¡®Julieta¡¯, claro
No solo por sus evidentes cualidades, sino tambi¨¦n por el prestigio internacional de su autor, era l¨®gico que la Academia eligiera la pel¨ªcula de Almod¨®var como candidata espa?ola al Oscar a pel¨ªcula de habla no inglesa. Muy cabal, s¨ª, aunque podr¨ªa haber resultado otra cosa dada esa man¨ªa tan frecuente en nuestros lares de despreciar lo excelente. De hecho, Julieta ha recibido en Espa?a cr¨ªticas muy diversas, lo que es habitual y leg¨ªtimo, pero algunas de ellas han rozado el menosprecio sin venir a cuento y con una frivolidad alarmante que contrasta con la buena recepci¨®n que la pel¨ªcula viene recibiendo en otros pa¨ªses. Ese menosprecio contagioso, m¨¢s all¨¢ de que Julieta pueda gustar m¨¢s o menos a unos y otros, es lo que hac¨ªa temer que los acad¨¦micos apuntaran fuera de foco. Otras veces as¨ª ha ocurrido.
Ahora toca esperar hasta que mediante ese complicado sistema de Hollywood se llegue a las cinco finalistas reales. Y desear suerte, en lo que seguramente no coincidiremos con el se?or Rajoy y su ministro Montoro, tenaces castigadores del cine espa?ol. A ellos, que Julieta llegue felizmente al final del recorrido les puede dar un soponcio. As¨ª es este pa¨ªs de nuestros pecados.
Se supon¨ªa hace a?os que los acad¨¦micos de Hollywood eran viejecitos conservadores sin luces ni criterios, y con af¨¢n paternalista las autoridades espa?olas les enviaban pel¨ªculas que pensaban ser¨ªan de su gusto. Pero hace ya mucho tiempo que los supuestos ancianetes premian obras antes impensables. El a?o pasado sin ir m¨¢s lejos le dieron este Oscar a la h¨²ngara El hijo de Sa¨²l, que compiti¨® hasta el final con la jordana Lobo, la colombiana El abrazo de la serpiente, la turca Mustang y la danesa Krigen, a¨²n in¨¦dita en Espa?a. Ninguna de ellas es cine complaciente, y de ah¨ª que el sistema espa?ol para elegir candidata deba apoyarse en los profesionales y no en funcionarios del Gobierno. Sobre todo cuando aciertan. Ojal¨¢ que tambi¨¦n en este caso.
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