Ronan Farrow: ¡°La conspiraci¨®n para acallar la historia sobre Weinstein fue real¡±
El periodista narra en un libro, a ritmo de ¡®thriller¡¯, los entresijos del reportaje con el que destap¨® los abusos sexuales del poderoso productor

A los 15 a?os se licenci¨® en Filosof¨ªa y poco despu¨¦s de cumplir 21 entr¨® en el Departamento de Estado durante la administraci¨®n Obama, con un t¨ªtulo de abogado, y, en l¨ªnea con su precocidad de ni?o prodigio, con un doctorado empezado en Oxford y una larga experiencia como embajador de Unicef. La carrera de Ronan Farrow (Nueva York, 32 a?os) no se detuvo en Washington: trabaj¨® como presentador de noticias y reportero televisivo, hasta que en 2017 public¨® en primicia el reportaje que destap¨® los abusos del productor cinematogr¨¢fico Harvey Weinstein en The New Yorker y se alz¨® con un Pulitzer ¡ªex aequo con Jody Kantor y Megan Twohey que sacaron con apenas unos d¨ªas de diferencia la misma historia en The New York Times¡ª. Desde entonces Farrow ha seguido publicando exclusivas, casi todas relacionadas con denuncias de abusos que han implicado desde a Eric Schneiderman, el fiscal general de Nueva York, que tuvo que dimitir, hasta al aspirante a juez del Tribunal Supremo Brett Kavanaugh, cuyo nombramiento fue ratificado a pesar de todo.
Realmente no soy parte del Me TooRonan Farrow
El pasado oto?o, en v¨ªsperas de la celebraci¨®n del juicio contra Weinstein, Farrow public¨® el libro en el que narra, a ritmo de trepidante thriller, la intrahistoria de su reportaje sobre el productor: los entresijos, persecuciones, presiones y debates que rodearon su investigaci¨®n period¨ªstica. Tambi¨¦n se remonta a la rocambolesca y compleja historia familiar de los abusos a su hermana Dylan a los siete a?os, supuestamente perpetrados por su padre, el director de cine Woody Allen, cuando estaba separ¨¢ndose de su madre, Mia Farrow, a quien dejaba por Soon-Yi, una hermanastra de Ronan, con quien el cineasta se cas¨®. La acusaci¨®n contra Woody Allen por abusar de Dylan fue desestimada por dos investigaciones judiciales independientes en los noventa, pero hace unos a?os, como recuerda Ronan en el libro, volvieron a cobrar fuerza y el periodista escribi¨® sobre ello se?alando a su padre. A?¨¢dase a la mezcla que Mia Farrow solt¨® hace unos a?os que Ronan pod¨ªa ser hijo de su primer marido, Frank Sinatra, para tener el cuadro completo.
Acaba de publicarse en espa?ol Depredadores (Roca), con ilustraciones de Dylan e incluso con la petici¨®n de matrimonio que el periodista col¨® entre las p¨¢ginas a su novio, Jonathan Lovett ¡ªparte del triunvirato que ayudaba a Obama con sus discursos, y que ha montado la exitosa plataforma Crooked Media¡ª. Farrow responde a una entrevista al tel¨¦fono atento y cort¨¦s, adelant¨¢ndose a dar las gracias a la menor ocasi¨®n. Est¨¢ confinado con su pareja en Los ?ngeles.
No fue f¨¢cil vivir algunas cosas, pero he tenido muchas oportunidadesRonan Farrow
?Con Depredadores quiso mostrar cu¨¢nto de personal tuvo la investigaci¨®n de los abusos de Weinstein? ¡°Ocurrieron cosas que eran m¨¢s extra?as que la ficci¨®n, la conspiraci¨®n para acallar la historia fue real, la compa?¨ªa de ex esp¨ªas israel¨ªes Black Cube era verdad. Weinstein se meti¨® en asuntos de mi familia y trat¨® de atacarme; mi pareja fue seguida tambi¨¦n por el National Enquirer. Para contar eso ten¨ªa que aportar un contexto autobiogr¨¢fico, y no es una decisi¨®n que tomara a la ligera. Espero haberme mostrado vulnerable y honesto m¨¢s que haber engrandecido mi figura¡±, sopesa. ¡°No quer¨ªa restar importancia a las fuentes, las mujeres que hablaron y que son la parte m¨¢s importante de esta historia¡±.
En el libro detalla sus avances con las actrices y asistentes que poco a poco decidieron colaborar, mientras los jefes de la cadena NBC trataban de frenarle. ?C¨®mo presionaba a esas mujeres que hab¨ªan sufrido abusos? ¡°Insist¨ª hasta ser molesto, pero tambi¨¦n les dije que era algo que yo no pod¨ªa decidir en su lugar, y que si se echaban atr¨¢s lo respetar¨ªa¡±, explica, antes de subrayar que en el libro no hace menci¨®n alguna al Me Too. ¡°Realmente no soy parte de ese movimiento. Yo me he montado sobre los hombros del activismo en ese tema y entr¨¦ en un momento particular en el que hab¨ªa un pico de frustraci¨®n y las mujeres empezaron a decir basta¡±, explica. ¡°Tengo much¨ªsima admiraci¨®n por Tarana Burke, que es una amiga y una hero¨ªna que ha estado en las trincheras y que fue quien lanz¨® el hashtag #Metoo, creando un espacio seguro para supervivientes. Pero mi trabajo es muy distinto del suyo, aunque esto no quiere decir que ese tel¨®n de fondo no fuera importante para el reportaje¡±.
No deja de resultar parad¨®jico que despu¨¦s de una infancia expuesto al lado m¨¢s nocivo de los medios, Farrow haya acabado en periodismo. ¡°El hilo com¨²n que une las distintas cosas que he hecho profesionalmente es el esp¨ªritu de servicio p¨²blico y la fe en que destapar la verdad es importante y puede cambiar las cosas¡±, se?ala. Habla del activismo de su madre como una influencia decisiva, que le llev¨® a conocer de primera mano campos de refugiados y realidades duras: sus hermanos adoptivos arrastraban historias traum¨¢ticas. ¡°Significaba que no ¨¦ramos una familia nuclear y convencional¡±, apunta.
Luego est¨¢ el componente de estrella: ¡°Puede que sea la herencia de Hollywood de mi familia o el crecer en una casa de lectores, pero creo firmemente en el poder de las historias, y de la verdad, sea esta emocional o creada para la ficci¨®n, o la verdad que se expone en el periodismo que hago¡±. Aunque no toda la prensa va de eso y Farrow lo sabe: ¡°Hay partes que tienen mucho de circo y estuve expuesto a eso muy temprano. Los paparazzi estaban plantados en la puerta de casa cuando iba al colegio y vi helic¨®pteros sobrevolando nuestras cabezas tratando de sacar fotos¡±.
Depredadores, afirma, es una ¡°carta de amor¡± a la libertad de prensa, un libro que pretende acercar la historia de Weinstein a un p¨²blico que no necesariamente lee The New Yorker. ¡°Es una historia conducida por personajes, un true crime. Lo han comparado con Todos los hombres del presidente, pero en t¨¦rminos de estilo desciende quiz¨¢ m¨¢s de A sangre fr¨ªa, e incluso de las novelas de detectives de Agatha Christie, Raymond Chandler o Dashiell Hammett¡±. Farrow no tiene rubor en situarse junto a los cl¨¢sicos.
Al hablar de uno de sus mentores, el diplom¨¢tico Richard Holbrooke, dice que estar a su vera le permiti¨® aprender una importante lecci¨®n: muchos sent¨ªan que era imposible trabajar con ¨¦l que su ego era demasiado grande, pero Holbrooke tambi¨¦n hizo importantes contribuciones y logr¨® terminar una guerra. Y de s¨ª mismo, ?qu¨¦ idea err¨®nea tiene la gente de ¨¦l con m¨¢s frecuencia? ¡°Cualquier respuesta ser¨ªa autocompasiva. No fue f¨¢cil vivir algunas cosas; sin embargo, he tenido muchas oportunidades¡±.
La pelea por las memorias de Woody Allen
Hace un par de meses, al anunciarse que el grupo Hachette, due?o del sello que sac¨® el libro de Ronan Farrow en EE UU, publicar¨ªa las memorias de Woody Allen, el periodista anunci¨® que romper¨ªa su contrato si segu¨ªan adelante. El grupo dio marcha atr¨¢s y renunci¨® a publicar el libro del director. ¡°Nunca ped¨ª que lo retiraran, sino que se?al¨¦ que mi editor ten¨ªa un conflicto de intereses. Las discusiones planteadas por hombres sobre quienes pesan acusaciones cre¨ªbles de abuso sexual que lanzan ataques a quienes les acusan necesitan ser verificadas. Si van a ser publicadas como no ficci¨®n deben estar sujetas a las comprobaciones debidas. Cuando me enter¨¦ de que hab¨ªan comprado los derechos secretamente habl¨¦ claro porque hab¨ªan sacado beneficios de 'Depredadores', un libro que trata de abusos de hombres poderosos como Woody Allen y de los esfuerzos de esos hombres por ahogar las voces de quienes les acusan y de clausurar las investigaciones period¨ªsticas sobre ellos¡±, argumenta. ¡°Entend¨ª que se trataba de una infracci¨®n de la ¨¦tica profesional y sent¨ª que no pod¨ªa seguir trabajando con ese sello editorial. Luego algunos trabajadores de Hachette salieron de sus despachos y protestaron. Eso fue algo extraordinario que demostr¨® el cambio que ha habido y me sent¨ª muy orgulloso de verlo¡±. ?Por qu¨¦ insiste en que no dijo que no publicaran ese libro? ¡°Lo que yo puse encima de la mesa es que mi editor, ese grupo en concreto, no deb¨ªa publicar ese t¨ªtulo si quer¨ªan mantener una relaci¨®n comercial conmigo. Hay dos aspectos: por un lado, la ruptura de principios que se?alaron los trabajadores, y luego lo poco ¨¦tico que era publicar el libro de Woody Allen sin hacer las comprobaciones pertinentes¡±.
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