'El padrino' en la costa mediterr¨¢nea
La historia reciente de Espa?a no se entender¨ªa sin tipos como Rub¨¦n Bertomeu, un arquitecto, un constructor, que un d¨ªa hizo balance entre la rentabilidad de una naranja y la de un ladrillo y lo tuvo claro: cualquier camino est¨¢ justificado para construir la prosperidad urban¨ªstica que ha cimentado no pocas fortunas que han dejado sin un cent¨ªmetro de costa mediterr¨¢nea decente a este maltrecho pa¨ªs. Bertomeu es el centro sobre el que gravita Crematorio, una serie de televisi¨®n sobre las cenizas de un progreso corrupto y enfermo. Basada en la novela hom¨®nima de Rafael Chirbes de 2007, es la historia de un patriarca (nada que ver con un tosco empresario; un hombre con modales, sangre fr¨ªa y ambiguos valores), los suyos y su hist¨®rica tragedia. Una serie de televisi¨®n con ambici¨®n de actualidad y de espect¨¢culo cinematogr¨¢fico.
Protagonizada por el actor Jos¨¦ Sancho en el papel del rico valenciano, la serie se divide en ocho vertiginosos cap¨ªtulos en los que se van despachando las diferentes tramas: mafias rusas, conflictos familiares, enfrentamientos de sangre, pobres perdedores y el peaje de la corrupci¨®n. Con aire de gigantesco culebr¨®n, la serie arranca con un muerto (el hermano de Bertomeu, Mat¨ªas, el idealista que perdi¨® la batalla) y una conversaci¨®n a lo Padrino con otro hermano, el mafioso ruso, el presidente de un equipo de f¨²tbol local, que ha pasado de ser amigo ¨²til a sospechosa compa?¨ªa.
En la novela, Chirbes pone en boca de su personaje central: "Jugamos sucio un tiempo, hicimos lo que tocaba hacer, a eso los cl¨¢sicos de la econom¨ªa lo llamaban la acumulaci¨®n primitiva de capital, este pa¨ªs necesitaba formar una clase y no ten¨ªa con qu¨¦; ahora la clase cierra las fronteras, est¨¢ el cupo cubierto, toca procurar que no haya toda esa movilidad social, esa permeabilidad entre clases. La permeabilidad absoluta es el desconcierto, y una sociedad desconcertada est¨¢ condenada a la ruina".
"Nada m¨¢s leer el libro vi claro llevarla al cine; al principio pens¨¦ en una pel¨ªcula, pero era imposible, no cab¨ªa todo", dice Fernando Bovaira, productor de Crematorio. El mimo, el tiempo, el reparto, todo en la serie responde a una producci¨®n de cine. La casa de Bertomeu (en una urbanizaci¨®n de lujo que en los a?os setenta concentr¨® a un vecindario tan dispar como Gloria Fuertes y Julio Iglesias) destila el dinero, el poder y el gusto por la buena vida de su protagonista. A Bovaira le bastan un par de palabras para justificar la elecci¨®n de Pepe Sancho como hombre de todo esto: "Transmite aplomo, poder y dinero. Es un actorazo".
Chirbes recuerda as¨ª la gestaci¨®n del proyecto: "Fernando y yo quedamos en un sitio de arroces para hablar. Entre bromas le dije que yo no estaba en la literatura para hacerme rico y ¨¦l me dijo que tampoco estaba en el cine por dinero. La novela est¨¢ escrita sobre las palabras, y la serie, sobre la tensi¨®n de la acci¨®n". Para Chirbes, Crematorio tiene mucho de testamento personal. "?Qu¨¦ hemos hecho con este pa¨ªs?", se pregunta en un hotel-campo de golf cercano a Alicante. "Esta no es una historia sobre el boom inmobiliario, sino sobre un estado de ¨¢nimo. Es un repaso a mi generaci¨®n y a m¨ª mismo. Es la historia de nuestro gran fracaso".
En Crematorio hay corrupci¨®n pol¨ªtica, pero no se habla de partidos, hay hijos que reniegan de sus padres corruptos cuando en el fondo viven c¨®modamente gracias a su dinero, y hay nietos que ya no saben distinguir entre el bien y el mal. Un mundo de par¨¢sitos alimentados por la bestia. "Parece que estamos despojados de la ideolog¨ªa, pero no es verdad, se ha quedado una sola, que es la que domina todo", afirma el escritor.
Jos¨¦ Sancho dice que pese a las evidentes distancias hay mucho de ¨¦l en este personaje: "Yo no tengo nada de este se?or, pero ahora ¨¦l lleva mi piel y mi sangre y por tanto he sacado mucho de m¨ª mismo". El actor tiene algo de superviviente ("las crisis me asustan lo justo, me meto en una funci¨®n de dos personajes y me voy por los pueblos") y de hombre de ideas claras: "Yo defiendo el desarrollismo, lo que no defiendo es la trampa. Los ecologistas lo han explicado mal, y los constructores, peor. Al final, a r¨ªo revuelto, ganancia de pescadores. Yo soy de esta tierra, soy del Mediterr¨¢neo. Me gustan las fallas y las hogueras de San Juan". Lo dice con el pelo del pecho blanco, la piel cetrina, la barba bereber y la voz de trueno. "Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil aprender porque cada vez hay m¨¢s gente que se cree que lo sabe todo", contin¨²a. En un momento de la serie, ante una fotograf¨ªa del sky line de Nueva York que ha comprado en la galer¨ªa de arte que regenta Silvia (su hija en la ficci¨®n, interpretada por Alicia Borrachero), a?ade: "A la gente que critica el cemento no deber¨ªa gustarles esta ciudad".
En Crematorio, Sancho est¨¢ rodeado de mujeres tan fuertes como fr¨¢giles. Su madre (la due?a de las tierras de naranjos, interpretada por Montserrat Carulla); su joven, guapa y ambiciosa compa?era (Juana Acosta); su hija, que reniega de su sangre, pero es su sangre, y su desnortada nieta (Aura Garrido). En paralelo, hombres tan fieles como d¨¦biles: la sombra de Bertomeu (Vicente Romero), su abogado (Pau Dur¨¢) y su mano derecha, esa que no le pod¨ªa contar a la izquierda sus corruptos movimientos (Pep Tosar), el capo ruso (Vlad Ivanov) y el oportunista pol¨ªtico (Manuel Mor¨®n) se suman a un engranaje de intereses, estafas, prevaricaciones y trampas.
"Cuando empec¨¦ a leer la novela me encant¨®, pero empec¨¦ a sudar tinta. Era el mon¨®logo de los personajes sobre nuestro enriquecimiento de los ¨²ltimos 30 a?os", recuerda el director de la serie, Jorge S¨¢nchez-Cabezudo, que con un equipo de guionistas estructur¨® las tramas para convertir el material literario en cinematogr¨¢fico. "Una tramas de corrupci¨®n que cada d¨ªa encontr¨¢bamos en los peri¨®dicos".
Explicar la podredumbre mental a trav¨¦s de la acci¨®n. Una tarea que convierte cada cap¨ªtulo de Crematorio (en los que hay alcaldesas, putas, artistas y caballos purasangre convertidos en muleros de droga) en un crescendo que va resolviendo cada personaje. Misent es la tierra violada: "La econom¨ªa es una actividad eminentemente nerviosa, y a¨²n m¨¢s la construcci¨®n, quiz¨¢ la mayor met¨¢fora del capitalismo. Crecer supone destruir, y de eso no tengo yo la culpa". Lo piensa Bertomeu, el hombre que no ha dejado un metro de tierra libre. Un tipo que, dice Sancho, no es un c¨ªnico. "?l est¨¢ convencido de lo que hace, sin excesivos escr¨²pulos. Si alguien se vende, ¨¦l est¨¢ para comprarlo. Cree que si no construye ¨¦l, vendr¨¢n otros a hacerlo. Vende paz, como los sepultureros, la paz del Mediterr¨¢neo".
La serie viaja al pasado, al principio del principio, cuando eran los ochenta y Rub¨¦n Bertomeu y su hermano beb¨ªan vino de la tierra y com¨ªan naranjas con las manos. Mat¨ªas (el bueno, el que a ojos de todos no traicion¨® su legado) se fue a un despacho socialista en Madrid para luego regresar al pueblo y dedicarse en solitario a la agricultura ecol¨®gica. Rub¨¦n utiliz¨® esos mismos despachos para construir su imperio. Detesta los ideales, pero todos (su hermano tambi¨¦n) comen de su bolsillo.
La actriz Juana Acosta conoce bien las series de calidad. Es uno de los personajes de Carlos, el acontecimiento del g¨¦nero en 2010, una trilog¨ªa para la televisi¨®n de Olivier Assayas que para muchos representa lo mejor que se ha rodado en tiempos sobre cine pol¨ªtico y de acci¨®n. Una serie que sali¨® a hombros de la cr¨ªtica internacional en el pasado Festival de Cannes, donde su calidad plante¨® que la dicotom¨ªa televisi¨®n-cine es un debate a?ejo. "Este ha sido un equipo de cine con calidades de cine", dice Acosta, para quien su personaje viaja del clich¨¦ de guapa, joven y ambiciosa al de mujer enamorada y, finalmente, m¨¢s ¨ªntegra que los que la rodean. Jos¨¦ Sancho, por su lado, trabaj¨® en la legendaria Curro Jim¨¦nez (all¨ª era El Estudiante). "La hac¨ªan Mario Camus, Pilar Mir¨®, Rovira Beleta o Antonio Drove. Era cine". Y esto no es una serie, sino una pel¨ªcula de ocho horas.
'Crematorio
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