?Cu¨¢ndo vendr¨¢n? Porque vendr¨¢n, seguro
La paradoja de Fermi puede tener su explicaci¨®n en eventos astron¨®micos que sabemos que ocurren y ocurrir¨¢n en el futuro. La ¨²nica cuesti¨®n es cu¨¢ndo
El ser humano lleva siglos pregunt¨¢ndose acerca de la existencia de vida inteligente en otros lugares de nuestra Galaxia. Este inter¨¦s, quiz¨¢ deseo, de saber que no estamos solos se pone de manifiesto en la gran cantidad de obras cinematogr¨¢ficas de ¨¦xito que giran en torno al tema. De hecho, la mitad de las veinte pel¨ªculas m¨¢s taquilleras de todos los tiempos est¨¢n basadas en la premisa de que los alien¨ªgenas existen.
Es l¨®gico pensar que no estamos solos en el universo. Basta con mirar al cielo una noche oscura para ver, a simple vista, miles de estrellas como la nuestra que, adem¨¢s, solo representan una m¨ªnima fracci¨®n de las, aproximadamente 250.000 millones de estrellas que contiene la V¨ªa L¨¢ctea. Hace apenas 25 a?os todav¨ªa pod¨ªamos preguntarnos si la nuestra, por alg¨²n motivo, era especial, la ¨²nica albergando planetas. Sin embargo, desde el descubrimiento del primer planeta extrasolar en el a?o 1995, se ha confirmado la existencia de 4.296 planetas y 3.188 sistemas planetarios. De hecho, hoy sabemos que las estrellas especiales son aquellas que no albergan planetas.
La mayor parte de las estrellas de nuestra Galaxia son considerablemente m¨¢s viejas que nuestro Sol que, con una edad de 4500 millones de a?os, est¨¢ atravesando el meridiano de su vida. Nuestro planeta se form¨® en la misma ¨¦poca, pero no fue pisada por nuestra especie hasta mucho despu¨¦s. Los restos m¨¢s antiguos de Homo sapiens tienen tan solo 350.000 a?os y, en este per¨ªodo tan corto de tiempo, el ser humano ha pasado de perseguir el fuego a construir sondas espaciales que, como New Horizons, es capaz de traspasar los l¨ªmites de nuestro Sistema Solar.
Esto nos lleva a plantearnos: si pese a la relativa juventud de nuestro planeta nuestra especie ha desarrollado tecnolog¨ªa capaz de recorrer una distancia de 5.500 millones de kil¨®metros, como la que separa a Plut¨®n de la Tierra, deber¨ªan existir civilizaciones con la capacidad suficiente, no solo de escapar sus sistemas planetarios, sino de colonizar la galaxia entera.
Sabiendo que existen planetas de mucha edad, nos queda la alternativa de que las civilizaciones no puedan sobrevivir en ellos mucho tiempo
Sin embargo, no tenemos ninguna evidencia de la existencia de otras civilizaciones extraterrestres. Llevamos medio siglo buscando se?ales sin ning¨²n resultado. Esta tensi¨®n entre la alta probabilidad de no estar solos en el universo y la ausencia de cualquier rastro de vida se conoce como la paradoja de Fermi, en honor a Enrico Fermi que, ya en 1950, se plante¨® esta pregunta.
Una posible soluci¨®n a esta paradoja es que las premisas sean err¨®neas. En concreto, la premisa de que existan civilizaciones mucho m¨¢s antiguas que la nuestra. Sabiendo que existen planetas de mucha edad, nos queda la alternativa de que las civilizaciones no puedan sobrevivir en ellos mucho tiempo. Esto, en principio, podr¨ªa ser debido a una autodestrucci¨®n (el desarrollo podr¨ªa estar ligado de manera inevitable a una destrucci¨®n de los recursos naturales), pero tambi¨¦n puede estar ligados a fen¨®menos astrof¨ªsicos.
Una primera amenaza externa a nuestra civilizaci¨®n es que la Tierra sea golpeada por un asteroide o cometa. En 1994 observamos c¨®mo la colisi¨®n del cometa Shoemaker-Levi con J¨²piter produjo una serie de bolas de fuego enormes. Se cree que la colisi¨®n de un cuerpo bastante m¨¢s peque?o con la Tierra, hace unos 65 millones de a?os, desencaden¨® la extinci¨®n de los dinosaurios. Algunos peque?os mam¨ªferos primitivos sobrevivieron, pero cualquier organismo del tama?o de un ser humano habr¨ªa sido aniquilado casi con seguridad. La mayor parte de los cometas que se acercan a la Tierra tienen su origen en la nube de Oort, una gigantesca esfera que podr¨ªa albergar entre uno y cien billones de objetos de masas que pueden llegar hasta cinco veces la de la Tierra. Los objetos de la nube de Oort exterior se encuentran muy poco ligados gravitacionalmente al Sol y esto hace que perturbaciones debidas al paso de otras estrellas o nubes de gas de nuestra galaxia puedan afectarlos y provocar que salgan despedidos hacia el sistema solar interior.
Ahora mismo el paso de una estrella cerca del Sistema Solar es poco probable, ya que nuestro planeta se encuentra en una regi¨®n con pocas estrellas, en el exterior de la galaxia, justo entre dos brazos espirales que son regiones con mayor densidad. Sin embargo, nuestra posici¨®n en esta zona tranquila de la galaxia no siempre ha sido ni ser¨¢ as¨ª. En particular, se estima que nuestro Sistema Solar se encuentra con un brazo espiral cada 100 millones de a?os aproximadamente. Cuando esto pase, tendremos muchas estrellas pasando a distancias relativamente cercanas, que ¡°empujar¨¢n¡± cientos de miles de objetos procedentes de la nube de Oort hacia el centro del Sistema Solar. Es suficiente que uno de ellos impacte en nuestro planeta para acabar con nuestra civilizaci¨®n.
Por otro lado, en los brazos espirales es donde nacen y mueren la mayor parte de las estrellas de nuestra galaxia. Las estrellas de mayor masa mueren en impresionantes explosiones, llamadas supernovas, liberando una enorme cantidad de energ¨ªa. Una sola explosi¨®n de supernova libera billones de billones de billones de veces m¨¢s energ¨ªa que el arma nuclear m¨¢s potente jam¨¢s construida por el ser humano. Pues bien, en nuestra Galaxia una de estas explosiones tiene lugar, en promedio, cada diez a?os. Cierto, la mayor parte de los lectores llevan m¨¢s de diez a?os en el planeta, pero claro, nuestra Galaxia es muy grande y cuando una supernova explota en el otro extremo no sentimos sus efectos. Con unos c¨¢lculos sencillos, podemos estimar que la distancia a la que tendr¨ªa que explotar una supernova para destruirnos es de, aproximadamente, 30 a?os-luz. Podemos contar hasta 100 estrellas que, en la actualidad, se encuentran a esta distancia aunque, respiren tranquilos, ninguna de ellas acabar¨¢ sus d¨ªas como supernova, ya que solo las estrellas de m¨¢s masa lo hacen. Sin embargo, cuando la Tierra se acerque a un brazo espiral, este n¨²mero se incrementar¨¢ enormemente.
Estos eventos son inevitables y sabemos que suceder¨¢n. De hecho, hace aproximadamente 10 millones de a?os una supernova explot¨® cerca de la tierra, a unos 100 a?os-luz. Podemos ver is¨®topos radioactivos en el fondo del oc¨¦ano que, claramente, proceden de esta explosi¨®n. Si esta supernova hubiese estado a una distancia tan solo tres veces menor de nuestro planeta, hubiese destruido su atm¨®sfera y, junto con ella, la vida en ¨¦l.
Estos son solo algunos de los peligros a los que se expone cualquier planeta de nuestra galaxia as¨ª que, cuando lleguen, no les recordemos que lo hacen tarde y d¨¦mosles, en su lugar, una gran bienvenida.
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA)
Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez es profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo.
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