¡°El monoling¨¹ismo es un veneno para las culturas¡±
El autor keniano de 'Descolonizar la mente' afirma que ?frica nunca despegar¨¢ si no recibe nada a cambio de entregar sus recursos
Un ni?o africano descalzo que acostumbraba a trepar a una monta?a de desperdicios en su aldea de campesinos y pastores para ver el mundo encontr¨® en La isla del tesoro una lectura memorable. ?C¨®mo era leer la gran novela de Stevenson, con su trama de complejas lealtades, siendo un kikuyu despose¨ªdo en la Kenia colonial y teniendo un hermano en el Mau Mau y un hermanastro ex Real Fusilero Africano en la milicia local progubernamental? Ngugi wa Thiong'o ( Kamiriithu, 1938) sonr¨ªe. ¡°Para m¨ª era una historia, una gran historia. Me hizo querer ser Jim Hawkins, ver tierras lejanas, piratas. Cosas que ni sab¨ªa lo que eran. Es el gran poder de la narrativa¡±.
?No le parec¨ªa algo muy ajeno, del mundo de los blancos, tan alejado del suyo? ¡°No creo que hubiera contradicci¨®n, lo que yo le¨ªa era una historia, y yo vengo de una tradici¨®n en la que se cuentan historias. Para m¨ª ese libro, uno de los poqu¨ªsimo disponibles que hab¨ªa en la escuela, era una forma de contarme a m¨ª mismo historias como las que o¨ªa contar de noche. Otro libro que tuve fue una edici¨®n en kikuyu del Antiguo Testamento: lo le¨ªa no como un texto religioso sino como una suma de historias incre¨ªbles¡±.
Ngugi (que renunci¨® a su nombre en ingl¨¦s, James Ngugi, y retom¨® el africano) es uno de los grandes escritores y pensadores de ?frica. Preso en 1977 por la dictadura de su pa¨ªs, se exili¨® a EE UU. Candidato continuadamente al Nobel de Literatura, es autor de novelas tan conocidas como Un grano de trigo (Debolsillo), ensayos (como la famos¨ªsima compilaci¨®n de conferencias Descolonizar la mente, tambi¨¦n en Debolsillo), teatro o sus maravillosas memorias, una de las lecturas m¨¢s hermosas y emotivas que quepa imaginar: la primera entrega, sus recuerdos de infancia, Sue?os en tiempos de guerra, la ha publicado Rayo Verde. El mi¨¦rcoles dar¨¢ una conferencia en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB) sobre emancipaci¨®n y escritura en ?frica.
Tuve una madre que me inculc¨® la creencia de que pod¨ªa llegar a todo.? 'Esfu¨¦rzate siempre. El conocimiento es nuestra luz', dec¨ªa".
?C¨®mo consigue llegar un ni?o descalzo de un humilde y oscuro poblado a escritor universal, profesor en las grandes universidades estadounidenses y candidato al Nobel? Parece algo digno de Grandes esperanzas, que por cierto es otro de sus libros favoritos. ¡°Es verdad, me gust¨® tanto... Lo le¨ª en la universidad y todav¨ªa hoy con compa?eros de entonces cuando nos vemos nos saludamos a gritos '?eh, Pip!' Me siento muy agradecido a la vida. El secreto quiz¨¢ est¨¦ en el optimismo. Y en mi madre. Tuve una madre que me inculc¨® la creencia de que pod¨ªa llegar a todo. 'hagas lo que hagas, hazlo lo mejor que puedas', me insist¨ªa. 'Esfu¨¦rzate siempre. El conocimiento es nuestra luz'. Era una mujer incre¨ªble. Tengo una gratitud inmensa hacia ella. Cuando pienso la enormidad de las cosas que consigui¨®. Tambi¨¦n me imbuy¨® un fuerte sentimiento moral de lo que est¨¢ bien y lo que no¡±.
Su madre era una de las cuatro esposas de su padre (que tuvo 25 hijos: para alguien ajeno a la tradici¨®n entender la red de parentescos de ese clan kikuyo es algo digno de L¨¦vi- Strauss), que la ech¨® de casa y a sus hijos con ella. En sus memorias relata la reconciliaci¨®n final con su progenitor, que acaba d¨¢ndole consejos dignos de Palabras para Julia en la cima del viejo estercolero. ?Otro secreto es el perd¨®n? ¡°Es muy importante. Si no perdonas arrastras esa carga. Perdonar es darte a ti mismo el permiso de ser libre. El odio es corrosivo. Pero perdonar no es olvidar. Mi padre, en todo caso, luch¨® mucho en su vida. Nunca he dejado de valorar todo lo bueno de mi padre¡±.
Ngugi, cuyo abuelo paterno era masai, reivindica incesantemente su lengua, el kikuyu o gikuyu y ha publicado parte de su obra en ella. Tambi¨¦n ha reflexionado sobre el uso de las lenguas de los pa¨ªses colonizadores. ¡°Todas las lenguas, tal y como las concibo son positivas. Ahora aprendo espa?ol, a¨²n no como para leer a Garc¨ªa M¨¢rquez o a Cervantes. Las lenguas en s¨ª son buenas, el problema viene cuando se trata de crear una falsa jerarqu¨ªa entre ellas. O se postula que para que exista una lengua otras tienen que desaparecer. Lo malo son las relaciones de poder. Escribo en kikuyo pero no estoy en contra del ingl¨¦s. El monolinguismo es un veneno, el di¨®xido de carbono de las culturas, mientras que el biling¨¹ismo es el ox¨ªgeno¡±.
"El nombre que le dieron los ingleses, Mau Mau, sugiere algo tenebroso y salvaje, en realidad el movimiento se llamaba Tierra y Libertad. Y se representaba con dos dedos alzados¡±.
Es curioso hablar con alguien del que conoces tantas cosas, incluido c¨®mo fue su circuncisi¨®n y cu¨¢ndo se calz¨® sus primeros zapatos. El escritor rie. ?Los zapatos, s¨ª! Los primeros me los regal¨® mi hermana para ir al instituto. A¨²n hoy me cuesta caminar llevando unos¡±.
?Cu¨¢l es el gran problema de ?frica, que nunca acaba de despegar? ¡°No se puede prosperar si todo lo que haces es dar y nunca recibes nada. ?frica no deja de entregar sus recursos, lo hace desde el esclavismo, luego con el colonialismo y ahora otra vez. Hay que descolonizar la mente, sobre todo la de la clase dirigente. ?Sabe que hay 14 pa¨ªses africanos cuyos fondos nacionales siguen siendo controlados desde Par¨ªs? Eso lo dice todo¡±.
El Mau Mau, movimiento guerrillero diabolizado por los brit¨¢nicos, aparece con tintes mucho m¨¢s positivos en las novelas y memorias de Ngugi, donde se muestra en cambio el gran sufrimiento de la poblaci¨®n negra de Kenia ante la represi¨®n colonial, cuando que te encontraran un cartucho en el bolsillo o te se?alara un confidente encapuchado significaba la condenaba a la horca. El propio Ngugi sufri¨® humillaciones y abusos. ¡°Ya el nombre que le dieron los ingleses, Mau Mau, sugiere algo tenebroso y salvaje, en realidad el movimiento se llamaba Tierra y Libertad. Y se representaba con dos dedos alzados¡±.
El apartheid, recuerda el escritor, funcionaba plenamente en la Kenia de antes de la independencia: ¡°A un hombre negro que tuviera relaciones sexuales con una blanca se lo condenaba a latigazos y los lugares en que viv¨ªamos se los denominaban reservas¡±.
Ngugi tiene especial ojeriza a los exploradores europeos que descubr¨ªan ?frica. Y le molesta el uso a¨²n frecuente para los pueblos africanos de la palabra "tribu", con sus connotaciones negativas. ¡°?C¨®mo puede ser que un cuarto de mill¨®n de islandeses sean una naci¨®n y 40 millones de yorubas una tribu?¡±.
Otras memorias de ?frica
El mundo africano de las memorias y novelas de Ngugi est¨¢ desprovisto de animales salvajes, algo que forma parte en cambio del imaginario europeo al pensar en Kenia. Lo m¨¢s que aparecen son gallinas, ganado, o los topos de los que el ni?o Ngugi se convierte en gran cazador. ¡°No crec¨ª con leones o jirafas delante de casa", ironiza. "Es verdad que Kenia tiene una gran fauna y que eso forma parte de Kenia. El problema es que siempre se ve ?frica o Kenia desde un punto de vista de animales y naturaleza y se obvia, muchas veces malintencionadamente, la presencia humana. Y si se la menciona es para mostrar ni?os fam¨¦licos con moscas en los ojos, esos que gustan tanto de fotografiar los occidentales. O las mujeres en ropa tradicional. ?No, no! Todo eso es ?frica, pero tambi¨¦n las autopistas, los rascacielos, los caminos embarrados. Si quieres entender la complejidad de ?frica y de Kenia, tienes que comprenderlo todo¡±¡¤.
Es dif¨ªcil hablar de Kenia y no mencionar a la familia Leakey. ¡°Son una gente muy interesante. Con muchas contradicciones. No puedes verlos desde un solo punto de vista. Colaboracionistas, s¨ª, pero crecieron hablando kikuyu. Y el padre, Louis, lo escrib¨ªa fenomenalmente. Tambi¨¦n forman parte de la historia plural y variada de Kenia¡±.
Babelia
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