Cine vasco m¨¢s que digno
Arregi y Gara?o describen un desasosegante universo con complejidad, sutileza, emoci¨®n y verdad
Hace unos a?os, descubrimos en este festival una notable pel¨ªcula vasca que no respond¨ªa a esa fatigosa cuota de exhibir productos de la tierra con la misi¨®n de exaltar esencias nacionalistas. Se titulaba Loreak y su turbadora historia sentimental pod¨ªa haber ocurrido en cualquier lugar. Los responsables eran un grupo de gente que llevan tiempo trabajando juntos, que intercambian sus labores haciendo un cine tan atractivo como reconocible. Aitor Arregi y Jon Gara?o, parte del equipo creativo de Loreak, codirigen venturosamente Handia, basada en un personaje real nacido en Altxo (Gipuzkoa) y cuyo gigantismo le hizo entrar en la leyenda.
Las primeras im¨¢genes, fotografiando una sepultura vac¨ªa y acompa?adas por una evocadora voz en off, hacen presagiar que vas a ver una pel¨ªcula dotada de est¨¦tica y atm¨®sfera. Tambi¨¦n de una variada gama de sentimientos. Estos se acumulan entre personas cuya deformaci¨®n f¨ªsica les destina a la marginaci¨®n, a la mirada asombrada, cruel, morbosa o compasiva del pr¨®jimo, al espect¨¢culo de feria o a consumirse en el aislamiento m¨¢s sombr¨ªo.
Estos seres de apariencia monstruosa han protagonizado pel¨ªculas maravillosas y dotadas de una po¨¦tica conmovedora y terrible como Freaks y El hombre elefante. En ellas, esas v¨ªctimas de la naturaleza eran explotadas por gente sin alma. Los monstruos de Freaks al menos pod¨ªan otorgarse calor mutuo, pero Joseph Merrick, el hombre elefante, estuvo demasiado tiempo en la soledad, la tortura y el desamparo m¨¢s brutales. En Handia, ese hombre que no para de crecer y su hermano, superviviente de las guerras carlistas, descubren que la anormalidad del primero y su exhibici¨®n ante el p¨²blico puede servir para que ambos se ganen muy bien la vida, salvar de la ruina el caser¨ªo familiar, viajar incesantemente por Espa?a y Europa e, incluso, disfrutar de algo tan equ¨ªvoco como la fama. Y, c¨®mo no, la relaci¨®n entre los hermanos tambi¨¦n estar¨¢ expuesta al drama, los celos, la ambici¨®n, el reproche ¨ªntimo, esas viejas cuentas del alma que jam¨¢s se acaban de pagar. Arregi y Gara?o describen ese desasosegante universo con complejidad, sutileza, emoci¨®n y verdad. Es una pel¨ªcula extra?a en el mejor sentido. Es bonita y triste. Y no quiero imagin¨¢rmela doblada al castellano.
He tenido sensaciones ingratas durante la proyecci¨®n de Le sens de la f¨ºte / C¡¯est la vie! Me asaltaba la insana envidia asistiendo al jolgorio, las risas, las carcajadas y los aplausos ante determinados di¨¢logos y gags, la generalizada ovaci¨®n final del p¨²blico con el que compart¨ªa la sala. A mi pesar, mi expresi¨®n durante todo el metraje era similar a la de Buster Keaton. Y me sent¨ªa culpable de no pillarle la gracia, de no divertirme, de haber perdido algo tan gozoso, necesario y terap¨¦utico como el sentido del humor, de sentirme como un cenizo y una seta.
Me ocurri¨® lo mismo con Intocable, otra triunfante y al parecer gracios¨ªsima pel¨ªcula de estos directores franceses llamados Olivier Nakache y Eric Toledano. All¨ª, al parecer era irresistible la comicidad y la soterrada ternura que desprend¨ªa la relaci¨®n entre un rico se?or que ha quedado hemipl¨¦jico y el macarra negro que le cuida y le devuelve la alegr¨ªa de vivir. Aqu¨ª, cuentan las vicisitudes, equ¨ªvocos y delirios de los componentes de una empresa de c¨¢terin a lo largo del d¨ªa y la noche en la que sirven a una boda. Repito, debe de ser todo muy jocoso, delirantes las situaciones, di¨¢logos bendecidos por el ingenio, pero no hay forma de que se me contagie la desbordante alegr¨ªa de los espectadores. El problema debe de ser m¨ªo y no del humor blanco y contagioso de una pel¨ªcula que probablemente arrasar¨¢ en las antes deprimidas taquillas, como aquellos apellidos vascos y catalanes que hicieron tan feliz al personal.
Aseguran que es preferible ver en compa?¨ªa las comedias y el cine c¨®mico, que sus efectos se multiplican. En cuanto regrese a mi solitaria casa volver¨¦ a ver por cent¨¦sima vez Con faldas y a lo loco, Un, dos, tres; El guateque, Ser o no ser, Bola de fuego, Ninotchka, Primera plana y cositas as¨ª. Y si no me r¨ªo, recurrir¨¦ urgentemente al loquero. O me corto las venas, ya que si has perdido la bendita capacidad de re¨ªrte, eres un zombi.
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