Un hallazgo m¨¢s importante para el Norte que para el Sur
El efecto de las traducciones en Estados Unidos fueron estimulantes para los lectores y los escritores norteamericanos

Est¨¢ de moda decir que el boom fue simplemente un producto de la mercadotecnia de Estados Unidos que se extendi¨® al resto del mundo: el envoltorio con el que se present¨® a un grupo de escritores que ten¨ªan poco en com¨²n salvo que todos eran latinoamericanos. Puede que esto fuese cierto en parte ¨C nunca se trat¨® de un movimiento est¨¦tico ¡ª pero las consecuencias, desde el punto de vista de Estados Unidos, donde se traduce muy poco, fueron estimulantes. Nunca ha vuelto a haber una concentraci¨®n as¨ª de traducciones provenientes de un idioma o regi¨®n y una respuesta tan universal. Y la repentina proliferaci¨®n de textos escritos por los novelistas del boom (y por su predecesor, Borges) tambi¨¦n estuvo acompa?ada de un auge similar de libros escritos por poetas contempor¨¢neos ¨C Neruda, Paz, Parra, Cardenal y muchos otros ¡ª as¨ª como por maestros anteriores como Vallejo y Huidobro, que antes eran invisibles en ingl¨¦s. Tenemos tendencia a pensar en el boom en relaci¨®n con la ficci¨®n (y, en efecto, se da la circunstancia de que Cien a?os de soledad fue la novela ¨²nica que m¨¢s influencia tuvo, en todo el mundo, durante la segunda mitad del siglo XX). Pero, en EE UU, la poes¨ªa latinoamericana tuvo un efecto enorme sobre casi todas las facciones enfrentadas de la poes¨ªa, y muchos de los poetas m¨¢s importantes ¨C una lista demasiado larga para repetirla aqu¨ª ¡ªparticiparon en la traducci¨®n de aquellos poemas.
En Estados Unidos el estallido del boom se produjo en medio de los acontecimientos de la Guerra de Vietnam y el movimiento de los derechos civiles, una ¨¦poca de odio del pa¨ªs hacia s¨ª mismo (al menos entre la clase de personas que le¨ªa literatura). Hab¨ªa un tremendo inter¨¦s, y a?oranza, por realidades distintas de aquella en la que viv¨ªamos: las religiones asi¨¢ticas, los rituales de los indios americanos, las drogas alucin¨®genas, y as¨ª sucesivamente. En la b¨²squeda de una ¡°contracultura¡±, no era solo el llamado ¡°realismo m¨¢gico¡± de algunos novelistas sino la propia Latinoam¨¦rica lo que parec¨ªa, por aquel entonces (antes de la starbuckizaci¨®n del planeta), existir en un universo paralelo y m¨¢s atractivo.
Solo a unos pocos de los novelistas y poetas del boom se los sigue leyendo en EE UU: Garc¨ªa M¨¢rquez, sin duda; Neruda (todav¨ªa el poeta m¨¢s vendido en EE UU); Vargas Llosa y Cort¨¢zar hasta cierto punto; Paz. Casi todos los dem¨¢s han desaparecido en gran medida (en ingl¨¦s). Pero el heredero evidente del boom es Roberto Bola?o. No solo por el hecho de ser el primer latinoamericano desde los escritores del boom que ha tenido un ¨¦xito internacional tan grande. Es que leer a Bola?o se parece mucho a la experiencia de leer un libro como Rayuela en la d¨¦cada de 1960 (como hice yo siendo adolescente). Junto al repertorio de personajes intelectuales, bohemios, libres de esp¨ªritu, atractivos e interesantes, est¨¢, sobre todo, la sensaci¨®n de la alegr¨ªa absoluta de escribir una novela, algo que rara vez se encuentra actualmente en otros novelistas, por mucho talento que tengan. Es algo que recuerda mucho al Godard de los a?os sesenta: esas pel¨ªculas intrincadas, locas y ca¨®ticas, rebosantes de la sensaci¨®n de que hacer una pel¨ªcula es simplemente divertid¨ªsimo.
Si pensamos en el boom en funci¨®n de la creaci¨®n art¨ªstica, carece de sentido: las novelas de Onetti, por ejemplo, no le deben nada a Cabrera Infante. Pero en cuanto a la recepci¨®n, fue sin duda un boom: la primera vez que Estados Unidos y Europa prestaban atenci¨®n de manera seria y entusiasta a una literatura contempor¨¢nea que no fuese la suya propia. El llamado Occidente descubri¨® que hab¨ªa otros que ten¨ªan cosas que decir y formas de decirlas que no conoc¨ªamos. En ese sentido, pude que el boom fuese m¨¢s importante para el norte que para el sur.
* Eliot Weinberger (Nueva York, 1949) es cr¨ªtico literario de The New York Times y autor de Las cataratas (Duomo).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.