El Prado recibe un ¡®vel¨¢zquez¡¯ in¨¦dito donado por un hispanista
El retrato de Felipe III fue pintado en Madrid en 1627 para ¡®La expulsi¨®n de los moriscos¡¯, obra desaparecida en un incendio
A comienzos de 1988, el hispanista William B. Jordan (Nashville, Tennessee, 1940) se encontraba en Londres cuando de manera casual cay¨® en sus manos un cat¨¢logo de subastas. Le deslumbr¨® un retrato que dec¨ªa representar a Don Rodrigo Calder¨®n. Era un trozo de cuadro sobre otro repintado. Lo compr¨® de inmediato porque a su ojo experto le record¨® a un vel¨¢zquez y sab¨ªa que el hombre retratado no era un an¨®nimo. Lo compr¨® muy barato (no recuerda por cu¨¢nto) y se lo llev¨® consigo para su estudio.
Comenzaba as¨ª una feliz aventura que ha acabado con la autentificaci¨®n por parte de todos los expertos del Prado de que se trata de un trabajo preparatorio de Vel¨¢zquez realizado en Madrid en 1627 para La expulsi¨®n de los moriscos, una tela que no se conserva porque fue destruida en el incendio del Alc¨¢zar de Madrid. La obra (62,6 por 52,9 cent¨ªmetros) fue presentada ayer en el Prado con los honores que se reservan para los acontecimientos excepcionales. William B. Jordan, vinculado al Prado desde muy joven, ha donado la obra a la American Friends of the Prado Museum, entidad sin ¨¢nimo de lucro radicada en Estados Unidos para beneficiar al museo espa?ol cuyo estreno oficial ha sido el dep¨®sito del retrato. La obra, el ¨²nico boceto del artista con el que cuenta el museo, pasar¨¢ a exhibirse en las salas que el Prado dedica al autor de Las Meninas.
Instalado sobre un atril y enmarcado en verde y oro, el rostro de Felipe III fue el objeto de todas las miradas de los asistentes al acto. El monarca luce contundentes mofletes, grandes bigotes y parece mirar al horizonte. La gola blanca y el fondo negro est¨¢n sin definir, solamente esbozados, algo que para los expertos significa que se trata de un estudio de trabajo para el pintor, no de un cuadro terminado. El retrato no est¨¢ realizado del natural, ya que Felipe III muri¨® en 1621 y la obra fue pintada en 1627. Vel¨¢zquez obtuvo la imagen de trabajos anteriores realizados por sus colegas.
En su relato sobre su encuentro con Felipe III, William B. Jordan rememor¨® su primera visita a El Prado. Era 1955 y viajaba por Europa con sus padres y su hermana. Despu¨¦s, ya no dejar¨ªa de volver y de pasar largas temporadas. Doctorado en Arte por la Universidad de Nueva York, en el Prado estudi¨® a fondo a los pintores del Siglo de Oro y se especializ¨® en los bodegones de Juan S¨¢nchez Cot¨¢n. Comisari¨® varias exposiciones para el Prado y ha tenido relaci¨®n con los directores de los ¨²ltimos 30 a?os. ¡°En los 90, me lleg¨® a preocupar el aire provinciano que imperaba en el museo¡± explic¨® Jordan. ¡°Pero lleg¨® Miguel Zugaza y lo convirti¨® en un centro de referencia mundial. El Prado ha sido esencial en mi vida, tanto por el conocimiento que me ha transmitido como por las amistades nacidas a lo largo de este tiempo. Por eso, ?d¨®nde mejor que el Museo del Prado para depositar el vel¨¢zquez? No tengo inter¨¦s en el dinero que podr¨ªa conseguir, mi mayor placer es verlo en este museo¡±.
Despu¨¦s de los agradecimientos de los donantes oficiales, Cristina Simons, de American Friends of the Prado Museum; el presidente del Patronato, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca; el director, Miguel Zugaza y el adjunto a la direcci¨®n, Miguel Falomir, lleg¨® el turno de los expertos que han estudiado al detalle la obra, Javier Port¨²s y Jaime Garc¨ªa-M¨¢rquez. Ambos se han ayudado para su diagn¨®stico con radiograf¨ªas e infrarrojos, adem¨¢s del profundo conocimiento de la pincelada de Vel¨¢zquez. ¡°Desde el punto de vista estil¨ªstico¡±, precisa Port¨²s, ¡°es una pintura que hay que fechar entre 1623, cuando Vel¨¢zquez lleg¨® a la corte y 1631, cuando el pintor volvi¨® de Italia, y cambi¨® de manera notable su estilo retrat¨ªstico¡±.?A?ade Port¨²s que el estado de conservaci¨®n hac¨ªa complicado desvelar la autor¨ªa, pero no tiene dudas de que es un boceto pintado por Vel¨¢zquez para otra obra m¨¢s ambiciosa, La expulsi¨®n de los moriscos cuyos restos quedaron convertidos en ceniza en el incendio de el Alc¨¢zar.
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