El antibelicismo de Bieito divide una vez m¨¢s al p¨²blico
Su montaje 'Los persas. R¨¦quiem por un soldado' se estrena en M¨¦rida con pol¨¦mica
"A los que han protestado nos los hemos comidos con patatas", apuntaba una euf¨®rica Natalia Dicenta minutos despu¨¦s de haberse estrenado Los persas. R¨¦quiem por un soldado, montaje esc¨¦nico antibelicista de Calixto Bieito en el que ella participa. Una vez m¨¢s este director, constantemente reclamado por los mejores coliseos de ¨®pera y teatro de Europa, genera pol¨¦mica con su trabajo, con el que casi siempre un sector del p¨²blico no parece estar de acuerdo. Esta vez ha sido en el Festival de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida donde la obra se representar¨¢ hasta el pr¨®ximo 5 de agosto, antes de viajar a Sagunto y Barcelona.
Bieito ha querido lanzar sobre el escenario un lamento dolorido contra las guerras y para ello no se ha ido por las ramas. No s¨®lo no se ha sumergido en diatribas, sino que ha acudido directamente a sentimientos primarios, casi caricaturescos, sobre lo que un civil puede observar del mundo del ej¨¦rcito. Para ello ha recreado una especie de espejo esperp¨¦ntico y valleinclanesco a trav¨¦s del cual ofrecer un mundo militarote marcado por un lenguaje y una actitud m¨¢s que cuartelarios.
El gran acierto de Bieto es que lo que presenta sobre el escenario es un documento, en este caso de protesta antibelicista, y al igual que Michael Moore investiga sobre los tejemanejes de Bush y sus guerras preventivas, Bietio se pone casero y husmea en situaciones que bien podemos creer son a las que se enfrentan cotidianamente nuestras tropas en misi¨®n de paz en Afganist¨¢n.
Esquilo dice en su obra "La guerra es eterna". Bieito parece a?adir en este montaje: Y m¨¢s que nunca ahora que supuestamente se va buscando la paz.
Los Persas de Esquilo tiene el honor de ser la tragedia m¨¢s antigua conservada y parad¨®jicamente la de tema m¨¢s reciente, puesto que pone en escena un hecho hist¨®rico ocurrido ocho a?os antes de su estreno: la derrota del poderoso Jerjes y su inmenso ej¨¦rcito persa frente al humilde y relativamente escaso ej¨¦rcito de ciudadanos griegos en la batalla de Salamina, en el a?o 480 a.C. Este suceso hist¨®rico es presentado desde el lado persa, el de los vencidos. Humanizando a los persas, llen¨¢ndolos de sentimientos, Esquilo no hace sino valorar a¨²n m¨¢s la victoria de los griegos. Es su particular canto a su querida patria. "Esta no es una tragedia sobre dioses y sus c¨¢balas sino sobre simples y mortales humanos; sobre sus angustias, tristezas y lamentos por una guerra perdida y por sus soldados muertos; todos ellos con nombre y apellidos que es cuando los muertos duelen m¨¢s ya que Los Persas es tambi¨¦n una pieza sobre el exceso de soberbia de un pa¨ªs civilizado que intenta imponer su "tiran¨ªa" sobre otro", apunta Bieito.
Es en ese territorio donde el director se encuentra con Esquilo, y aunque a muchos espectadores les parezca que de manera s¨®lo fugaz, en realidad Bieito toma prestadas del poeta griego varias estrofas que pone en boca de Jerjes (el gran soldado persa aqu¨ª convertido en una soldado espa?ola) y Dario (interpretado por Roberto Quintana), su padre pacifista y enloquecido por el dolor, primero el que le produce la marcha de su hija soldado, despu¨¦s el que le desgarra el coraz¨®n y la cabeza cuando la p¨¦rdida ya es definitiva e irrevesible.
Como en la propuesta de Esquilo las canciones emergen a lo largo de la obra hasta el punto de que casi se podr¨ªa hablar de teatro musical. De hecho la versi¨®n de Calixto Bieito y Pau Mir¨® se subtitula 'r¨¦quiem' porque el elemento musical adquiere tanta importancia como el narrativo a trav¨¦s de una estructura de oratoria-teatro-r¨¦quiem. Canciones como Cry baby de Janis Joplin, War de Edwin Starr o In the flesh de Pink Floyd o el himno nacional a ritmo de rock, contribuyen a crear una atm¨®sfera apocal¨ªptica. La misma que se busca en la escenograf¨ªa de Alfons Flores que reproduce las huellas de un ataque a¨¦reo a un escuela en el desierto afgano. De agradecer la bella y formada voz en directo de Natalia Dicenta y los conocimientos musicales del resto del reparto formado por Rafa Castej¨®n, David Fern¨¢ndez, Javier Gamazo, Chus Herrera e Ign¨¢cio Ysasi. Tanto Bieito, como la vestuarista Merc¨¦ Paloma y el resto del equipo de esta producci¨®n de Focus con el Festival de M¨¦rida, han contado en todo momento con un asesor militar que ha pasado los ¨²ltimos diez a?os en el ej¨¦rcito y ha integrado una misi¨®n de paz en Afganist¨¢n.
Todo el montaje es como un extra?o sue?o de cada uno de unos personajes que apenas se relacionan entre s¨ª. Tan s¨®lo est¨¢n en los sue?os de los otros. Todos impregnados por un olor a pesadilla que emerge en lo que cada uno de ellos va contando, viviendo.
Para parte del p¨²blico la propuesta de Bieito se convirti¨® en una mala noche y as¨ª lo hizo saber con interrupciones gritando "?fuera!" y pregunt¨¢ndose en alto "?d¨®nde est¨¢ Esquilo?" en mitad de la representaci¨®n. Comenzaron cuando un personaje hace de streeper y se ayuda de la bandera espa?ola para no ense?ar el pene. Las voces se fueron acallando, no siempre y no todas, una docena de personas se salieron y al final de la representaci¨®n casi un centenar de espectadores abandonaron el teatro tras el ¨²ltimo mutis. Pero fueron m¨¢s de 1.200 espectadores los que aplaudieron en pie el trabajo de actores y el resto del equipo art¨ªstico. No as¨ª varios representantes de los cuerpos de seguridad de Estado que estaban entre el p¨²blico y se limitaron a quedarse sentados sin aplaudir, un gesto que le pareci¨® normal y entendible al director del Inaem, Juan Carlos Marset: "La propuesta de Bieito es magn¨ªfica y las actuaciones de Natalia Dicenta y Roberto Quintana son extraordinarias, entre otros m¨¦ritos de la producci¨®n, pero es respetable y comprensible que haya personas que no lo hayan aplaudido".
El director comentaba nada m¨¢s finalizar el espect¨¢culo: "Es un esfuerzo ir a ver una obra de teatro y hay que relajarse, es un peque?o esfuerzo que vale la pena hacerlo porque si no te pierdes cosas; lo lamento por ellos, son los que han perdido, se han dejado fascinar por la mantequilla de El ¨²ltimo tango en Par¨ªs y no por la belleza de la pel¨ªcula", apunt¨® Bieito quien no sufri¨® con esas famosas piedras del teatro romano a las que tanto temen muchos actores: "Estas piedras tienen tantos muertos, tantos fantasmas, que juegan a favor todo el rato, han sido unas aliadas, porque aqu¨ª nosotros estamos explicando la historia de los muertos de siempre y hacer en este teatro ¨¦ste espect¨¢culo ha sido una gran ventaja".
El montaje, tal y como dice Bieito, est¨¢ en deuda con nuestra cultura musical anglosajona: "Y con las pel¨ªculas que nos han creado una ficci¨®n de lo que es la guerra, pero tambi¨¦n con Kubrick o Bienvenido Mr Marshall de Berlanga".
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