La necesidad de conectar

¡°Hay que dejar descansar a mis padres¡±. La frase sobrecoge, duele. Pero tambi¨¦n conmueve, ilusiona. Por su franqueza, por su madurez. La pronuncia Jordi, un hombre de 51 a?os que naci¨® con par¨¢lisis cerebral y que ahora ha decidido mudarse a una residencia para personas con sus caracter¨ªsticas. Y no lo hace con la voz, sino manejando una sencilla tabla de papel con el abecedario; letras que va tocando con sus laboriosos movimientos de manos y dedos para acabar formando frases. Son las letras de Jordi, su cotidianidad, su herramienta de vida, y tambi¨¦n es Las letras de Jordi, la pel¨ªcula...

¡°Hay que dejar descansar a mis padres¡±. La frase sobrecoge, duele. Pero tambi¨¦n conmueve, ilusiona. Por su franqueza, por su madurez. La pronuncia Jordi, un hombre de 51 a?os que naci¨® con par¨¢lisis cerebral y que ahora ha decidido mudarse a una residencia para personas con sus caracter¨ªsticas. Y no lo hace con la voz, sino manejando una sencilla tabla de papel con el abecedario; letras que va tocando con sus laboriosos movimientos de manos y dedos para acabar formando frases. Son las letras de Jordi, su cotidianidad, su herramienta de vida, y tambi¨¦n es Las letras de Jordi, la pel¨ªcula documental que ha compuesto Maider Fern¨¢ndez Iriarte sobre su figura y su esperanza. Una obra que va m¨¢s all¨¢ del relato sobre un enfermo que contin¨²a amando la vida. En realidad, es un noble trabajo sobre la necesidad de comunicaci¨®n del ser humano.

Los esfuerzos de Jordi, que lo entiende todo, por contestar a cada cuesti¨®n son estremecedores. Tambi¨¦n su fe en Dios, o la sonrisa abierta y sus movimientos compulsivos cuando escucha voces queridas al otro lado del tel¨¦fono. Como Las alas de la vida (Antoni P. Canet, 2006) y Los dem¨¢s d¨ªas (Carlos Agull¨®, 2017), el trabajo de Fern¨¢ndez Iriarte, su debut en el largometraje, se inscribe dentro de la parad¨®jica vertiente f¨ªlmica de la composici¨®n de una pel¨ªcula vital sobre un tema que, por sus circunstancias, puede ser entendido como l¨²gubre.

A trav¨¦s de planos fijos alargados en el tiempo, la directora muestra, por un lado, los denodados esfuerzos de Jordi por comunicarse nada menos que con Dios. Por otro, el proceso de fraternidad creciente entre dos seres humanos: una persona con discapacidad que nunca se siente como tal, y una cineasta. Fern¨¢ndez Iriarte nunca busca la est¨¦tica, s¨®lo la ¨¦tica, lo que hace que sus im¨¢genes parezcan toscas. No lo son: cuando en el viaje a Lourdes tiene la oportunidad, compone planos muy expresivos. Y, lo esencial, termina siendo un valioso documento sobre la necesidad de conectar: con una madre, con una desconocida, con una amiga, incluso con el M¨¢s All¨¢.