Marinero, aquel juglar del cine y de la vida
Me ha llegado un libro titulado ¡®Llamar¨¢ el Acordeonista¡¯. Es una recopilaci¨®n de las presuntas cr¨ªticas que escribi¨® un amigo m¨ªo llamado Manolo Marinero
Supongo que es problem¨¢tico sentir el aliento del otro en la nuca d¨ªa tras d¨ªa y noche tras noche cuando la relaci¨®n estaba deteriorada antes de la llegada de la peste. Pero si la historia funciona debe de ser un alivio y un gozoso acto de amor esa convivencia forzada continua, sin l¨ªmite de tiempo. Sin embargo, estar las 24 horas con la ¨²nica compa?¨ªa de uno mismo, aunque los habituales y desastrosos estados de ¨¢nimo anteriores tendieran al enclaustramiento, hace que el tiempo se dilate hasta l¨ªmites intolerables. Ya s¨¦ que los locos pueden hablar interminablemente y en voz alta consigo mismo...
Supongo que es problem¨¢tico sentir el aliento del otro en la nuca d¨ªa tras d¨ªa y noche tras noche cuando la relaci¨®n estaba deteriorada antes de la llegada de la peste. Pero si la historia funciona debe de ser un alivio y un gozoso acto de amor esa convivencia forzada continua, sin l¨ªmite de tiempo. Sin embargo, estar las 24 horas con la ¨²nica compa?¨ªa de uno mismo, aunque los habituales y desastrosos estados de ¨¢nimo anteriores tendieran al enclaustramiento, hace que el tiempo se dilate hasta l¨ªmites intolerables. Ya s¨¦ que los locos pueden hablar interminablemente y en voz alta consigo mismos o con sus fantasmas, pero en mi caso no consigo articular ni una palabra en voz alta, no domino el consolador arte de charlar al vac¨ªo, de establecer conversaciones con la inmutable pared. Tampoco dispongo de Internet, que seg¨²n cuentan es un maravilloso invento para comunicarse con los dem¨¢s, entretenerse y fascinarse, pero no logro arrepentirme de mi tozudez absurda de ser un habitante del Paleol¨ªtico.
?Y qu¨¦ hago durante lo que puede ser una extenuante reclusi¨®n? Pues me dedico a lo que m¨¢s ha llenado mi accidentada existencia, junto a la atracci¨®n que me ha provocado el otro sexo, las risas con los amigos, los libros y la m¨²sica. O sea, veo el cine que me dona ¨¦xtasis y emoci¨®n, una compa?¨ªa que jam¨¢s se ha permitido conmigo la traici¨®n ni el abandono. Y lo raciono, por supuesto, ya que el abuso de esta droga impresionante no deja resaca, pero corres el peligro de que te machaque la vista.
Y tambi¨¦n pueden aparecer sorpresas muy gratas. Hace unas horas me ha llegado un libro titulado Llamar¨¢ el Acordeonista. Es una recopilaci¨®n exhaustiva, ¨¦pica y enamorada por parte del editor Sergio Casado de las presuntas cr¨ªticas de cine (eran otra cosa, eran poes¨ªa, sentimiento, reflexi¨®n, narrativa, puro arte), los relatos y los poemas que escribi¨® un amigo m¨ªo llamado Manolo Marinero. Nos conocimos cuando yo ten¨ªa 20 a?os y ¨¦l 30. En un amanecer ferozmente et¨ªlico, como casi siempre que nos ve¨ªamos, en el drugstore de la calle Vel¨¢zquez, al regresar del lavabo, Manolo se hab¨ªa largado sin despedirse y me hab¨ªa dejado escrito lo siguiente en una servilleta de papel: ¡°Un hombre joven, destinado a una muerte precoz, atroz, sin testigos, en el peor sentido violenta, merece encontrarse con alguien que estuvo destinado a una muerte precoz, atroz, sin testigos, en el peor sentido violenta, pero al que ya le ha salido una arruga¡±. Todav¨ªa me dura el escalofr¨ªo. He llegado milagrosamente a llenarme de arrugas, a seguir sobreviviendo (y en algunas ¨¦pocas, viviendo) con una mal¨ªsima salud f¨ªsica y espiritual que parad¨®jicamente debe de estar compuesta de hierro. Manolo decidi¨® largarse hace 16 a?os. Era un hombre mucho m¨¢s que inteligente. Tambi¨¦n generoso, l¨ªrico, vitalista, autodestructivo, imprevisible, insoportable, so?ador, ciclot¨ªmico, obsesivo, bebedor, imaginativo, hipersensible, humorista, tr¨¢gico, inolvidable, ansioso de amor.
Cuando Marinero escrib¨ªa de pel¨ªculas, dec¨ªa cosas como estas: ¡°El anverso del tema es el resquicio de la aventura, la rendija de la aventura, la aventura menoscabada de nuestro siglo y civilizaci¨®n: el viaje. El reverso del tema es la soledad de quienes, por sensibilidad o incompetencia c¨ªvica, deben alistarse forzosamente a corredores de fondo. La soledad aparece aqu¨ª con sus dos semblantes. El de compa?¨ªa llevadera, discreta y tolerante, y el del asaltante nocturno intolerable. ?Qu¨¦ sitio y circunstancia fijos son habitables para una razonable apetencia de una porci¨®n de felicidad compartible? Busca tu refugio es el mejor consejo que jam¨¢s me han dado, pero a lo largo del curso del tiempo voy convenci¨¦ndome de que el mejor refugio y la intemperie son la misma cosa¡±.
Y en Humphrey Bogart, el libro m¨¢s fascinante y conmovedor que he le¨ªdo nunca sobre el cine, o sobre la puta y maravillosa vida, Manolo Marinero se invent¨® estos conceptos sobre la frontera: ¡°Estar en la frontera significa estar en el l¨ªmite. Ser de la frontera significa vivir en el l¨ªmite, o ser de una manera que con frecuencia se est¨¢ en el l¨ªmite. Ser un frontera significa ser de un modo que le hace a uno asumir el vivir en el l¨ªmite. Voluntariamente, o instintivamente, o irremediablemente. Por convicci¨®n y elecci¨®n, o por necesidad desesperada. Los fronterizos van hasta el final de sus posibilidades. Generalmente, los fronteras son consideradas personas que van al ataque, cuando en realidad lo que hacen es una defensa a ultranza de derechos, principios personales, de su vida tal como la han encontrado por desdicha o tal como la han construido con esfuerzo. O de sus ilusiones¡±.
Otro d¨ªa les hablar¨¦ de las pel¨ªculas que m¨¢s amaba Manolo Marinero. O de las que me siguen otorgando vida a m¨ª en esta ¨¦poca de zozobra, incertidumbre y confinamiento. Estar en su compa?¨ªa e hace olvidar la c¨¢rcel.