresidente Sebasti¨¢n Pi?era promovi¨® esta extra?a suposici¨®n, ya sea en su origen o en su temprana ejecuci¨®n.
En cualquier caso, la magnitud de la protesta no guarda ninguna relaci¨®n con lo que conoc¨ªamos en toda la historia de Chile. En el trabajo del observatorio se aprecia la brusca elevaci¨®n de la frecuencia de los eventos contenciosos medidos quincenalmente: la multiplicaci¨®n es espectacular y describe bien el car¨¢cter volc¨¢nico de lo que estaba sucediendo.
De modo m¨¢s aproximativo, sabemos que el estallido social no siempre dio lugar a acciones colectivas con muchos participantes, lo que no impidi¨® que sus distintos episodios tuvieran un gran eco en los medios masivos de comunicaci¨®n.
Ser¨ªa f¨¢cil continuar entregando datos sobre los tipos de repertorios de acci¨®n colectiva que fueron utilizados (pac¨ªficos, disruptivos, violentos) y sobre los efectos en las personas (muertos y heridos): en ambos casos (especialmente el ¨²ltimo), la evidencia es imperfecta y requiere ser complementada por datos hospitalarios y judiciales.
Este es el trasfondo contra el cual se han emitido todo tipo de juicios sobre el estallido social, generalmente ignorando los datos (en este caso sistem¨¢ticos) con el fin de instalar alg¨²n tipo de definici¨®n potencialmente dominante de lo que este acontecimiento quiso decir (desde un momento epif¨¢nico hasta la tesis de derechas del ¡°estallido delincuencial¡±). El debate sobre lo que fue el estallido social est¨¢ muy lejos de terminar: ¨²ltimamente, la lucha por el sentido del estallido se ha trasladado a las batallas entre documentales, desde Oasis hasta Revoluci¨®n rechazada, el fracaso del estallido de 2019.
Una historia distinta es lo que vino a continuaci¨®n del estallido social: un doble proceso de cambio constitucional que termin¨® en el m¨¢s rotundo de los fracasos.