La artesan¨ªa tras el suplemento ¡®Babelia¡¯
Un grupo de suscriptores de EL PA?S y socios de Fnac visitan la redacci¨®n del diario para encontrarse con los periodistas de la publicaci¨®n cultural
La industria cultural inunda el mercado cada a?o con nuevas propuestas. Autores noveles buscan hueco entre los consolidados. Los diversos g¨¦neros intentan posicionarse como el de moda. ?C¨®mo elegir qu¨¦ obra abordar en un espacio como Babelia, el suplemento cultural de EL PA?S? ?Qu¨¦ criterios se siguen para hablar con uno y otro creador? ?C¨®mo se compone una cr¨ªtica literaria sin dejarse arrastrar por gustos propios o la presi¨®n de los actores culturales? ?Qu¨¦ merece ser contado? Guillermo Altares y Berna Gonz¨¢lez Harbour, periodistas del diario que bregan cada d¨ªa con estas cuestiones, compartieron la artesan¨ªa tras la confecci¨®n de Babelia con un grupo de suscriptores del diario y socios de Fnac que visitaron la redacci¨®n de Madrid como parte de las actividades del Club de lectura de EL PA?S.
Gonz¨¢lez Harbour, subdirectora del diario que lleg¨® al suplemento ¨Del cu¨¢l dirigi¨®¨D tras estar al frente de diferentes secciones, confes¨® que pasarse al periodismo cultural le cambi¨® ¡°los biorritmos¡± al poder compartir noticias felices y despegarse de la aceleraci¨®n del ¨²ltimo minuto. No obstante, matiz¨® que no todo es f¨¢cil. ¡°El ego de los autores es la peor parte de todas¡±, confes¨® la tambi¨¦n escritora nada m¨¢s empezar el encuentro, que se enmarca dentro del programa para suscriptores de EL PA?S+.
La periodista evidenci¨® que ¡°forma parte del trabajo¡± lidiar con las quejas de los escritores, as¨ª como de las casas literarias. La periodista no esperaba que la presi¨®n de la industria fuese tan cruda, pero tal y como convino con Altares, redactor jefe de la secci¨®n de Cultura, no caer en la trampa es tan f¨¢cil como ¡°recordar que se trabaja para el lector y no para el editor¡±.
Esta es la misma postura que adquieren antes de escoger una obra que rese?ar: se preguntan as¨ª mismos si merece la pena que los lectores gasten su tiempo y dinero en ese producto cultural. Ante las dudas, dialogan con los compa?eros de Cultura y tambi¨¦n de otras secciones para conocer sus impresiones. La linde entre el contenido que ofrece la secci¨®n y el suplemento la explic¨® Altares. ¡°No es f¨¢cil, pero dir¨ªa que si el lector quiere que le aconsejen, vaya a Babelia; si quiere informaci¨®n, tiene que ir a la secci¨®n¡±.
La correcci¨®n pol¨ªtica y la cultura de la cancelaci¨®n han calado tambi¨¦n en el periodismo y ambos temas estuvieron presentes en la conversaci¨®n. Los periodistas recordaron que el arte ¡°debe ser absolutamente libre¡±, si bien, se puede se?alar a trav¨¦s de la informaci¨®n que se ofrece los componentes racistas, hom¨®fobos, mis¨®ginos o de cualquier otra clase que contenga la obra.
Sobre este tema y tambi¨¦n en referencia a la construcci¨®n de las cr¨ªticas literarias y su mayor o menor objetividad, ambos defendieron que el peri¨®dico es ¡°una m¨¢quina de construir criterio¡± y que bajo el paraguas del respeto y la profesionalidad debe ofrecer herramientas para que el lector tome sus propias decisiones, incluso la de contrariar el criterio defendido por el peri¨®dico.