Playas abarrotadas en la Ant¨¢rtida: el efecto TikTok llena de turistas el mundo de los ping¨¹inos
Las chocantes im¨¢genes de aglomeraciones hacen que los pa¨ªses del Tratado Ant¨¢rtico se planteen una tasa para los visitantes, atra¨ªdos por las redes sociales
La escena es desconcertante. Tres militares espa?oles y dos periodistas de EL PA?S, ataviados con aparatosos trajes de protecci¨®n impermeables, llegan en z¨®diac a Caleta P¨¦ndulo, una playa con fumarolas procedentes de un volc¨¢n activo que sobresale en el oc¨¦ano Ant¨¢rtico y forma la remota isla Decepci¨®n. El hostil paraje, a tempera...
La escena es desconcertante. Tres militares espa?oles y dos periodistas de EL PA?S, ataviados con aparatosos trajes de protecci¨®n impermeables, llegan en z¨®diac a Caleta P¨¦ndulo, una playa con fumarolas procedentes de un volc¨¢n activo que sobresale en el oc¨¦ano Ant¨¢rtico y forma la remota isla Decepci¨®n. El hostil paraje, a temperaturas bajo cero pero con aguas termales, est¨¢ lleno de turistas, como si fuera Benidorm. Sus tel¨¦fonos m¨®viles graban v¨ªdeos verticales y los visitantes adoptan las poses t¨ªpicas de Instagram y TikTok. Fondeado frente a la costa est¨¢ el crucero de lujo Roald Amundsen ¡ªreci¨¦n comprado por un consorcio de fondos de inversi¨®n de Londres y Nueva York¡ª con unos 500 viajeros que han pagado unos 20.000 euros cada uno. Detr¨¢s de ese barco llega otro. Y, despu¨¦s, otro. El turismo masivo, que colapsa pueblos y ciudades de todo el mundo, tambi¨¦n ha alcanzado el ¨²ltimo continente virgen del planeta.
El bi¨®logo Antonio Quesada, responsable del Comit¨¦ Polar Espa?ol, camina otro d¨ªa de febrero entre las estremecedoras ruinas de una estaci¨®n ballenera, construida en 1911 por una empresa noruega y abandonada en 1931, tras el desplome del precio del aceite de ballena que se usaba como combustible para la iluminaci¨®n. El lugar, desolador, es una especie de Chern¨®bil ant¨¢rtico. La bah¨ªa todav¨ªa est¨¢ repleta de descomunales huesos de ballena. Y en la playa permanecen las desvencijadas barracas de los balleneros, los monumentales dep¨®sitos met¨¢licos para la grasa y los restos de un cementerio con 35 tumbas. Reino Unido aprovech¨® estos refugios vac¨ªos para establecer una base cient¨ªfica, pero una erupci¨®n volc¨¢nica arras¨® las instalaciones en 1969 y provoc¨® la huida de los investigadores. La ins¨®lita isla Decepci¨®n es ahora uno de los enclaves m¨¢s visitados de la Ant¨¢rtida, y precisamente aqu¨ª se encuentra desde 1989 la base espa?ola Gabriel de Castilla, del Ej¨¦rcito de Tierra. Quesada resopla ante el en¨¦simo crucero.
¡°El turismo es un fen¨®meno bastante reciente. Hace 20 a?os visitaban la Ant¨¢rtida menos de 20.000 personas anualmente, pero el a?o pasado se registraron unos 125.000 turistas. Parece poco para un continente completo, con un tama?o 26 veces el de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, pero la mayor parte de los turistas viene a los mismos sitios¡±, advierte Quesada, mientras a su espalda una hilera de siluetas fantasmag¨®ricas recorre bajo la nieve la estaci¨®n ballenera devastada por el volc¨¢n. Los turistas se sorprenden ante la presencia de los militares y los cient¨ªficos espa?oles, alojados durante el verano ant¨¢rtico al otro lado de la bah¨ªa, en la base Gabriel de Castilla. ¡°?Pero viv¨ªs aqu¨ª?¡±, exclama otro d¨ªa una mujer estadounidense que acaba de bajar del crucero Silver Cloud ¡ªcon bandera de Bahamas¡ª y pasea entre ping¨¹inos y lobos marinos.
La ge¨®grafa australiana Anne Hardy ya habla de un efecto TikTok, con cientos de millones de usuarios de redes sociales atra¨ªdos por multitud de v¨ªdeos fr¨ªvolos de turistas en enclaves ant¨¢rticos: bailando con pinchadiscos entre icebergs, picando hielo para hacerse unas copas, ba?¨¢ndose disfrazados de ping¨¹ino, caminando sobre la cama de un crucero con vistas asombrosas. En la Ant¨¢rtida ya es posible correr un marat¨®n, remar en piragua, subir su pico m¨¢s alto por unos 50.000 euros y hasta participar en fiestas er¨®ticas. Y los sat¨¦lites Starlink del magnate Elon Musk permiten compartir los v¨ªdeos en tiempo real, desde un continente antes desconectado del resto del planeta. Hardy, de la Universidad de Tasmania, sostiene que este efecto TikTok est¨¢ disparando el turismo y promoviendo ¡°conductas inapropiadas que pueden introducir especies invasoras o da?ar el ecosistema ant¨¢rtico¡±. Los visitantes han aumentado un 16% en apenas un a?o.
La Ant¨¢rtida es un continente te¨®ricamente protegido como reserva natural y consagrado a la investigaci¨®n cient¨ªfica. Un acuerdo internacional, el Tratado Ant¨¢rtico, solo permite dos actividades econ¨®micas: la pesca, con unas normas muy estrictas; y el turismo, que todav¨ªa no est¨¢ regulado. Espa?a, con dos bases, es uno de los 29 pa¨ªses con derecho a voto en el Tratado Ant¨¢rtico. Quesada se sienta en la mesa en la que se toman las decisiones. ¡°Ahora mismo estamos intentando regular el turismo. Una de las opciones podr¨ªa ser que los turistas contribuyeran con una peque?a cantidad de dinero a conservar la Ant¨¢rtida¡±, expone. Esta hipot¨¦tica tasa se podr¨ªa materializar en la pr¨®xima reuni¨®n del Tratado en junio.
El ocean¨®grafo Antonio Tovar se top¨® con otra escena surrealista el 29 de enero. Fue a recoger muestras de agua frente a la estaci¨®n ballenera abandonada y se encontr¨® con un centenar de personas en ba?ador o bikini, haci¨¦ndose v¨ªdeos verticales compulsivamente entre las fumarolas, con el crucero holand¨¦s Hondius fondeado frente a la costa. ¡°Que haya tantos turistas ba?¨¢ndose y, presumiblemente, liberando una gran cantidad de cremas solares supone un riesgo evidente para el ecosistema¡±, explica Tovar a bordo del Sarmiento de Gamboa, un buque del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) que participa en la campa?a espa?ola en la Ant¨¢rtida.
El experto est¨¢ realizando un sencillo experimento en la cubierta del barco. En una quincena de bolsas transparentes tiene agua de mar con diferentes concentraciones de cremas solares y con kril, un diminuto crust¨¢ceo, parecido a un camar¨®n, que es vital para la alimentaci¨®n de las ballenas, las focas y los ping¨¹inos. Con las dosis m¨¢s altas de potingue, da la impresi¨®n de que los animalillos agonizan.
Tovar, del Instituto de Ciencias Marinas de Andaluc¨ªa, fue pionero en el estudio del impacto de las cremas solares en la naturaleza. Hace m¨¢s de una d¨¦cada, ¨¦l y sus colegas alertaron de que el creciente uso de protectores para la piel, justificado ante el riesgo de c¨¢ncer, ten¨ªa efectos t¨®xicos para las microalgas de las playas de Mallorca. El estado estadounidense de Haw¨¢i ya ha prohibido las cremas solares con ingredientes que matan los corales. ¡°En la Ant¨¢rtida todo es tan pr¨ªstino, tan sensible y est¨¢ tan poco afectado que una m¨ªnima influencia del ser humano tiene un impacto pr¨¢cticamente de manera inmediata¡±, advierte el investigador.
El buque oceanogr¨¢fico Hesp¨¦rides, de la Armada espa?ola, zarp¨® de Cartagena el 20 de noviembre rumbo a la Ant¨¢rtida. Su comandante, el capit¨¢n de fragata Fernando Molin¨¦ Juste, cuenta horrorizado que cuando lleg¨® a la isla Decepci¨®n se encontr¨® con un grafiti gigante, de unos siete metros de longitud, pintado en el complejo de la estaci¨®n ballenera abandonada. La Asociaci¨®n Internacional de Operadores Tur¨ªsticos en la Ant¨¢rtida se declar¨® ¡°conmocionada y disgustada¡± y asegur¨® que ese ¡°acto de vandalismo insensato¡± no fue perpetrado por ning¨²n pasajero de sus cruceros. A la zona tambi¨¦n llegan peque?os barcos sin ning¨²n control y constan robos de artefactos hist¨®ricos.
La agencia de viajes estadounidense Antarctica Cruises, con sede en Miami Beach, vende pasajes en diversos cruceros, como el Roald Amundsen, con precios de hasta 50.000 euros por un periplo de 18 d¨ªas en una cabina de lujo con minibar y balc¨®n privado; y el Hondius, m¨¢s modesto, a partir de unos 10.000 euros. El portavoz de la agencia, Jon Parker, afirma que estos barcos siguen las directrices de la asociaci¨®n de operadores y el Tratado Ant¨¢rtico, como evitar que coincidan varios cruceros en el mismo sitio, ce?irse a un m¨¢ximo de 100 personas a la vez en cada playa y que haya al menos un gu¨ªa por cada 20 pasajeros. A los turistas se les pide que no se acerquen m¨¢s de cinco metros a los ping¨¹inos, las focas y los lobos marinos.
Antonio Quesada, que adem¨¢s es el actual presidente del Consejo de Administradores de Programas Ant¨¢rticos Nacionales, subraya que hay en marcha una investigaci¨®n sobre la ¡°enorme pintada¡± y se sospecha de un ciudadano ruso a bordo de un velero privado. Quesada camina entre las tumbas del cementerio de los balleneros, hasta llegar a un hangar brit¨¢nico abandonado. ¡°Aqu¨ª estaba el grafiti¡±, proclama. Parece inconcebible que alguien haya surcado los mares m¨¢s peligrosos del planeta, cargado con botes de espray de colores chillones, para hacer una pintada en este paraje hist¨®rico protegido sobre un volc¨¢n activo. La fundaci¨®n UKAHT, encargada de preservar los vestigios de exploradores brit¨¢nicos en la Ant¨¢rtida, organiz¨® a comienzos de febrero la limpieza total del grafiti. Quesada, con amargura, da la voz de alarma: ¡°El turismo est¨¢ creciendo de forma desmesurada. Y este es un ejemplo dram¨¢tico de un turismo descontrolado y mal entendido¡±.