Un relato ¨ªntimo del cautiverio de los Rom¨¢nov
Un libro compila textos del ocaso de la ¨²ltima dinast¨ªa zarista
Hoy, en los libros de historia, todo encaja. Un pa¨ªs inmenso con una estructura agraria feudal hasta el siglo XIX, una revuelta aplastada a disparos doce a?os antes y d¨¦cadas del fantasma del comunismo recorriendo Europa. En cambio, cuando se desarrollaban los acontecimientos clave de la Revoluci¨®n Rusa, la ¨²ltima dinast¨ªa zarista no entendi¨® nada: se aferraba a la ilusi¨®n de que todo volver¨ªa a la normalidad y cre¨ªa que "la naturaleza eslava" requer¨ªa de "un l¨¢tigo" y "casi crueldad", como apunt¨® la zarina Alejandra Fi¨®dorovna a su marido, Nicol¨¢s II.
Es una de las impresiones que se extrae de las cartas, telegramas, diarios y otros documentos, principalmente de los Rom¨¢nov y sus allegados, escritos durante los tres cautiverios que sufrieron entre la revoluci¨®n burguesa de febrero de 1917 y su ejecuci¨®n en 1918 en Ekaterimburgo, donde se alza desde 2003 la catedral de la Sangre Derramada. Un relato ¨ªntimo compilado por la editorial P¨¢ginas de espuma en forma de novela epistolar bajo el t¨ªtulo Rom¨¢nov, cr¨®nica de un final: 1917-1918.
25 de febrero de 1917, seg¨²n el calendario juliano, trece d¨ªas menor que el gregoriano que la Rusia de Lenin adopt¨® un a?o m¨¢s tarde. La zarina escribe a su marido a la residencia imperial de Ts¨¢rskoye Sel¨®: "Los chicos [en las calles] corren y gritan que no tienen pan -tan solo para agitar- y los obreros impiden que otros trabajen. Si hiciera mucho fr¨ªo, todos estar¨ªan en sus casas. Pero todo esto pasar¨¢ y se calmar¨¢ si la Duma [el Parlamento] act¨²a bien". No aparece en el libro, pero un d¨ªa despu¨¦s el presidente de la C¨¢mara advert¨ªa al zar en un telegrama de que la situaci¨®n era "grave" y la capital [entonces Petrogrado, la actual San Petersburgo] estaba en "estado de anarqu¨ªa". Nicol¨¢s II no respondi¨®. En marzo acabar¨ªa abdicando, presionado por la Duma.
En las misivas se mezcla lo pol¨ªtico y lo cotidiano. Un breve comentario de la zarina sobre c¨®mo "los pobres asaltan las panader¨ªas" va seguido de un repaso a la fiebre de los ni?os. En otra carta anima a su esposo a mostrar su "mano poderosa" a la poblaci¨®n justo antes de lamentar no haber podido desayunar juntos. Nicol¨¢s II responde en un telegrama: "Hace un tiempo maravilloso. Espero que os sint¨¢is bien y tranquilos. Muchas tropas fueron enviadas al frente".
Los motes son cari?osos: Amigo alud¨ªa al asesinado Rasput¨ªn; Solecito, a la zarina (por influencia de su abuela Victoria, la reina brit¨¢nica, que sol¨ªa llamarla Sunny); y el primog¨¦nito Aleks¨¦i era Rayito de sol o Baby.
Tambi¨¦n se palpa el aburrimiento de una vida ociosa y sin responsabilidades. "No tengo nada interesante para escribir: a las doce habr¨¢ misa. Anastasia ha cumplido diecis¨¦is a?os. ?C¨®mo pasa el tiempo!", cuenta Alejandra Fi¨®dorovna a una amiga en junio de 1917. "El tiempo pasa r¨¢pida y mon¨®tonamente. Trabajamos, leemos, tocamos el piano, paseamos, tenemos clases. Y ya", resum¨ªa la princesa Tatiana Nikol¨¢ievna en una carta. Su padre define la vida como estar embarcado: "todos los d¨ªas son parecidos el uno al otro". Llenan el tiempo con clases de catecismo, lectura o juegos de mesa.
"En cada uno de los cortos y espor¨¢dicos viajes a Ts¨¢rkoye Sel¨® intentaba adivinar el car¨¢cter del exzar y entend¨ª que nada ni nadie le interesaba excepto sus hijos. Su indiferencia hacia el mundo exterior me parec¨ªa casi artificial [...] Se quit¨® el poder como quien se quita el traje de ceremonia para ponerse el de casa", escribi¨® Kerenski, l¨ªder del Gobierno provisional que concluy¨® con la revoluci¨®n bolchevique. M¨¢s tarde orden¨® separarle de la zarina, salvo para las tres comidas del d¨ªa, por el "enfado irreconciliable" que esta arrastraba por la p¨¦rdida del poder.
Las entradas en el diario de Nicol¨¢s II son m¨¢s bien breves y descriptivas. "Por la tarde tomamos el t¨¦ en mi cuarto. Ahora dormimos juntos de nuevo", se limit¨® a escribir el 12 de abril de 1917. En ocasiones responde con tono distante a las cartas de su mujer, llenas de ep¨ªtetos de amor. "Creo que es algo de la personalidad de Nicol¨¢s, sobre todo con su familia nuclear. No quer¨ªa escribirles que viajaba solo en un vag¨®n de tren mientras su cabeza daba vueltas sobre tener que abandonar el Gobierno o no [...] Era un enamorado de su familia que prefer¨ªa estar con ella que escribirles, y siempre procurando no preocuparlos", se?ala? Ezra Alc¨¢zar, participante en la edici¨®n y construcci¨®n del libro.
En agosto de 1917 la familia real fue trasladada a una mansi¨®n en Tobolsk, la principal ciudad de Siberia. Cada vez m¨¢s bolcheviques reclamaban la cabeza del zar y Kerenski quer¨ªa alejarle de los principales focos de tensi¨®n. Su lujoso tren de vida descarril¨®. "Muchos cuartos no est¨¢n arreglados y su estado es poco atractivo. Luego fuimos al supuesto jard¨ªn (una horrible huerta), examinamos la cocina y el cuarto de guardia. Todo se ve viejo y abandonado", narraba Nicol¨¢s Il en su diario. Un testigo fundamental de esos d¨ªas, Pierre Gilliard, el acad¨¦mico suizo que ense?aba franc¨¦s a los hijos de la familia, recuerda en sus memorias c¨®mo los Rom¨¢nov "sufr¨ªan por la falta de espacio", pese a que la planta en que viv¨ªan era "c¨®moda y espaciosa".
"Me sorprendi¨® la suavidad de la familia real. En las cartas enviadas a sus amigos desde Tobolsk se nota que se concentraban solo en lo bueno que les pasaba: fiestas, misas, una pieza de teatro que hicieron. Se entiende que vivieron un momento sumamente dif¨ªcil y estresante, pero con su devoci¨®n a Dios y la unidad familiar todav¨ªa esperaban lo mejor", se?ala por correo electr¨®nico la traductora de los textos, Tatiana Shvaliova.
En abril de 1918, la revoluci¨®n comunista cuenta medio a?o de vida, Rusia ha salido de la Primera Guerra Mundial con la firma del Tratado de Brest-Litovsk y est¨¢ inmersa en una guerra civil. Los Rom¨¢nov son trasladados a la ciudad de Ekaterimburgo y los textos del zar se impregnan de incertidumbre. 14 de junio: "Pasamos una noche llena de preocupaci¨®n y nos desvelamos vestidos... hace poco recibimos dos cartas ?en donde nos informaron de que nos preparemos para ser robados por la gente!". 30 de junio: "No tenemos ninguna noticia del exterior".
En la noche del 16 al 17 de julio la familia fue llevada por sorpresa a un s¨®tano, como aparece descrito en el ensayo Los Rom¨¢nov (Cr¨ªtica), de Simon Sebag Montefiore. "?Por qu¨¦ no hay aqu¨ª ninguna silla? ?Est¨¢ prohibido sentarse?", pregunt¨® Alejandra. Y¨¢kov Yurovski, el miembro del Soviet de los Urales que ejecut¨® la orden de asesinato de los siete Rom¨¢nov, tres de sus sirvientes y un m¨¦dico, ley¨® un pedazo de papel: "Nikol¨¢i Aleksandr¨®vich, en vista de que tus parientes contin¨²an con su ataque a la Rusia Sovi¨¦tica, el Comit¨¦ Ejecutivo de los Urales ha decidido tu ejecuci¨®n y la de tu familia". El zar, desconcertado, pidi¨® escucharlo de nuevo. Yurovski reley¨® el texto y Nicolas II balbuce¨®: "?qu¨¦? ?qu¨¦?". "?Esto!", zanj¨® Yurovski mientras abr¨ªa fuego. "Los Rom¨¢nov estaban completamente tranquilos. No sospechaban nada", es su recuerdo del momento.
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