¡°La poes¨ªa hace que la b¨²squeda de la palabra sea crear un mundo¡±
El espa?ol Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald recibe hoy el m¨¢ximo galard¨®n de las letras hispanohablantes El poeta, narrador, memorialista y ensayista dialoga sobre sus ra¨ªces literarias con el joven autor Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre
¡°Mientras musito escribo una vez m¨¢s la gran pregunta
incontestable
?eso que se adivina m¨¢s all¨¢ del ¨²ltimo conf¨ªn es a¨²n la vida?¡±.
Son los ¨²ltimos versos que Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald ha hecho p¨²blicos, a trav¨¦s de esa suerte de memoria-poes¨ªa-novela titulada Entreguerras (Seix Barral). El escritor recibir¨¢ hoy el Premio Cervantes de las Letras en el paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Solo que para llegar hasta ah¨ª el camino ha sido largo y los primeros pasos cruciales. De eso, entre otras cosas, dialog¨® Caballero Bonald en su casa con el tambi¨¦n poeta, narrador y ensayista ¡ªy andaluz¡ª Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre. Un maestro y un disc¨ªpulo. Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) est¨¢ en un rinc¨®n del sal¨®n de su casa, sentado en su mecedora de espalda a la ca¨ªda del sol, tamizada por unos estores blancos, y P¨¦rez Aza¨²stre, en diagonal, a su izquierda, en una silla de piel.
Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre. Me gustar¨ªa que me contaras cu¨¢ndo tuviste tu primera sensaci¨®n de escritor.
J. Manuel Caballero Bonald. Son dos momentos y los tengo muy claros. Uno fue cuando descubr¨ª a Espronceda, no al poeta, sino al hombre de acci¨®n que con 33 a?os ya hab¨ªa hecho de todo; incluso hab¨ªa estado preso por su republicanismo, adem¨¢s exiliado y hasta escapado con la mujer de otro. Supe que ten¨ªa que imitar su esp¨ªritu aventurero cuando supe que una noche vio unas luces en una ventana, se acerc¨® y era un velatorio, y descubri¨® que era su amante. Supe que quer¨ªa ser como ¨¦l. El otro momento fue con la segunda antolog¨ªa po¨¦tica de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Me mostraba un camino desconocido y eso me emocionaba como lector.
J. P. A. Pero antes hab¨ªas tenido una relaci¨®n con el c¨®mic estadounidense, con Flash Gordon y Mandrake el mago. Ahora hay amigos m¨ªos que reivindican la lectura de comics como una fuente de inspiraci¨®n.
Bonald: "Flash Gordon era mi h¨¦roe infantil, aunque le¨ªa m¨¢s comics. Lo que yo quer¨ªa era imitar a los protagonistas"
J. M. C. B. S¨ª, pero Flash Gordon era mi h¨¦roe infantil, aunque le¨ªa muchos m¨¢s. Lo que yo quer¨ªa era imitar a los protagonistas. En mi discurso del Cervantes hay una alusi¨®n a mi descubrimiento del Quijote. Normalmente la gente se acerca a ¨¦l de manera traum¨¢tica, pero un profesor me lo dio a leer en una selecci¨®n de aventuras; ese fue mi inicio y qued¨¦ deslumbrado, sobre todo por la figura de Alonso Quijano, que se echa al campo a defender a los perseguidos. Quise emularlo.
J. P. A. Hay un sentido de adivinaci¨®n fundamental en tu vida...
J. M. C. B. La novela de aventura ambientada en el mar fue decisiva para m¨ª. El mar ha sido para m¨ª la aventura. Quise ser marino mercante porque quer¨ªa emular a mis h¨¦roes.
J. P. A. He rele¨ªdo Las adivinaciones, tu primer poemario, despu¨¦s de Entreguerras, tu ¨²ltimo libro: veo temas continuos. ?C¨®mo te llevas con ese primer libro?
J. M. C. B. Me siento bastante distante. Ahora, rele¨ªdo, noto que psicol¨®gicamente estaba envarado, con voz impostada, y eso me incomoda un poco. Defiendo la adjetivaci¨®n, la forma de penetrar en la realidad y en Las adivinaciones eso est¨¢ insinuado pero el desarrollo del poema era ingenuo, no hab¨ªa perdido la inocencia (se r¨ªe Caballero Bonald).
J. P. A. Otra constante es que configuras la realidad para luego desconfigurarla.
J. M. C. B. Me viene del simbolismo, de G¨®ngora, de Machado¡ Ellos fueron importantes, al igual que Mallarm¨¦ y Rimbaud. Trabajo ese concepto. La palabra m¨¢s que suplantar la realidad, la recrea. El realismo, la copia, es desfigurar la literatura. La literatura es una interpretaci¨®n. De eso sabes t¨² tambi¨¦n porque lo haces¡
J. P. A. Bueno, yo hago lo que puedo. Me llama la atenci¨®n cuando dices que El Quijote solo lo pudo escribir un gran poeta.
J. M. C. B. Y no se puede llegar m¨¢s lejos. ?gata ojos de gato es un poema aleg¨®rico dantesco; es mi libro predilecto. Consegu¨ª ese injerto de la prosa y la poes¨ªa. Yo fui primero poeta, la poes¨ªa es una escuela inimitable. El ejercicio de la poes¨ªa te hace respetar la palabra, hacer que su b¨²squeda sea casi como crear un mundo. Y eso lo hace el poeta y no lo olvida cuando se es novelista.
J. P. A. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez dec¨ªa que todo era poes¨ªa. Y t¨² has sido valiente en difuminar las fronteras de los g¨¦neros.
J. M. C. B. Eso Juan Ram¨®n lo vio muy claro. ?l mismo escrib¨ªa el poema como si fuera prosa; y rompiendo el verso, el espacio, yo he hecho lo mismo. Yo hice el pr¨®logo a un libro de Onetti que es mi m¨¢ximo maestro: me conmueve, cuenta el rev¨¦s de la vida.
J. P. A. ?Y el compromiso del poeta con la sociedad?
J. M. C. B. La tem¨¢tica es circunstancial. Yo puedo hablar de desahucios ahora pero a trav¨¦s de un lenguaje que se est¨¦ desarrollando de una manera po¨¦tica. La poes¨ªa social se empobreci¨®, y pec¨® de superficial en el sentido de no preocuparse por la forma.
J. P. A. Los libros... ?se comunican entre s¨ª?
J. M. C. B. Puede que se comuniquen de noche y produzcan complicidades.
J. P. A. Somos autores pero antes que nada lectores, somos producto de nuestras lecturas¡
J. M. C. B. La lectura es fundamentalmente un placer.
Y siguen hablando, como dos amigos que tratan de desentra?ar el pasado y dar forma a los or¨ªgenes del Caballero Bonald de hoy. Del autor cuyo primer verso, hace 61 a?os, fue un poema titulado Ceniza son mis labios:
¡°En su oscuro principio, desde
su vacilante estirpe, cifra inicial de Dios,
?alguien, el hombre, espera¡±.
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