As¨ª empez¨® mi adicci¨®n

Empec¨¦ a ver teatro muy pronto, pero mi primera mezcla de shock y adicci¨®n fue la versi¨®n de La boda de los peque?os burgueses, de Brecht, servida por Los Goliardos. Dividir¨¦ esta columna en dos partes, porque la temporada 1973-74 parec¨ªa tocada por la gracia esc¨¦nica. De entrada conviene decir que esto suced¨ªa antes del Lliure, del Grec 76 y del Sal¨®n Diana, y trato de juntar aqu¨ª varias reivindicaciones. La boda estaba dirigida por ?ngel Facio, que la sirvi¨® en clave de sainete salvaje. La devor¨¦ en el Capsa, que era el teatro barcelon¨¦s off por excelencia, pero la funci...

Empec¨¦ a ver teatro muy pronto, pero mi primera mezcla de shock y adicci¨®n fue la versi¨®n de La boda de los peque?os burgueses, de Brecht, servida por Los Goliardos. Dividir¨¦ esta columna en dos partes, porque la temporada 1973-74 parec¨ªa tocada por la gracia esc¨¦nica. De entrada conviene decir que esto suced¨ªa antes del Lliure, del Grec 76 y del Sal¨®n Diana, y trato de juntar aqu¨ª varias reivindicaciones. La boda estaba dirigida por ?ngel Facio, que la sirvi¨® en clave de sainete salvaje. La devor¨¦ en el Capsa, que era el teatro barcelon¨¦s off por excelencia, pero la funci¨®n llevaba varios a?os girando por el circuito independiente. No hab¨ªa visto yo cosa igual, con aquella gracia y aquella ferocidad: todo el mundo dec¨ªa ¡°no entiendo c¨®mo la han dejado pasar¡± (sobre todo a pocas semanas del atentado contra Carrero).

Anteayer estuve charlando con Mario Gas, al que precisamente vi por primera vez en el Capsa interpretando al novio. ¡°Hace m¨¢s de cuarenta a?os. Si no recuerdo mal, ¨¦ramos Pepa Valiente, Lali Salas, F¨¦lix Rotaeta, Camilo Garc¨ªa y Mercedes Sanchiz, que era su pareja de entonces, Cristian Casares, Mercedes Guillam¨®n, y Angelito Mart¨ªnez. Sonaban canciones como Ay qu¨¦ pena de Benavente, una joya que cantaba Juanito Valderrama durante el entierro, y al final salud¨¢bamos con aquella canci¨®n de "En tu noche de bodas que en tu cama haya colcha de seda¡±. Me cuenta tambi¨¦n que la escenograf¨ªa, muy sencilla y muy eficaz, era de Paco Nieva, y los muebles los hab¨ªan dise?ado ellos mismos. Yo recordaba que al final se despedazaban mesa, sillas y cama, y que todo se viniera abajo me clav¨® en el asiento.

Facio llam¨® a Mario en verano del 73 para decirle ¡°me he quedado sin novio¡±, porque se hab¨ªa ido Santiago Ramos, ¡°y as¨ª entr¨¦ yo, encantado de la vida, en el Reina Victoria¡±. La gira 73-74 la mont¨® Manolo Collado: hab¨ªa que tener coraje, en aquellos d¨ªas ¨¢speros, para juntar cuatro compa?¨ªas independientes profesionales, me cuenta Mario, ¡°donde est¨¢bamos Goliardos, el TEI, Jos¨¦ Luis G¨®mez (que hac¨ªa programa doble: Informe para la Academia y El pupilo quiere ser tutor) y Bulul¨², de Malonda. Lo que hizo Collado pocos empresarios se hubieran atrevido a hacerlo. Y con ¨¦xito: giramos por toda Espa?a y a teatros llenos¡±. Uno de ellos fue el Capsa, donde la obra de Brecht tambi¨¦n triunf¨®. Y donde no era menos valeroso que se jugara el dinero como empresario el actor Pau Garsaball, una de las estrellas del Romea. ¡°Pasamos las Navidades del 73 en el Capsa¡±. Fue tambi¨¦n cuando la vi yo: 16 a?itos. Despu¨¦s de esa iluminaci¨®n llega otra por partida doble: descubro al TEI, que presenta en el Poliorama, teatro ¡°comercial¡±, Historia del zoo, de Edward Albee, y Oh pap¨¢, pobre pap¨¢, mam¨¢ te ha metido en el armario y a m¨ª me da tanta pena, de Arthur Kopit, ambas dirigidas por William Layton, y protagonizadas por Jos¨¦ Carlos Plaza y un actor que me dej¨® tarumba: Antonio Llopis. Se lo cuento la semana que viene.