Cristina Fern¨¢ndez Cubas: ¡°Importa lo que se dice y lo que se oculta¡±
La gran autora del cuento en espa?ol regresa tras ocho a?os de silencio marcados por la p¨¦rdida. 'La habitaci¨®n de Nona' es un canto a la esperanza y al g¨¦nero
Como en un buen espect¨¢culo de magia, hay dos maneras de afrontar este libro: la primera es dejarse llevar y disfrutarlo sin m¨¢s; la segunda es escrutar atento cada movimiento de manos, cada pliegue de la ropa en busca de ese truco que sabes que est¨¢, pero que no encuentras. El problema es que algunos no podemos evitar hacerlo de ambas maneras. Aunque ¡ªno teman¡ª el efecto es el mismo: el asombro, el aplauso final.
La habitaci¨®n de Nona es un libro rico y chispeante que trastoca y sorprende, que tensa la distancia entre lo que queremos y lo que tenemos, entre lo que tememos y la realidad. El regreso de Cristina Fern¨¢ndez Cubas (Arenys de Mar, 1945) a su medio natural, el cuento, despu¨¦s del silencio en el que la sepult¨® la muerte de su marido y del que solo sali¨® moment¨¢neamente y con seud¨®nimo, es una buena noticia para la literatura espa?ola. Lo hace con soltura, espolvoreando dosis contenidas de misterio y desconcierto, de ternura y crudeza, y jugando al despiste con tal profusi¨®n de magia que, sin parecerlo, le da siempre la vuelta (o las vueltas) al planteamiento. ?En qu¨¦ momento lo hizo, en qu¨¦ p¨¢rrafo, en qu¨¦ palabra, en qu¨¦ letra? No se sabe.
Como a un buen mago, hay ganas de preguntarle: ¡°?Cu¨¢l es el truco?¡±.
Pero es demasiado pronto, demasiado obvio, ella nunca lo revelar¨¢. Por eso empezaremos por el principio, o al menos por un buen principio: Edgar Allan Poe.
PREGUNTA. Allan Poe consideraba el cuento un buen g¨¦nero para crear y transmitir un sentimiento, una ¡°unidad de efecto¡± en el lector. ?Y usted? ?Qu¨¦ es para usted el cuento?
RESPUESTA. Yo ya no lo s¨¦ (r¨ªe), me siento como el conductor que va metiendo marchas sin pensar, pero el cuento tiene mucho de misterio y es a la vez un g¨¦nero misterioso por excelencia. El lenguaje del cuento es como el de la tribu de los wasi-wanos de mi libro: tiene tanta importancia lo que se dice como lo que se oculta.
P. ?Se siente miembro de una secta?
R. S¨ª, miembro de una hermandad, y eso me gusta. Es un g¨¦nero no despreciado, pero s¨ª desconocido. Mucha gente cree que es un meritoriaje, como el corto que haces mientras esperas la oportunidad de hacer el largo, pero no es as¨ª. Me fascina.
P. ?Por qu¨¦ ha costado tanto en Espa?a, frente a la tradici¨®n en toda Am¨¦rica?
R. Ha costado, aunque tenemos maestros excelentes como Emilia Pardo Baz¨¢n, por ejemplo. Ahora se ha vencido bastante este prejuicio y el cuento renace, ha despertado.
Cristina Fern¨¢ndez Cubas nos recibe en un hotel de Barcelona para hablar de La habitaci¨®n de Nona (Tusquets), su primer libro de cuentos tras la recopilaci¨®n que public¨® en 2008. Por el camino abandon¨® el g¨¦nero, su g¨¦nero, cre¨® un alter ego y public¨® una novela en 2013.
P. ?Infidelidad?
R. Hab¨ªa escrito un par de novelas anteriormente, pero esta vez me invent¨¦ un nombre, extranjeric¨¦ mi apellido (Fern¨¢ndez Cubas se volvi¨® Fernanda Kubbs) y cambi¨¦ de registro. Lo necesitaba porque romp¨ªa la verosimilitud que guardo siempre en mis cuentos. La narradora se ve encerrada en una bola de vidente. Era una propuesta totalmente distinta y entend¨ª que si firmaba con mi nombre iba a confundir a los lectores. Deb¨ªa decirles: cuidado, soy yo, pero vamos por otro camino, y por eso firmo Fernanda Kubbs. La verosimilitud es de Cristina y, como tal, cuanto m¨¢s raro es lo que quieres contar, m¨¢s veros¨ªmil tiene que parecer.
P. En ese momento estaba superando la muerte de su marido (Carlos Tr¨ªas, fallecido en 2007) y dej¨® los cuentos. ?Con La habitaci¨®n de Nona podemos creer que ha vuelto a su lugar?
R. He vuelto, creo que he vuelto, he vuelto. Estuve mucho tiempo sin escribir cuentos, ni poder leer, ni cuentos, ni nada, no pod¨ªa retener. Le ocurre a mucha gente que sufre una p¨¦rdida, no es un caso ¨²nico, y por eso le tengo tanta simpat¨ªa a Fernanda Kubbs, porque me permiti¨® salir de esa bola de cristal en la que yo estaba metida y meterme en otra, una de ficci¨®n. Tras acabar esa novela supe que pod¨ªa volver.
Sobre el papel las cosas nunca son como uno habr¨ªa imaginado. Has dado la palabra a un personaje y la utiliza. Es una aventura
Fern¨¢ndez Cubas suele decir que cada cuento sigue un impulso diferente y que cada libro de cuentos es una unidad, una especie de buque en el que cada viajero puede entrar por proa o por popa, colocarse en un puente o a estribor, pero el autor es siempre el responsable de estabilizar la nave. Su nuevo buque lleva un rumbo claro: los buenos siempre podemos ser malos; los cuerdos, locos, y la c¨¢mara, ?alehop!, acaba enfocando algo que no parec¨ªa estar ah¨ª. Dos de los relatos adem¨¢s dialogan de tal forma entre s¨ª que el eco de ese juego acaba reverberando largo rato en la memoria del lector.
P. ?Cu¨¢l fue el impulso aqu¨ª?
R. Cada cuento es muy distinto del otro, pero hay algunas ventanas y pasadizos secretos, como habitaciones distintas de la misma posada. El impulso de Hablar con viejas, por ejemplo, es algo que me pas¨® a m¨ª. Cruzaba la calle Par¨ªs y una viejecita muy amable vestida de flores me dijo: ¡°Ni?aaa, es usted tan amaaable de ayudarme a cruzar? [arrastra la a como si leyera un Hansel y Gretel barcelon¨¦s]. Es que no distingo los sem¨¢foros¡¡±. Me agarr¨® muy fuerte, la acompa?¨¦, y en su portal me invit¨®: ¡°Yo vivo aqu¨ª. ?Quieres subir a tomar algo?¡±. Yo no sub¨ª a aquella casa, pero sub¨ª escribiendo y ced¨ª el paso a la joven del cuento que sube, no dir¨¦ m¨¢s. Lo inesperado acecha en cada esquina, y por qu¨¦ no en una casa del Ensanche.
P. ?Todo bueno alberga un malo en su interior?
R. Nadie lo es todo. Nadie es completamente bueno ni completamente malo, hay grises. Y luego est¨¢n las circunstancias. En una situaci¨®n normal, si interviene un elemento ajeno que enrarece la atm¨®sfera, puede ocurrir cualquier cosa.
P. Mientras le¨ªa su libro se produjo el accidente del avi¨®n en los Alpes y pens¨¦: ese piloto podr¨ªa ser su personaje. Una de esas situaciones en las que las cosas se dan la vuelta.
R. Tendr¨ªa que pasar mucho tiempo porque lo he vivido mal, ha sido horroroso, pero como cuentista me gusta que los factores se alteren. Yo creo que la cotidianidad no es tan apacible como parece.
P. En sus cuentos hay madrastra de hoy, hijastras atemorizadas; o una ni?a con capucha roja que no teme al lobo, sino a sus padres. ?Escribe para conjurar los miedos?
R. A veces s¨ª, otras veces no. Puede ocurrir que alg¨²n temor o alguna pesadilla se la enjaretas a un personaje y la disfrutas. A m¨ª lo que m¨¢s me gusta de la escritura es el proceso de escritura. Crees que vas a contar una cosa y puedes lograrlo o no, porque suceden much¨ªsimas cosas en el proceso de escritura. A los personajes les das la palabra y resulta que la utilizan. Naturalmente eres t¨² el que se la has dado, pero si te has metido en una atm¨®sfera determinada hay un momento en que puedes empezar a seguirles a ellos y olvidarte de lo que t¨² pensabas escribir para ir por otros caminos. O pararte antes de donde pensabas llegar. O ir m¨¢s all¨¢. Todo puede ocurrir.
P. ?Es su proceso en general? ?No cuadra la realidad con lo que usted ha planificado?
R. Exacto no. No es un calco. Si fuera un calco, supongo que no me gustar¨ªa, siempre hay algo m¨¢s. Sobre el papel las cosas no son como uno las ha imaginado. Y a m¨ª me gusta mucho la aventura sobre el papel, el viaje.
P. ?Y qu¨¦ elige o planifica? ?La historia, el argumento, los personajes, la sensaci¨®n, como Allan Poe? ?A qu¨¦ se agarra?
R. El impulso puede venir de muchas cosas, es un chispazo. Estoy muy abierta a las posibilidades que puedan aparecer en cada momento.
P. ?Vive el cuento como una novela corta, como poes¨ªa larga o como algo distinto?
R. Como cuento. Un g¨¦nero en s¨ª mismo. Con la poes¨ªa tiene en com¨²n la intensidad, y con la novela, la narrativa, pero es distinto. El cuento es tir¨¢nico, no te perdona un p¨¢rrafo malo; una novela quiz¨¢ te perdona un cap¨ªtulo que no est¨¦ demasiado bien, pero en un cuento no te puedes saltar una l¨ªnea. En ella puede haber tal cantidad de informaci¨®n, tal intensidad y concisi¨®n que el lector de cuentos es un lector activo al que no le da ning¨²n reparo volver a las primeras p¨¢ginas. Y a veces el cuento contin¨²a en su cabeza, y eso me encanta.
Ocurre en el juego ya mencionado entre dos cuentos y ocurre en La nueva vida, un relato negro y doloroso en el que el pasado invade el presente, o eso parec¨ªa hasta que es el presente el que se convierte en invasor molesto. Le cuesta tanto hablar de ¨¦l que, de forma muy parca, confiesa que lo grab¨® en un magnetof¨®n en los momentos m¨¢s duros de su p¨¦rdida y necesit¨® varios a?os para recuperarlo. Para escribirlo. ¡°Y m¨¢s no quiero hablar¡±.
Ese cuento es pura magia, y por eso la pregunta finalmente se abre paso: ¡°?Cu¨¢l es el truco?¡±.
Ella r¨ªe y calla, como ese buen mago tras la exhibici¨®n. O dice algo as¨ª como: ¡°No lo s¨¦; si soy una ilusionista, lo hago sin darme cuenta¡±.
Pero como remate, como bis espectacular tras el cuento negro en el que evoca la p¨¦rdida, sit¨²a el que cierra el libro: D¨ªas entre los wasi-wanos, una historia que aplaude la vida y la imaginaci¨®n.
¡°Es esperanzador. Espero que el lector sepa que siempre nos quedar¨¢n los wasi-wanos¡±.
Y, como los ind¨ªgenas de su tribu amaz¨®nica, Fern¨¢ndez Cubas se marcha dejando las palabras en el aire: las que ha querido decir; y las que ha querido ocultar.
La habitaci¨®n de Nona. Cristina Fern¨¢ndez Cubas. Tusquets. A la venta el 7 de abril de 2015.
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