En la meca de la nostalgia
Un documental revive la energ¨ªa del m¨ªtico club neoyorquino que revolucion¨® la noche
Muchos hemos crecido con la est¨²pida ilusi¨®n de que alg¨²n d¨ªa vivir¨ªamos nuestro propio Studio 54, ese club lleno de m¨²sica y gente fabulosa capaz de revolucionar con su energ¨ªa la escena nocturna de una ciudad y del resto del mundo. El club neoyorquino qued¨® fijado como un icono del glamur de los a?os 70, una suerte de milagro del que solo disfrutaron unos pocos y que de alguna forma dej¨® fijado la postal perfecta de la diversi¨®n.
Son tantas las fotograf¨ªas que han alimentado ese Xanuad¨², tanto...
Muchos hemos crecido con la est¨²pida ilusi¨®n de que alg¨²n d¨ªa vivir¨ªamos nuestro propio Studio 54, ese club lleno de m¨²sica y gente fabulosa capaz de revolucionar con su energ¨ªa la escena nocturna de una ciudad y del resto del mundo. El club neoyorquino qued¨® fijado como un icono del glamur de los a?os 70, una suerte de milagro del que solo disfrutaron unos pocos y que de alguna forma dej¨® fijado la postal perfecta de la diversi¨®n.
Son tantas las fotograf¨ªas que han alimentado ese Xanuad¨², tantos famosos como los de antes desmelenados, tantos modelazos irrepetibles, que una pel¨ªcula documental con todo ese material ya conocido y bastante m¨¢s que permanec¨ªa in¨¦dito solo puede saborearse como un fest¨ªn de nostalgia para estos d¨ªas de confinamiento.
No se trata de ning¨²n gran documental, aunque aporta testimonios de personas que hasta la fecha se han negado a contar su versi¨®n de los hechos. Da un poco igual. Con revivir c¨®mo aquel negocio se convirti¨® en meca del hedonismo, en aquel milagro de esplendor y placer, merece la pena contemplarlo.
La historia se centra en los dos hombres que levantaron la empresa, Steve Rubell e Ian Schrager, dos amigos de la infancia que se repartieron los papeles de la discoteca. Rubell era el relaciones p¨²blicas y Schrager el cerebro. Los entresijos y bambalinas de c¨®mo se puso en pie aquel proyecto es lo m¨¢s interesante de una historia que no acaba de aprovechar su material.
Studio 54 se invent¨® una forma de jugar con la carta de las celebridades que a¨²n perdura. Una estrategia que Rubell y Schrager supieron aprovechar con picard¨ªa: contrataron a un par de buenos fot¨®grafos y les dieron carta blanca para disparar sus flashes. De Robert de Niro a Diana Vreeland, Capote, Warhol, Liza Minnelli y, c¨®mo no, Bianca Jagger y su caballo blanco.
El material adem¨¢s no es tan obvio y hay momentos sorprendentes: como una entrevista a un Michael Jackson de pelo afro y un terrible acn¨¦ en la cara, o los travestis que bailaban semidesnudos liberando de prejuicios una pista de baile que ya no volvi¨® a ser la misma. Se podr¨ªa resumir todo en sexo, drogas, fama y dinero, pero ser¨ªa injusto no admitir que para lograr que todo eso junto no descarrilase (como finalmente ocurri¨®) hizo falta al menos un segundo de innegable talento.
STUDIO 54
Direcci¨®n: Matt Tyrnauer.
Plataforma: Filmin.
G¨¦nero: documental. Estados Unidos, 2018.
Duraci¨®n: 98 minutos.