Guy B¨¦art, uno de los ¨²ltimos representantes de la ¡®chanson¡¯
Con Georges Brassens y Jacques Brel formaban las tres B de la canci¨®n francesa
¡°Todo est¨¢ dicho, pero como nadie escucha, hay que volver a repetirlo¡±, contestaba con humor Guy B¨¦art cuando se le preguntaba si despu¨¦s de haber escrito m¨¢s de 300 canciones le quedaba algo por decir. Con su desaparici¨®n la canci¨®n francesa pierde a uno de sus ¨²ltimos grandes representantes, protagonista de esa edad de oro forjada por los nombres de Brassens, Brel, Aznavour, Ferr¨¦, Gr¨¦co, Moustaki, Barbara... que a partir de los a?os cuarenta proyectar¨ªa la canci¨®n francesa a todo el mundo en esa convergencia insuperable de canci¨®n, lirismo, melod¨ªa y expresi¨®n.
Nacido en 1930 en El Cairo ¡ªsu verdadero nombre es Guy B¨¦har¡ª, realiza una primera carrera profesional como ingeniero civil, que acabar¨¢ abandonando por la canci¨®n. Como otros int¨¦rpretes de la chanson, B¨¦art hace sus primeras armas en los a?os cincuenta en los cabarets de la llamada Rive Gauche, debutando en la Colombe, donde llama la atenci¨®n del promotor Jacques Canetti, hermano del futuro Nobel de Literatura Elias Canetti, que gu¨ªa sus primeros pasos profesionales y discogr¨¢ficos. En 1957, en una Francia que vive los desgarros de la guerra de Argelia, B¨¦art consigue su primer gran reconocimiento popular con L¡¯Eau vive de la pel¨ªcula del mismo t¨ªtulo y para la que escribe la banda sonora. El tema de aire infantil y al mismo tiempo sutil y sensual seduce a la Francia gaullista pasando al cancionero popular.
A finales de los a?os cincuenta B¨¦art es un autor reconocido, sus canciones triunfan en las voces de artistas como Patachou (Le bal temporel), Zizzi Jeanmaire (Il y a plus d¡¯un an) o Juliette Gr¨¦co, que interpreta con ¨¦xito Il n¡¯y a plus d¡¯apr¨¨s, una canci¨®n que anuncia el fin de una ¨¦poca, el Par¨ªs existencialista de la posguerra del cual forma parte. Si el amor y la melancol¨ªa cruzan sus canciones, B¨¦art no reh¨²ye los temas de actualidad como cronista de su tiempo, la descolonizaci¨®n (Chandernagor), la crisis de Suez (Suez), la muerte de las ideolog¨ªas (Qui suis-je) o la apocalipsis nuclear (Les temps ¨¦trangeres). En Espa?a, una de sus canciones, Les souliers, conoce una excelente adaptaci¨®n al catal¨¢n a cargo del letrista Delf¨ª Abella siendo popularizada por Joan Manuel Serrat.
?Con la irrupci¨®n de la nueva ola ye-y¨¦, B¨¦art vive un cierto eclipse, como otros cantautores. Como respuesta a una generaci¨®n que baila el twist, reivindica la pasi¨®n del tango como baile de seducci¨®n. Mientras pasa la revoluci¨®n juvenil, B¨¦art sabe aprovecharse de un medio como la televisi¨®n, donde crea y presenta Bienvenue, un programa donde se mezclan los g¨¦neros musicales y el talk-show, con la ¨²nica prohibici¨®n de cantar en playback. Precisamente ser¨¢ frente a las c¨¢maras donde protagoniza uno de sus momentos m¨¢s controvertidos. En el programa cultural Apostrophes que dirige Bernard Pivot B¨¦art sostiene una agria pol¨¦mica con Serge Gainsbourg a prop¨®sito de la canci¨®n como arte musical. El balance final del match televisivo ser¨¢ a favor de Gainsbourg.
A pesar de los periodos de crisis, B¨¦art continuar¨¢ contando con el apoyo del p¨²blico que llena las salas cada vez que reaparece con motivo de la presentaci¨®n de un nuevo disco. A principios del 2015 realizaba su despedida de los escenarios en la sala Olympia, la misma sala donde hab¨ªa debutado en 1958 haciendo de telonero de la vedette y estrella musical Caterina Valente. Para su despedida, B¨¦art se rodea de amigos y cantantes como Herv¨¦ Vilard y Julien Clerc y de su hija, la actriz Emmanuelle B¨¦art, interpretando juntos su canto elegiaco, Il n¡¯y a plus d¡¯apr¨¨s.
Retirado en su casa de Garches, el cantante que hab¨ªa sobrevivido al c¨¢ncer, ¡°conozco la muerte, me ha cruzado varias veces con ella¡±, ha muerto este mi¨¦rcoles 16 de septiembre. Ten¨ªa 85 a?os. B¨¦art hab¨ªa comentado su deseo de convertirse en un ¡°an¨®nimo¡± del siglo XX. ¡°He dado todo lo que he podido, y ahora mi papel es transformarme en an¨®nimo, me gusta m¨¢s la gente de las que se recuerda su obra que de la que se recuerda su cara y sus an¨¦cdotas¡±. Sus deseos en parte se ha cumplido, sus canciones seguir¨¢n viviendo en el coraz¨®n de varias generaciones de franceses.
Babelia
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