El hombre que llen¨® Espa?a de pistachos
Un investigador, Jos¨¦ Francisco Couceiro, es el principal responsable de que el paisaje espa?ol haya cambiado: uno de cada 700 kil¨®metros cuadrados ya est¨¢ cubierto por pistacheros
Un nuevo paisaje se repite una y otra vez por los pueblos de Espa?a. Donde antes, quiz¨¢ de toda la vida, hab¨ªa vi?edos, olivares o cereales, ahora a menudo hay pistacheros. Uno de cada 700 kil¨®metros cuadrados de la superficie espa?ola ya est¨¢ cubierto por este ¨¢rbol asi¨¢tico, una ex¨®tica especie de largas ramas con hojas que se tornan rojas en oto?o. El ingeniero agr¨®nomo Jos¨¦ Francisco Couceiro, de 65 a?os, es el principal responsable de que Espa?a se haya llenado de pistacheros. ¡°Este l¨ªo lo empec¨¦ yo¡±, piensa cuando pasea por el campo. Dec¨ªa el escritor Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n que el ...
Un nuevo paisaje se repite una y otra vez por los pueblos de Espa?a. Donde antes, quiz¨¢ de toda la vida, hab¨ªa vi?edos, olivares o cereales, ahora a menudo hay pistacheros. Uno de cada 700 kil¨®metros cuadrados de la superficie espa?ola ya est¨¢ cubierto por este ¨¢rbol asi¨¢tico, una ex¨®tica especie de largas ramas con hojas que se tornan rojas en oto?o. El ingeniero agr¨®nomo Jos¨¦ Francisco Couceiro, de 65 a?os, es el principal responsable de que Espa?a se haya llenado de pistacheros. ¡°Este l¨ªo lo empec¨¦ yo¡±, piensa cuando pasea por el campo. Dec¨ªa el escritor Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n que el paisaje da lugar a la lengua de sus habitantes y que ese lenguaje es el alma colectiva de los pueblos. Si es cierto, el alma espa?ola est¨¢ cambiando.
A la sombra de un pistachero enorme a las afueras de Ciudad Real, Couceiro recuerda el d¨ªa de 1987 en el que un coche lleno de ingenieros agr¨®nomos fren¨® en este mismo sitio. ?l ten¨ªa 29 a?os y acababa de plantar este ¨¢rbol, en una finca experimental del Centro de Investigaci¨®n Agroambiental El Chaparrillo. El conductor baj¨® la ventanilla y pregunt¨®: ¡°?Qu¨¦ est¨¢n plantando aqu¨ª?¡±. Pistacheros, le respondi¨® desde dentro otro de los pasajeros. ¡°?Menuda gilipollez!¡±, espet¨® el conductor a carcajadas, antes de reemprender la marcha. Couceiro rememora la an¨¦cdota con una sonrisa triunfal. Dentro de dos meses se jubilar¨¢, dejando, seg¨²n calcula, unas 70.000 hect¨¢reas plantadas en Espa?a bajo su impulso, una superficie en la que cabr¨ªa todo Singapur. Es m¨¢s que un bum: las hect¨¢reas se han multiplicado casi por 16 en la ¨²ltima d¨¦cada.
Couceiro, por entonces un joven reci¨¦n contratado en El Chaparrillo, recibi¨® en 1986 el encargo de buscar alternativas a los cultivos tradicionales de Castilla-La Mancha. ¡°El primer a?o me dediqu¨¦ a enviar cartas a todas partes¡±, recuerda. El investigador muestra una carpetilla con las ins¨®litas respuestas que obtuvo. Son misivas llegadas a Ciudad Real desde el Ir¨¢n del ayatol¨¢ Jomeini, el Irak de Sadam Huse¨ªn, la Siria de Hafez el Asad. Couceiro, en un ingl¨¦s b¨¢sico, ped¨ªa informaci¨®n sobre cultivos a colegas desconocidos de pa¨ªses con climas similares. A veces, adem¨¢s de amables contestaciones por escrito, recib¨ªa yemas de pistacheros envueltas en papel mojado. ¡°Cuando los injertos funcionaban, hac¨ªamos una fiesta¡±, recuerda.
Durante una d¨¦cada trabaj¨® ¡°en soledad y en silencio¡± en este p¨¢ramo de Ciudad Real. ¡°Era totalmente quijotesco. Yo estuve diez a?os solo, absolutamente solo, aqu¨ª con el pistacho¡±, relata. El ingeniero y su reducido equipo, tras muchos experimentos fallidos, llegaron a una f¨®rmula m¨¢gica: utilizar el tronco de un ¨¢rbol aut¨®ctono, la cornicabra, para injertar en ¨¦l las variedades m¨¢s exitosas de Ir¨¢n. Esos troncos espa?oles con ramas iran¨ªes pueden producir hasta una tonelada de pistachos por hect¨¢rea de secano al a?o, una cantidad valorada en unos 6.000 euros al precio de la ¨²ltima cosecha. Son m¨¢rgenes de beneficio inauditos.
Cuando Couceiro comenz¨® a promover el pistacho, los agricultores eran muy esc¨¦pticos. El viticultor Ladislao L¨®pez empez¨® a trabajar en El Chaparrillo en 1993 y recuerda su estupor al ver los cultivos del ingeniero: ¡°Pens¨¦ que estaba loco. Yo no hab¨ªa visto un pistacho en mi vida¡±. En aquellos primeros a?os, este centro p¨²blico de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha decidi¨® regalar yemas de las variedades iran¨ªes de pistacheros a todo el que las quisiera. Muchos de los valientes que dieron el salto se hicieron de oro. Ahora, lamenta Couceiro, la instituci¨®n p¨²blica est¨¢ en un segundo plano y un pu?ado de grandes empresas ha tomado las riendas del sector.
Los fondos de inversi¨®n han desembarcado en la agricultura. En el pueblo toledano de Malpica de Tajo, la sociedad portuguesa Treemond Holding, asesorada por el banco de inversi¨®n GBS Finance, compr¨® hace dos a?os 1.000 hect¨¢reas de vi?edos al Grupo Osborne para arrancar las vides y plantar pistacheros. ¡°Muchos futbolistas¡±, afirma Couceiro, est¨¢n invirtiendo en este fruto seco. Uno de ellos, Gabi Fern¨¢ndez, exjugador del Atl¨¦tico de Madrid, lo ha dicho p¨²blicamente. El banco castellanomanchego Globalcaja proclama desde hace a?os que el pistacho es ¡°el nuevo oro verde¡±.
Sin embargo, Couceiro vaticina un desastre. ?l sigue recomendando el ¨¢rbol aut¨®ctono de la cornicabra ¡ªtambi¨¦n llamado quemaculo o emborrachacabras¡ª como tronco en el que injertar las ramas de los pistacheros iran¨ªes. Sin embargo, las grandes fincas de los fondos de inversi¨®n est¨¢n copiando el modelo ultraintensivo de California, donde se utiliza como base un ¨¢rbol de fr¨ªo nombre, el UCB-1, denominado as¨ª por las siglas de la instituci¨®n estadounidense que lo cre¨® mediante hibridaciones: la Universidad de California en Berkeley. Son ¨¢rboles que crecen mucho y muy r¨¢pido pero, en los poco profundos suelos espa?oles, sus ra¨ªces se extienden hacia los lados y compiten entre s¨ª. ¡°Es como si tenemos un granizado de lim¨®n y chupamos de ¨¦l 10 personas. Imag¨ªnate a cu¨¢nto tocamos¡±, ilustra Couceiro. ¡°La ambici¨®n es buena. La codicia es mala¡±, sentencia.
El investigador predice ¡°un arranque masivo¡± en los pr¨®ximos cinco o diez a?os, de un tercio o incluso la mitad de las 70.000 hect¨¢reas actuales. Muchos ¨¢rboles, argumenta, se han escogido mal o se han plantado en regiones inadecuadas. Couceiro subraya que los pistacheros necesitan veranos muy calurosos, inviernos fr¨ªos y un ambiente muy seco, como ocurre en Castilla-La Mancha y en el interior de Andaluc¨ªa. ¡°La humedad es un veneno para el pistacho, pero a los agricultores se les est¨¢ diciendo que los pistacheros se pueden poner en todas partes¡±, alerta el ingeniero, adscrito al Instituto Regional de Investigaci¨®n y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha. ¡°?Hay plantaciones de pistacho hasta en Galicia y en El Bierzo!¡±, exclama Couceiro, que naci¨® en el municipio leon¨¦s de Cacabelos.
Los pistacheros son lentos, tardan unos seis a?os en dar su primera cosecha importante, as¨ª que los errores en la plantaci¨®n se identifican cuando ya es demasiado tarde. Es una bomba de relojer¨ªa. ¡°El UCB-1 y la cornicabra son como un dinosaurio y una vaca. ?Qui¨¦n se va a morir antes? ?El dinosaurio o la vaca? El dinosaurio, porque necesita cinco o diez veces m¨¢s que la vaca¡±, razona Couceiro. California, con suelos m¨¢s profundos, un clima ¨®ptimo y un uso ingente de abonos y fitosanitarios, puede mantener m¨¢s f¨¢cilmente a estos dinosaurios vegetales. Sin alimento suficiente, sin embargo, estos ¨¢rboles tan vigorosos producen pistachos cerrados. Si el agricultor comete un error, se percata cuando ya ha perdido 10 a?os.
Hubo un cient¨ªfico en Espa?a que apost¨® por el pistacho incluso antes que Couceiro: el ingeniero agr¨®nomo Francisco Vargas, que hoy tiene 77 a?os y est¨¢ jubilado. Vargas plant¨® el primer pistachero en 1975 en una finca de Tarragona del Instituto de Investigaci¨®n y Tecnolog¨ªa Agroalimentarias de Catalu?a. Vargas recuerda ahora por tel¨¦fono que las primeras plantaciones fueron ¡°un desastre¡± y sus jefes decidieron pronto apostar por la almendra, con mucho ¨¦xito. Las variedades de almendro creadas por Vargas se han vendido por millones. ¡°En Castilla-La Mancha, Couceiro y sus compa?eros se lanzaron a por el pistacho y son los que lo han expandido enormemente¡±, aplaude Vargas.
Sentado entre torres y torres de papeles en su laboratorio, Couceiro habla con hast¨ªo, a dos meses de su jubilaci¨®n. ¡°Para m¨ª, el 1 de diciembre se acab¨® el pistacho para siempre. Y cuando digo para siempre es para siempre. No quiero saber nada m¨¢s del pistacho. Veo que esto se va al garete¡±, lamenta. Al terminar la jornada laboral, Couceiro va en coche a recoger a su esposa, la tambi¨¦n ingeniera agr¨®noma Marina Rodr¨ªguez de Francisco, a la salida de su trabajo. Juntos elaboraron el cap¨ªtulo dedicado a recetas de cocina en la monumental obra El cultivo del pistacho (Mundi-Prensa, 2013), coordinada por Couceiro. El libro, de m¨¢s de 700 p¨¢ginas, ense?a a preparar ensaladas de pistacho, croquetas de pistacho, espaguetis con pistachos, calamares rellenos de pistachos, cazuela de cordero con pistachos, helados de pistacho. ¡°Estuvimos cuatro meses comiendo pistachos¡±, recuerda el ingeniero entre risas.
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