Ululantes y necesarios

Estos chicos, casi todos ya vagabundos del dharma ultraterreno, siguen ululando tiernamente generaci¨®n tras generaci¨®n. Alborotaron el tranquilo avispero de la poes¨ªa de su tiempo (esos poetas conservadores, retoricistas y melindrosos de la Nueva Cr¨ªtica, por ejemplo) y siguen haci¨¦ndolo hoy en d¨ªa. Ellos, que fueron avanzados de la contracultura, el ecologismo, el comunitarismo, la fraternidad universal, el orientalismo, el feminismo y el erotismo sin fronteras, quiz¨¢s sean ahora m¨¢s necesarios que entonces: porque nuestra ¨¦poca involuciona hacia esa taca?er¨ªa mental y emocional de la que hab¨ªan conseguido librarnos el pu?ado de obras iluminadas que firmaron estos seis y sus colegas; y porque los poderes a los que se enfrentaron han aprendido la lecci¨®n y han cavado trincheras de apariencia inexpugnable. Cada cual defendi¨® estas causas a su manera y con unos fines diferentes, pero la poes¨ªa de todos sin excepci¨®n denuncia los fallos de este sistema que nos jode la existencia y, antes de que se reprograme, publica sus planos y vende millones de copias sin dejar de hacer el amor o de practicar meditaci¨®n zen en caba?as o rascacielos, en lagos o bosques, en soledad o en grupo. Una poes¨ªa pol¨ªtica, por tanto, antes del desprestigio general y merecido de la pol¨ªtica. Y una poes¨ªa que practica la felicidad del encuentro con el otro y con lo otro sin mojigater¨ªas de sal¨®n.

M¨¢s informaci¨®n

Recomienda en Librotea 'The Dharma Beats'.

Varasek, en una edici¨®n exacta y hermosa armada a varias manos (imposible citarlos a todos, pero qu¨¦ buenos son), ha vuelto a contar su historia, a traducir sus poemas, a pensar sus trayectorias, y a ponerlos de actualidad entre nosotros para que no nos olvidemos de que, en efecto, los necesitamos m¨¢s que nunca. Necesitamos los haikus de Kerouac, donde llora el Gran Jefe Caballo Loco. Necesitamos los paisajes de Snyder, donde abren una senda los topillos. Necesitamos el taxi de Welch, que siempre lleva al mismo pasajero: Anacreonte. Necesitamos los pensamientos nerviosos de Whalen, a los que da manotazos como si fueran moscas. Necesitamos el escepticismo radical de Kyger, que no est¨¢ segura ni de s¨ª misma. Y necesitamos el peyote que mantiene frescas las palabras alucinadas de McClure como invit¨¢ndonos a ingerirlo nosotros tambi¨¦n.

The Dharma Beats. Una historia de la beat generation. Jack Kerouac, Gary Snyder y otros. Varasek, 2017. 200 p¨¢ginas. 20 euros