La fauna gana terreno ante el repliegue humano por el coronavirus
Expertos prev¨¦n un efecto positivo en especies protegidas como el quebrantahuesos, ¨¢guilas o el lobo?debido al confinamiento
Jabal¨ªes en ciudades catalanas, pavos reales en Madrid, una foca en San Sebasti¨¢n o cabras montesas en la plaza de Chinchilla (Albacete). En las redes sociales han destacado en los ¨²ltimos d¨ªas v¨ªdeos de animales salvajes adentr¨¢ndose en espacios urbanos. Las calles, tambi¨¦n el campo y las zonas m¨¢s monta?osas, se han vaciado desde que se decret¨® el estado de alerta el 14 de marzo. Los expertos afirman que las medidas de confinamiento facilitan la expansi¨®n de los animales, pero a?aden que estas im¨¢genes ya se produc¨ªan anteriormente con cierta regularidad. La diferencia es que el nuevo escenario se ha convertido en una oportunidad ¨²nica para observar c¨®mo evoluciona la fauna silvestre con la presencia del ser humano reducida al m¨ªnimo. ¡°Si hasta ahora formul¨¢bamos hip¨®tesis, este a?o podremos estudiarlo sobre el terreno¡±, explica Gerardo Baguena, presidente de la Fundaci¨®n para la Conservaci¨®n del Quebrantahuesos. Baguena avanza que ya han detectado aspectos positivos para esta especie en peligro de extinci¨®n: ¡°No hay escaladores, ni vuelos en parapente, ni helic¨®pteros, ni nada. Solo en el Pirineo Central estimamos que tendremos un r¨¦cord, en 25 a?os de monitoreo, de pollos que levantan el vuelo. De 22 esperamos pasar a 30¡±.
¡°Si desaparecemos de un lugar, los animales ocupan ese espacio, aunque se retiren cuando volvamos¡±, comenta ?ngel M. S¨¢nchez, director del Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo Ib¨¦rico. S¨¢nchez recibe informaci¨®n de que el lobo est¨¢ accediendo a ¨¢reas verdes frecuentadas por los humanos. ¡°Esperamos que tengan un mayor ¨¦xito de reproducci¨®n porque tienen menos molestias¡±. En Almer¨ªa, el director de la asociaci¨®n ecologista Serbal, Emilio Gonz¨¢lez, cree que este periodo puede ayudar a la repoblaci¨®n del gato mont¨¦s o del ¨¢guila perdicera. Gonz¨¢lez alerta, al mismo tiempo, de que se pueden producir efectos adversos como ocurri¨® con la crisis econ¨®mica de 2008, que provoc¨® un aumento del desempleo en la regi¨®n. La gente ten¨ªa m¨¢s tiempo libre y se dio un incremento de la caza de la perdiz, lo que diezm¨® el n¨²mero de ¨¢guilas.
Los expertos advierten de que es demasiado pronto para extraer conclusiones, pero coinciden en que ¡°lo que est¨¢ sucediendo tiene un efecto bals¨¢mico¡±, afirma Roberto Hartas¨¢nchez, presidente del Fondo para la Protecci¨®n de Animales Salvajes (FAPAS). Muy comprometido con la poblaci¨®n occidental de oso pardo, Hartas¨¢nchez sostiene que ¡°por primera vez estamos teniendo una absoluta tranquilidad en zonas de fauna protegida¡±. Al mismo tiempo, asegura tener constancia de la actuaci¨®n de furtivos en Asturias porque los servicios de vigilancia forestal est¨¢n bajo m¨ªnimos.
¡°No hay escaladores, ni vuelos en parapente, ni helic¨®pteros, ni nada"
El presidente de la Fundaci¨®n Oso Pardo, Guillermo Palomero, modera el optimismo en lo que respecta al plant¨ªgrado. ¡°Tres o cuatro meses son poco tiempo para estudiar cambios en el comportamiento de los animales. Adem¨¢s, la actividad ganadera contin¨²a¡±. El pasado martes se hizo viral un v¨ªdeo de un oso joven paseando de noche por una calle de Ventanueva (Asturias). Palomero resalta que estas situaciones no son habituales pero tampoco raras, aunque concede que s¨ª est¨¢n alerta ante la posibilidad de que otros ejemplares j¨®venes se acerquen a n¨²cleos urbanos donde los contenedores de la basura se dejan abiertos o no se est¨¦n recogiendo con regularidad.
En el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, uno de los m¨¢s concurridos de Espa?a, no hay ruido, ni gente, ni pasan aviones, destacan desde el centro de interpretaci¨®n situado en Pe?alara. ¡°Seguro que el estr¨¦s del medio ha mejorado much¨ªsimo, adem¨¢s de que el suelo no se pisotea y eso es fundamental para que crezcan las plantas y favorecer¨¢ a los polinizadores¡±, explican. La tranquilidad se refleja en un vis¨®n americano ¨Cuna especie invasora¨C que ahora, sin visitantes, se acerca a las charcas del centro de investigaci¨®n sin ning¨²n miedo y en los corzos que campan a sus anchas.
Ernesto ?lvarez, presidente de GREFA (Grupo de Rehabilitaci¨®n de la Fauna Aut¨®ctona y su H¨¢bitat), confirma que ¡°el simple senderismo, las bicicletas, o personas entrenando, todo ha desparecido¡±. ¡°Esto hace que estemos viendo en el campo m¨¢s parejas de aves de presa, must¨¦lidos, mam¨ªferos en general o herb¨ªvoros¡±. Como ejemplo pone el ¨¢guila de Bonelli o perdicera: ¡°Creemos que los pollos de las cinco o seis parejas que cr¨ªan en Madrid, en las zonas rurales, van a tener m¨¢s posibilidades de salir adelante¡±. Sobre todo una de las parejas que ha decidido criar en la copa de un ¨¢rbol singular muy concurrido. ¡°Hab¨ªamos tenido que acotar el espacio, adem¨¢s de tener vigilancia. Ahora todo eso se ha simplificado y est¨¢n tranquilos, empollando¡±.
Los expertos advierten de que es demasiado pronto para extraer conclusiones, pero coinciden en que ¡°lo que est¨¢ sucediendo tiene un efecto bals¨¢mico¡±
La organizaci¨®n ecologista WWF todav¨ªa no ha podido analizar cambios en los h¨¢bitos de las especies que monitorizan, como el lince ib¨¦rico, o en fauna marina. Manuel Bou, investigador del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa, apunta que los efectos de la reducci¨®n del tr¨¢fico mar¨ªtimo se podr¨¢n ver en el futuro, aunque descarta que el ruido submarino ¡°disminuya considerablemente¡± porque el transporte de mercanc¨ªas contin¨²a. WWF baraja la hip¨®tesis de que el buitre leonado en Montejo de la Vega (Segovia), donde tiene un proyecto para esta especie amenazada, se vea beneficiado por la reducci¨®n de la presencia humana, pero tambi¨¦n prev¨¦ que le perjudique que los restaurantes de la regi¨®n hayan cerrado y haya menos carro?a para alimentarlos. Para WWF es un interrogante los posibles cambios que puedan producirse en los h¨¢bitos del lince ib¨¦rico. Javier Salcedo, coordinador en Andaluc¨ªa del Proyecto Life para el lince, no cree que haya grandes variaciones, porque ya habita en ¨¢reas poco pobladas y porque la agricultura y ganader¨ªa contin¨²an activas.
¡°La gente est¨¢ descubriendo que en la ciudad viven animales¡±
¡°La gente est¨¢ descubriendo que en la ciudad viven animales¡±, explica Elena Moreno, de la asociaci¨®n conservacionista de Sevilla Ecourbe. Esta organizaci¨®n ha iniciado un proyecto de colaboraci¨®n ciudadana en el que ya participan 70 personas, para que aporten fotograf¨ªas y grabaciones de aves que observen durante la cuarentena. Moreno pone como ejemplo el ¨¢nade real, un pato que habita en lagunas y que ha sido visto en jardines y rotondas de Sevilla. Tambi¨¦n quieren determinar si cambia el comportamiento de especies dependientes del ser humano, como el gorri¨®n, y si la mayor intensidad del canto de p¨¢jaros que detectan se debe a la reducci¨®n dr¨¢stica de la contaminaci¨®n ac¨²stica.
¡°Los animales no distinguen entre naturaleza y medio urbano, a la m¨ªnima que se abre una ventana, van a aprovechar para explorar¡±, dice Alejandro Mart¨ªnez Abra¨ªn, profesor de Ecolog¨ªa en la Universidade da Coru?a. Un proceso que lleva gest¨¢ndose d¨¦cadas, ¡°desde que se comenz¨® a abandonar el campo¡±. Abra¨ªn valora que las especies se aproximan cada vez m¨¢s al n¨²cleo urbano buscando recursos que en muchos casos se desperdician y que para ellos son una fuente de alimentos.
¡°La fauna ya est¨¢ aqu¨ª, otra cosa es que la veamos¡±, corrobora Francisco Garc¨ªa, del Grupo de Seguimiento de la Biodiversidad de la Universidad Complutense, que est¨¢ pasando el confinamiento con un telescopio instalado en la terraza. Vive en Madrid, cerca de la Casa de Campo, y eso le est¨¢ permitiendo observar el paso de gavilanes, un azor, ¨¢guilas calzadas, cormoranes y ver c¨®mo el cern¨ªcalo vulgar que anida en el macetero de debajo de su dormitorio se come una paloma en el balc¨®n de enfrente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.