Raz¨®n de amor por Chaves Nogales
Tuvo una vida dulce y luego tan dif¨ªcil que su biograf¨ªa de exiliado es la de un hombre buscando amparo
Llueve en Sevilla sobre el patio de Due?as donde a lo mejor se encontraron, uno ya joven y el otro todav¨ªa un ni?o, Antonio Machado y su vecino Manuel Chaves Nogales. All¨¢ adentro est¨¢ el limonero. No queda rastro del Limbo de los pintores que fue la casa del periodista que dirigi¨® Ahora y que hasta muy tarde en el siglo XX se nombraba en voz baja en Espa?a. Porque, en la guerra y despu¨¦s, se enfrent¨® a unos y a otros. Y unos y otros lo repudiaron, unos por rojo y otros por burgu¨¦s.
Republicano burgu¨¦s, como ¨¦l dec¨ªa, aquel hombre al que las dos Espa?as partieron el coraz¨®n, naci¨® aqu¨ª, en una casa que ya no existe. Desde este n¨²mero 11 de la calle Due?as parte desde esta semana el Paseo Literario por la Sevilla de Chaves Nogales. Lo ha organizado Eva D¨ªaz desde el Centro Andaluz de las Letras que dirige, y es Maribel Cintas, historiadora de Chaves Nogales, la que ha hecho el trazo de este viaje sevillano.
Este paseo parte de Due?as, 11, pasa por Feria (donde Chaves y Juan Belmonte, el torero al que dedic¨® una c¨¦lebre biograf¨ªa, fueron ni?os comiendo mendrugos de pan), sigue por Alameda y Sierpes y acaba en San Jacinto. Antonio Mu?oz Molina dice, en el pr¨®logo de Los secretos de la defensa de Madrid, de Chaves Nogales (Espa?a en Armas. Espuela de Plata), que Maribel Cintas rescat¨® esas entregas de peri¨®dico ¡°en un ejercicio de filolog¨ªa que roza la investigaci¨®n detectivesca y la b¨²squeda de secretos perdidos¡±.Ella tendr¨ªa que ser parte del paseo, por el amor que profesa al periodista. ¡°?Parece un pariente!¡±, dice su hija Olalla.
Y aqu¨ª est¨¢ ella este jueves lluvioso de Sevilla. Maribel se hizo maestra, pero quiso ser periodista. En 1987 el catedr¨¢tico Rogelio Reyes Cano le nombr¨® a Chaves, y le dijo que investigara. Empez¨® leyendo el libro sobre Juan Belmonte. Ah¨ª empez¨® su raz¨®n de amor por Chaves Nogales. En 1998 termin¨® esa tesis, Cuatro reportajes de Manuel Chaves Nogales entre la literatura y el periodismo. Pero entre 1993 y ahora ya ha publicado la Obra narrativa completa de Chaves, la Obra period¨ªstica y La agon¨ªa de Francia y as¨ª hasta cinco tomos de sus obras, monograf¨ªas, estudios¡ El retrato de Belmonte fue el punto de partida.
Aquel torero enclenque ¡°que se hizo torero por miseria¡±, iba a ver a Chaves Nogales, a la casa que el periodista ten¨ªa sobre la redacci¨®n de Ahora. ¡°?Saca jam¨®n, que viene Belmonte!¡±. Y ah¨ª se fue escribiendo el libro que introdujo a Chaves en la leyenda literaria. Luego vino la guerra¡ Ahora sus libros, recopilaci¨®n de sus diatribas sobre aquel periodo, han vencido al olvido con que en un tiempo aqu¨ª se silenciaron adrede su voz y hasta su nombre.Chaves Nogales tuvo hermanos, esposa e hijos, una vida dulce y luego tan dif¨ªcil que su biograf¨ªa de exiliado es la de un hombre triste buscando amparo en la niebla de Londres, donde muri¨® y est¨¢ enterrado sin nombre, junto a unas piedras pintadas con los colores republicanos.
Aquel vecino Machado, como ¨¦l, est¨¢ enterrado fuera de Espa?a. Como su amigo Aza?a. ¡°Chaves Nogales era mas¨®n y republicano, y esas tres piedras lo acompa?an en la tumba y retratan su sentimiento¡±. Cintas se queda, bajo la lluvia, en la ruta de Chaves Nogales. El nombre del periodista ya se dice, pero s¨®lo un barrio de la periferia lo exhibe en su callejero.
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Babelia
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