El gran avance del bosque en Espa?a: as¨ª ha cambiado el paisaje en 100 a?os
A pesar de los incendios y la desertificaci¨®n, hoy en d¨ªa la superficie forestal del pa¨ªs es mucho mayor que en el pasado, cuando el pa¨ªs viv¨ªa una emergencia ecol¨®gica por la p¨¦rdida de ¨¢rboles. El desaf¨ªo ahora es la crisis clim¨¢tica, que se espera que obligue a quitar ejemplares
Aunque son m¨²ltiples los indicadores ambientales que hoy tienen el piloto rojo encendido, en el caso de los ¨¢rboles, resulta extraordinario el avance experimentado por los bosques en Espa?a en los ¨²ltimos cien a?os. Para las generaciones actuales resulta dif¨ªcil de apreciar, pero a pesar de la alarma por los incendios y ...
Aunque son m¨²ltiples los indicadores ambientales que hoy tienen el piloto rojo encendido, en el caso de los ¨¢rboles, resulta extraordinario el avance experimentado por los bosques en Espa?a en los ¨²ltimos cien a?os. Para las generaciones actuales resulta dif¨ªcil de apreciar, pero a pesar de la alarma por los incendios y la desertificaci¨®n, los datos muestran un incontestable aumento de las masas forestales que ha cambiado por completo el paisaje en muchos puntos del territorio. Sobre todo, porque en el pasado la emergencia ambiental en el pa¨ªs era justamente por la falta de arbolado.
Como se?ala Juan Antonio Oliet, catedr¨¢tico de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenier¨ªa de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, la superficie del bosque en el territorio nacional alcanz¨® su m¨ªnimo a mediados del siglo XIX, cuando se redujo a unos seis millones de hect¨¢reas. ¡°Espa?a vivi¨® una especie de apocalipsis ambiental, lo que pasa es que se ha olvidado¡±, comenta. ¡°Ese apocalipsis se manifestaba en la prensa y la opini¨®n p¨²blica, la gente era consciente de que el pa¨ªs estaba superdegradado¡±.
Para Ignacio P¨¦rez-Soba, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Arag¨®n, en algunas zonas ¡°la situaci¨®n de los montes era especialmente catastr¨®fica, aqu¨ª en Zaragoza no ten¨ªan ni siquiera tapiz herb¨¢ceo por c¨®mo estaban de hiperesquilmados¡±. Una visi¨®n desoladora respaldada tambi¨¦n por el ec¨®logo catal¨¢n Joan Pino, director del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF): ¡°Si lees las cr¨®nicas de historiadores y de viajeros como Francisco de Zamora de 1700 y 1800, el territorio estaba deforestado, la gente hac¨ªa una jornada a pie para ir a buscar le?a en zonas de monta?a, en zonas prepirenaicas¡±.
Sierra de Espu?a (Murcia)
Esto era as¨ª por diversos motivos. Muchos de los ¨¢rboles que faltaban fueron a parar al mar, para la construcci¨®n de buques: se ha llegado a considerar a la Armada espa?ola como ¡°bosques flotantes¡±. De hecho, entonces la Marina era la responsable de la administraci¨®n de los montes. Pero tambi¨¦n influyeron otros factores, como la miner¨ªa, la agricultura o los privilegios de la Mesta para sustituir ¨¢rboles por pastos para las ovejas. Para el ingeniero P¨¦rez-Soba, hubo dos causas determinantes: la privatizaci¨®n de los bosques en los procesos desamortizadores y la ¡°hiperpresi¨®n¡± de las comunidades rurales. ¡°La venta de los montes p¨²blicos a favor de particulares, fundamentalmente, la alta burgues¨ªa, y la nueva nobleza que no ten¨ªa propiedades, no estaba sujeta a l¨ªmite de uso en modo alguno por las leyes¡±, incide. ¡°Si alguien hab¨ªa realizado un desembolso para comprar un monte arbolado, era normal que procurara recuperar el dinero inmediatamente cortando los ¨¢rboles, todos, a matarrasa¡±. En cuanto a las poblaciones rurales, era una cuesti¨®n de supervivencia, la madera era esencial para poder alimentarse o no morir de fr¨ªo. As¨ª fue hasta que apareci¨® la bombona de butano, considerada clave para la recuperaci¨®n de los bosques.
Si las masas forestales en Espa?a llegaron a reducirse hasta unos seis millones de hect¨¢reas a mediados del siglo XIX (una estimaci¨®n aproximada de 1903), cerca de dos centurias despu¨¦s, el ¨²ltimo Anuario Estad¨ªstico Forestal del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica contabiliza en la actualidad (con sistemas de medici¨®n modernos) 19,2 millones de hect¨¢reas de superficie forestal arbolada.
Santuario de Las Salinas (Girona)
¡°Tenemos much¨ªsima m¨¢s superficie forestal, much¨ªsima m¨¢s que hace 100 a?os, en la opini¨®n p¨²blica existe la idea de que Espa?a es un pa¨ªs devastado, pero eso no es as¨ª en absoluto, incluso tenemos mucho m¨¢s bosque que otros pa¨ªses europeos¡±, recalca el catedr¨¢tico Oliet. Como explica el forestal, este avance de los ¨¢rboles se debe a las grandes reforestaciones hist¨®ricas, en especial, a la del Plan General de Reforestaci¨®n de los ingenieros de montes Luis Ceballos y Joaqu¨ªn Xim¨¦nez de Emb¨²n de despu¨¦s de la Guerra Civil, que sum¨® entre 3,5 y 4 millones de hect¨¢reas, y en menor medida, a otras iniciativas posteriores como el programa europeo de forestaci¨®n de tierras agrarias, comenzado en 1993. Pero el bosque tambi¨¦n se ha expandido por s¨ª solo, de forma natural, como consecuencia del ¨¦xodo rural y el abandono de tierras agr¨ªcolas.
El efecto opuesto es el provocado por el fuego. Si se considera solo la superficie forestal con ¨¢rboles (sin el matorral y el monte abierto), seg¨²n los datos del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, desde el comienzo de las estad¨ªsticas en 1968 hasta septiembre de 2024, han ardido 3,1 millones de hect¨¢reas. No obstante, esta cifra de arbolado perdido no puede compararse con el que se ha ganado, porque hay bastantes zonas que se han quemado varias veces.
Si bien existen zonas del pa¨ªs donde lo que avanza es la desertificaci¨®n, para P¨¦rez-Soba, cuando se han llevado a cabo repoblaciones en zonas reforestadas y se ha dejado suficiente tiempo para que puedan naturalizarse, ¡°los resultados en el conjunto de Espa?a son espectaculares¡±. ¡°Para nosotros [los ingenieros de montes], un a?o no es nada, 10 resulta muy poco, a partir de 50 podemos hablar¡±, se?ala el decano, que considera que ¡°la comparaci¨®n entre fotograf¨ªas de antes y de ahora son absolutamente incre¨ªbles¡±.
Sin embargo, este proceso de repoblaci¨®n, en especial, el llevado a cabo durante la dictadura de Franco, tambi¨¦n ha generado a veces fuertes cr¨ªticas, por algunos procedimientos y, sobre todo, por el uso masivo de pinos, ¨¢rboles de crecimiento r¨¢pido capaces de prosperar en terrenos extremadamente pobres, rechazados a veces por ser demasiado predominantes o por arder mejor que otras especies.
El Escorial (Madrid)
¡°Se olvida la situaci¨®n desoladora de la que part¨ªamos¡±, subraya P¨¦rez-Soba, al que le resulta incomprensible ¡°la fobia antipino¡±, ¡°una cosa anticient¨ªfica¡±, por tratarse de ¡°especies pioneras que mejoran el ecosistema¡±. Adem¨¢s, el ingeniero llama la atenci¨®n sobre la parte social de estas reforestaciones. ¡°En las d¨¦cadas de los a?os 20-30 los jornales ganados en las repoblaciones forestales supusieron para mucha gente el primer dinero en efectivo que tuvieron, pues su econom¨ªa era de trueque, eso lo recuper¨® despu¨¦s el estado franquista, utilizando las grandes reforestaciones para fomentar el desarrollo del campesinado¡±. Seg¨²n el catedr¨¢tico Oliet, ¡°es verdad que hab¨ªa sitios donde a lo mejor se pod¨ªan haber plantado otras especies que no fueran pinos, pero tambi¨¦n se hizo una labor muy importante de recuperaci¨®n de suelos y de cubierta forestal¡±. ¡°Tal como dijeron Ceballos y Xim¨¦nez de Emb¨²n hace 90 a?os, con el pino se pararon los procesos erosivos para que luego pudieran entrar otras especies, ahora mismo estamos viendo como muchas de estas masas reforestadas est¨¢n diversific¨¢ndose¡±.
El director del CREAF, un ec¨®logo, les da la raz¨®n en esto: ¡°Es importante acabar con los frentismos entre ingenieros y ec¨®logos. Lo que se hizo en su momento de plantar grandes extensiones de con¨ªferas, en una situaci¨®n de empobrecimiento de suelos y laderas, es lo que se pod¨ªa y lo que se ten¨ªa que hacer. Ahora hay que sacar provecho de aquello¡±.
Alhama de Arag¨®n (Zaragoza)
?Estas reforestaciones son entonces un ¨¦xito tan rotundo como defienden los ingenieros de montes y forestales? ¡°Depende¡±, responde Joan Pino. ¡°Part¨ªamos de un territorio extremadamente deforestado y solamente se produce una recuperaci¨®n espont¨¢nea del bosque en el tercio norte de Espa?a y las sierras m¨¢s importantes, en el resto del territorio hab¨ªa que apoyar esa recuperaci¨®n con reforestaciones. Se consigui¨® repoblar zonas en las que era muy dif¨ªcil que el bosque volviera por s¨ª solo, esto es positivo, pues se fren¨® la p¨¦rdida del suelo, el gran drama de los ecosistemas forestales ib¨¦ricos¡±, comenta el director del CREAF. ¡°En otros aspectos no resulta tan positivo, porque gran parte de los hotspots [puntos calientes] de la biodiversidad en el Mediterr¨¢neo y en Europa est¨¢n asociados a h¨¢bitats de degradaci¨®n del bosque, como matorrales y prados¡±.
Para este ec¨®logo, en pa¨ªses del Mediterr¨¢neo como Espa?a la mayor riqueza en especies de animales y plantas no se encuentra tanto en los bosques como en espacios m¨¢s abiertos de matorral o prados, y en zonas h¨²medas. Parad¨®jicamente, aunque resulta indudable la mejora de la superficie forestal arbolada, Pino asegura que en estas otras zonas m¨¢s valiosas para la biodiversidad ib¨¦rica los datos muestran un descenso de las especies.
Una de las grandes preocupaciones ahora es la crisis clim¨¢tica, que se teme cause una gran mortandad de ¨¢rboles. ¡°Existe much¨ªsimo debate a nivel cient¨ªfico sobre qu¨¦ se puede hacer en restauraci¨®n frente al cambio clim¨¢tico, en general se tiende a ser prudente en cuanto a un cambio muy brusco de especies¡±, incide Oliet, que considera especialmente importante la gesti¨®n de las masas heredades de las reforestaciones hist¨®ricas. ¡°Una de las herramientas m¨¢s conocidas es la selvicultura y la reducci¨®n de la densidad del arbolado, para aumentar su capacidad de resistencia frente a las sequ¨ªas¡±, se?ala.
En la lucha contra el calentamiento del planeta, a menudo se defiende la plantaci¨®n masiva de ¨¢rboles para aumentar la absorci¨®n de CO?. En opini¨®n del director del CREAF, en un pa¨ªs como Espa?a, el foco no puede estar en reforestar m¨¢s, sino en gestionar lo que hay, ¡°para asegurar que los ¨¢rboles sigan viviendo y los bosques sigan acumulando carbono¡±. ¡°Hay que preparar los bosques para el futuro y seguramente hagan falta clareos [quitar ¨¢rboles]¡±, destaca el ec¨®logo. ¡°En muchas zonas, ser¨¢ inevitable la mortandad de ¨¢rboles y ser¨¢ la propia sequ¨ªa la que gestione el bosque¡±.