Ciro, uno de los h¨¦roes an¨®nimos de la guerra de Colombia
El documental 'Ciro y yo' de Miguel Salazar narra la historia del pa¨ªs a trav¨¦s de la tragedia de una v¨ªctima de la violencia
Ciro Galindo, de 65 a?os, camina entre el pasto de una finca hasta el lugar donde apareci¨® el cuerpo de su hijo adolescente. Las l¨¢grimas que no consigue controlar a?os despu¨¦s del asesinato de Elkin son la historia de Colombia. Un campesino que tuvo la desgracia de nacer, crecer y vivir con sus tres hijos y esposa en una de las regiones m¨¢s violentas del mundo hasta hace pocos a?os. V¨ªctima de todos: el Ej¨¦rcito, la Polic¨ªa, las guerrillas y los paramilitares. Un superviviente de la guerra que cuenta su vida en el documental Ciro y yo, de Miguel Salazar, convencido de que siempre hay esperanza.
¡°Conoc¨ª a Ciro en 1996 cuando fui a hacer fotos de Ca?o Cristales, donde viv¨ªa con su familia", explica el director. "Al bajar del avi¨®n le ped¨ª que me acompa?ara porque necesitaba un gu¨ªa. ?l no pod¨ªa, me mand¨® con su hijo Jon". Aquella noche, despu¨¦s de la excursi¨®n al conocido r¨ªo de los siete colores, Miguel Salazar le tuvo que contar a Ciro que hab¨ªa presenciado c¨®mo su hijo se hab¨ªa ahogado despu¨¦s de saltar en una molla. Desde aquel fat¨ªdico d¨ªa son amigos.
En los m¨¢s de 20 a?os que separan la muerte de Jon del estreno de la pel¨ªcula, all¨¢ donde han ido Ciro y su familia se han encontrado con la guerra. El Meta, la regi¨®n donde viv¨ªan, se convirti¨® por orden del expresidente Andr¨¦s Pastrana en lo que se llam¨® la zona de distensi¨®n. Un territorio del tama?o de Suiza en el que la guerrilla de las FARC pudo campar a sus anchas mientras negociaba la paz con el Gobierno a finales de los noventa. El final de la guerra nunca lleg¨®. El resultado de aquella decisi¨®n fue el rearme de la ya exinsurgencia, la violencia desatada y el aumento de sus combatientes a trav¨¦s del reclutamiento forzado, sobre todo de menores.
Uno de los ni?os que pas¨® a las filas de las FARC fue Elkin, el hijo de Ciro. Vivi¨® un a?o de entrenamiento militar y experiment¨® la barbarie de la guerra de Colombia en el peor momento de este conflicto que dur¨® m¨¢s de medio siglo. La experiencia fue tan traum¨¢tica que a su salida de la selva solo encontr¨® m¨¢s sufrimiento y muerte.
En 2004, Ciro, ya con la categor¨ªa de desplazado por la violencia, y con un solo hijo, se reencontr¨® con Miguel Salazar en Bogot¨¢. Le pusieron una l¨¢pida al joven Elkin y no se volvieron a ver hasta 2012. En esos a?os, Anita, su mujer, falleci¨® de la pena. No pudo aguantar la muerte de su segundo hijo, la persecuci¨®n y la amenaza. La ayuda del Estado nunca lleg¨®, ni siquiera en la sala de urgencias. En ese mismo tiempo, su tercer y ya ¨²nico hijo Esneider, fue v¨ªctima de reclutamiento de los paramilitares.
Hace seis a?os, Miguel Salazar, Ciro y Esneider comenzaron "un proceso sanatorio", dice el cineasta. Consigui¨® ganar la confianza de sus dos amigos y la c¨¢mara empez¨® a grabar. "En aquel momento se cre¨® la Ley de V¨ªctimas y se iniciaron los di¨¢logos de paz del presidente Santos con las FARC. El objetivo tambi¨¦n era hacer memoria para que no se repitiera la historia".
Durante el rodaje, Ciro consigui¨® parte de la ayuda de ese Estado que, como dice en la pel¨ªcula, siempre le hab¨ªa fallado. Encontr¨® el lugar donde asesinaron a su hijo. "Fue su manera de enterrarlo, de conocer la verdad. Es muy doloroso, pero tambi¨¦n muy liberador¡±. Consigui¨® una casita despu¨¦s de m¨¢s de siete a?os de dura espera por el incumplimiento constante de las autoridades. Y volvi¨® a Ca?o Cristales a dejar flores en la poza donde se ahog¨® su otro v¨¢stago.
La historia de Ciro llega a los cines colombianos el 25 de enero con la convicci¨®n de su autor y de sus protagonistas de que "el posconflicto es narrar el horror y las historias de esperanza para evitar la amnesia hist¨®rica". En ese camino, Miguel Salazar cree que "siempre hay que estar del lado de las v¨ªctimas, las que recibieron el horror pac¨ªficamente".
En el momento en que sobrevuela su antiguo hogar, al lado de su hijo Esneider, sobre la inmensidad del llano Colombia, con el proceso de paz ya firmado entre el Gobierno y las FARC dice: "Para aportar a la paz toca perdonar, pero olvido no".
Babelia
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