?Hay gato encerrado en la tumba de Tutankam¨®n?
El egipt¨®logo Nicholas Reeves propone la existencia de dos c¨¢maras secretas en el sepulcro, una de ellas de Nefertiti
En pleno verano nos llega una fenomenal historia egiptol¨®gica digna del m¨¢s imaginativo thriller arqueol¨®gico. Una historia excitante que si no fuera porque el que la cuenta es uno de los m¨¢s c¨¦lebres estudiosos del Egipto fara¨®nico, el brit¨¢nico Nicholas Reeves, descartar¨ªamos como novelesca. Reeves propone, ag¨¢rrense, que la tumba de Tutankam¨®n en el Valle de los Reyes (KV 62), visitada por cientos de miles de personas desde su hallazgo en 1922 por Howard Carter y cuya peque?a estructura ha sido concienzudamente explorada hasta la saciedad (o eso cre¨ªamos), esconde dos c¨¢maras hasta ahora desconocidas. En una de ellas, adem¨¢s, seg¨²n Reeves, reposar¨ªa ?la reina Nefertiti!, consorte del padre de Tutankam¨®n, Akenat¨®n, y posiblemente corregente con este y eventualmente su sucesora como fara¨®n de pleno derecho.
Al hallar las ¡°cosas maravillosas¡± que eran el formidable ajuar del joven fara¨®n y que deslumbraron al mundo, Carter y su mecenas Lord Carnarvon se habr¨ªan quedado en realidad a medias. Uno de los mayores tesoros de Egipto se hallar¨ªa no en un lugar ignoto bajo las arenas del desierto sino al alcance de la mano, a literalmente cent¨ªmetros de uno de los lugares m¨¢s visitados del pa¨ªs del Nilo.
Son afirmaciones que parecen una pura locura pero que en boca de Reeves, que las justifica en un art¨ªculo que no tiene desperdicio y que est¨¢ sesudamente documentado, invitan a so?ar con lo que ser¨ªa uno de los mayores hallazgos arqueol¨®gicos de todos los tiempos.
La argumentaci¨®n del especialista ¡ªcontenida en un largo art¨ªculo publicado el pasado 23 de julio bajo el t¨ªtulo The burial of Nefertiti?¡ª est¨¢ llena de saltos al vac¨ªo y puras especulaciones, y resulta en algunos puntos muy tra¨ªda por los pelos, pero es brillante, erudita, su audacia resulta estimulante, un espl¨¦ndido revulsivo en un campo que avanza a menudo demasiado de puntillas, y es imposible no desear, ay, que tenga raz¨®n.
Significativamente, un colega como Kent Weeks, otro de los grandes referentes en el estudio del Valle de los Reyes, responsable del nuevo cartografiado de las necr¨®polis tebanas y famoso excavador de la tumba colectiva de los hijos de Rams¨¦s II (KV 5), se ha mostrado interesad¨ªsimo en la teor¨ªa de Reeves y ha juzgado su argumentaci¨®n ¡°fascinante¡±. Reeves es un consumado especialista en la ¨¦poca de Amarna, autor de una sensacional biograf¨ªa de Akenat¨®n y de un espl¨¦ndido, imprescindible libro de divulgaci¨®n sobre Tutankam¨®n (Todo Tutankam¨®n), publicados ambos en castellano. Excav¨® durante un tiempo en el Valle de los Reyes hasta que tuvo un encontronazo con el entonces todopoderoso Zahi Hawas, responsable de antig¨¹edades, que le expuls¨® flam¨ªgeramente del yacimiento acus¨¢ndole de irregularidades.
La base de toda su sorprendente relectura de la tumba de Tutankam¨®n est¨¢ en el trabajo efectuado por Factum Arte para crear la r¨¦plica facs¨ªmil del sepulcro, una r¨¦plica impresionante que puede visitarse a la entrada del Valle de los Reyes, junto a la vieja casa de Carter. Para realizar la copia, la empresa, que tiene sede en Madrid, efectu¨® una escaneado y fotografiado digital en alta resoluci¨®n de una precisi¨®n asombrosa de la c¨¢mara sepulcral de la tumba. Fue viendo esa nueva documentaci¨®n, disponible online, cuando Reeves, seg¨²n explica, descubri¨® las fisuras y grietas artificiales en los muros que sugerir¨ªan la existencia de dos puertas disimuladas y que hasta ahora hab¨ªan pasado desapercibidas.
Una, al oeste de la c¨¢mara funeraria, conducir¨ªa a un peque?o almac¨¦n inexplorado similar al conocido Anexo y contempor¨¢neo del enterramiento de Tutankam¨®n, mientras que la otra, al norte, de manera mucho m¨¢s excitante, llevar¨ªa a una continuaci¨®n pre-Tutankam¨®n de la tumba hacia otro enterramiento inviolado, el del propietario original del sepulcro que luego se readapt¨® para el joven fara¨®n: Nefertiti.
Reeves cree que la KV 62 se construy¨® para una reina ¡ªlo que justifica por su estructura en L con giro a la derecha¡ª y no para un relativamente modesto enterramiento privado que se reaprovech¨® apresuradamente para Tutankam¨®n al morir este inesperadamente. M¨¢s all¨¢ del muro norte que cierra la c¨¢mara sepulcral y que cre¨® una separaci¨®n artificial en lo que era un ¨²nico corredor con la antec¨¢mara, se extender¨ªa una tumba real que habr¨ªa sido dispuesta para Nefertiti, cuyo paradero, subraya Reeves se desconoce con certeza y parte de cuyo ajuar funerario fue reutilizado para su hijastro Tutankam¨®n, que ocup¨® la parte exterior del sepulcro.
El egipt¨®logo aporta como pruebas de su teor¨ªa eruditas comparaciones arquitect¨®nicas con otras tumbas de la 18 dinast¨ªa.
La puerta al tramo oculto de la KV 62 y hacia el enterramiento de la bella Nefertiti se encontrar¨ªa en la pared al otro lado de donde se halla el sarc¨®fago de Tutankam¨®n, detr¨¢s de las pinturas que representan la ceremonia funeraria del fara¨®n. El nuevo an¨¢lisis iconogr¨¢fico de esas pinturas es uno de los elementos fundamentales (y no menos discutibles) de la hip¨®tesis de Reeves: en su relectura, el fara¨®n muerto representado no ser¨ªa Tutankam¨®n ¡ªcomo siempre se ha coincido en identificar¡ª sino Nefertiti en su papel regio; y el oficiante en la tradicional ceremonia de Apertura de la boca no ser¨ªa, Ay, el sucesor de Tutankam¨®n, sino el propio Tutankam¨®n, que habr¨ªa sucedido a Nefertiti. De alguna manera, pues, la pintura estar¨ªa dando la clave del secreto de la tumba desde que esta se descubri¨®.
A la obvia cuesti¨®n de c¨®mo a un avezado arque¨®logo como Carter le pudo pasar por alto la supuesta verdadera estructura de la tumba, que ¨¦l descubri¨® y estuvo estudiando durante diez a?os, Reeves contesta que el arque¨®logo carec¨ªa de los medios tecnol¨®gicos para ver m¨¢s all¨¢ de las pinturas y descubrir las puertas secretas. Que a un viejo zorro como Carter se le pudiera escapar una cosa as¨ª parece muy raro. ¡°Pens¨® que los muros de la c¨¢mara funeraria eran s¨®lidos y acab¨® su investigaci¨®n sin saber que un hallazgo m¨¢s significativo pod¨ªa estar a pulgadas de su alcance¡±, concluye Reeves.
Como se ve de momento nada es conclusivo. El egipt¨®logo brit¨¢nico, que no descarta que en la tumba se puedan encontrar tambi¨¦n varias princesas u otros miembros de la familia real (por pedir que no quede), anima a realizar investigaciones lo antes posible y recalca que a diferencia de lo que hizo Howard Carter estas se podr¨ªan efectuar hoy con t¨¦cnicas no invasivas. ¡°Una investigaci¨®n geof¨ªsica de la tumba es en estos momentos la prioridad m¨¢s alta de la egiptolog¨ªa¡±, sostiene. Qui¨¦n sabe, a lo mejor Carter y Carnarvon se dejaron tambi¨¦n all¨¢ dentro la mayor parte de la maldici¨®n.
Babelia
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