Luis Garc¨ªa Montero, nuevo columnista de EL PA?S
El poeta, novelista y director del Instituto Cervantes escribir¨¢ la columna de la contraportada de los lunes
Luis Garc¨ªa Montero (Granada, 1958), poeta, novelista, catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola en la Universidad de Granada y director del Instituto Cervantes, llena desde este lunes 18 de abril un espacio m¨¢s en EL PA?S, la columna de la contraportada de los lunes. Autor invitado y entrevistado en este diario, Garc¨ªa Montero se convertir¨¢ en columnista habitual para aportar una mirada personal. ¡°En la din¨¢mica actual que tiende a la polarizaci¨®n ideol¨®gica y las quiebras generacionales, es muy conveniente un espacio en el que se re¨²nan distintos modos de mirar y sentir la realidad. Es lo que necesita la democracia en Europa y Espa?a. Lo m¨¢s valiente ahora es el esfuerzo por no perder la cabeza¡±, asegura el autor.
Ahora que escribir¨¢ de forma peri¨®dica en el diario, a Garc¨ªa Montero se le pasan por la mente dos personas fundamentales en su vida. ¡°Me recuerdo ahora, en los lunes de mi juventud, leyendo la columna de Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n. Y recuerdo c¨®mo preparaba Almudena esa columna del lunes en nuestros domingos¡±. Habla as¨ª de V¨¢zquez Montalb¨¢n, uno de los mejores escritores de su generaci¨®n. Habla as¨ª de Almudena Grandes, una de las grandes novelistas de este pa¨ªs, columnista de este diario y de El Pa¨ªs Semanal; tambi¨¦n su esposa, hasta que Grandes falleci¨® el pasado 27 de noviembre.
¡°Voy a tener que pensar mucho lo que digo antes de decir lo que pienso¡±, comenta sobre su nueva rutina semanal. ¡°La gente quiz¨¢ no sabe que escribir con regularidad en un peri¨®dico es la mejor vacuna contra las certezas y los dogmas. Uno puede hacer comentarios impulsivos mientras oye una noticia, pero sentarse a escribir supone dudar de uno mismo para no confundir la espontaneidad y la sinceridad con la verdad¡±, sostiene el escritor.
Luis Garc¨ªa Montero, por Jordi Gracia
"A Luis García Montero los géneros se le han ido enredando con los años desde un origen genuinamente ligado a la poesía como deslumbramiento, juego y pacto con uno mismo. Con 25 años ganó el premio Adonais de 1982 con El jardín extranjero y al año siguiente aparecía en EL PAÍS un artículo que iba a cambiar la percepción de la poesía española de la democracia. Lo tituló La nueva sentimentalidad y casi desde entonces lideró una lírica rebajada de arpegios herméticos y buscadamente conectada con el ciudadano que lee, que piensa y siente junto al autor y su propia verdad histórica, emotiva y también política. Su relación sentimental con Almudena Grandes estuvo infiltrada, a veces muy explícitamente, en varios poemarios –Habitaciones separadas o Completamente viernes– pero la madurez del poeta ha hablado con otros tonos en sus últimos años, con algo de Vista cansada, escepticismo sin renuncia y hasta una forma de lucidez ilustrada que no pierde el temple de la rebeldía y hasta el sarcasmo, como en No puedes ser así.
Siempre con la poesía pero no solo con la poesía. A su taller literario han llegado materiales académicos tratados casi siempre sin la penuria de estilo y personalidad habituales en el gremio. Por eso sus trabajos como catedrático de literatura española en Granada (y actual director del Instituto Cervantes) llevan la huella del escritor tanto si se ocupa del teatro medieval o de la obra de Cadalso como de poetas centrales como Bécquer, Rafael Alberti, Luis Rosales o Federico García Lorca, incluida una detectivesca indagación sobre Un lector llamado Federico García Lorca. Ese modo suyo de leer literatura le ha permitido explorar los vínculos entre sociedad, poesía e historia en ensayos de escritor pasados por sus Inquietudes bárbaras, no muy distintas a a los fondos que explican su propio sentido de la poesía, como en Confesiones literarias.
En el articulismo literario es donde más visible está la caja de resonancia para sus insumisiones civiles y los ensimismamietos del poeta en títulos como Luna en el sur o Almanaque del fabulador –más recientemente, en sus entregas dominicales en InfoLibre–, sin incurrir en los vicios de la prosa decorativa y a menudo tentado por la paradoja, el apunte y la narración abreviada, como en un hermoso libro cuyo título podría valer para titular su vida entera, Una forma de resistencia. Tampoco ha rehuído la novela: en ella ha buscado una inspiración directa en el pasado y en su propia biografía –como la recreación de su relación con el poeta Ángel González en Mañana no será lo que Dios quiera- o la reconstrucción de un episodio de la resistencia antifranquista comunista en Alguien dice tu nombre. A punto de terminar un nuevo libro de poemas atado a su vida y a su memoria de Almudena Grandes, es mentira que su voz continuará la voz de ella en las columnas de contraportada de los lunes: será Luis García Montero pero ya sin ella".