Un tributo a Pilar V¨¢zquez
La ¡°voz¡± de John Berger en espa?ol tambi¨¦n es la suya. Su papel no era secundario, sino esencial
La primavera este a?o ha sido especialmente soleada. Aqu¨ª, en las monta?as de la Alta Saboya, est¨¢n en flor los lirios y empiezan a abrirse las primeras peon¨ªas. Mires a donde mires, te atrapa la vitalidad de la naturaleza. Uno se siente sumergido en la generosidad del paisaje. Y si tenemos la suerte de saber admitir ese regalo, nos recordar¨¢ el papel casi insignificante que juega un solo ser humano en esta sinfon¨ªa. Son tiempos para la modestia.
Pilar V¨¢zquez ya no est¨¢ con nosotros, v...
La primavera este a?o ha sido especialmente soleada. Aqu¨ª, en las monta?as de la Alta Saboya, est¨¢n en flor los lirios y empiezan a abrirse las primeras peon¨ªas. Mires a donde mires, te atrapa la vitalidad de la naturaleza. Uno se siente sumergido en la generosidad del paisaje. Y si tenemos la suerte de saber admitir ese regalo, nos recordar¨¢ el papel casi insignificante que juega un solo ser humano en esta sinfon¨ªa. Son tiempos para la modestia.
Pilar V¨¢zquez ya no est¨¢ con nosotros, viviendo en este mundo. Uno dice ¡°nos ha dejado¡± y todos comprendemos lo que eso significa. Pero uno podr¨ªa decir tambi¨¦n: lo que Pilar V¨¢zquez nos ha dejado es tan vasto que nos envuelve a todos.
Pilar era una amiga muy querida de nuestra familia. Su larga colaboraci¨®n, como traductora, con mi padre, John Berger, permiti¨® a los lectores espa?oles acceder a muchos art¨ªculos, ensayos, obras dram¨¢ticas, poemas y novelas, a lo largo de d¨¦cadas. Tanto es as¨ª que la ¡°voz¡± de John Berger en espa?ol tambi¨¦n es la suya.
Este compromiso que estableci¨® Pilar con los escritos de mi padre fue para ¨¦l algo muy preciado. Ella siempre se mantuvo fiel a sus palabras pero, para poder hacerlo, ten¨ªa que ser creativa y libre. En ese sentido, y lo mismo sucede en el caso de todos los verdaderos traductores, Pilar V¨¢zquez era, tambi¨¦n ella, una escritora. El papel que desempe?aba no era secundario, sino esencial. O, como hubiera dicho John: los dos somos contadores de historias en nuestras propias lenguas maternas.
Todo lo que Pilar ha dejado atr¨¢s est¨¢ ahora frente a nosotros. Es inmenso y generoso. Y justo en el centro, como estaba tambi¨¦n en la profundidad de su coraz¨®n y de su alma, este mismo sentimiento de modestia que a uno le embarga al contemplar los lirios en flor y c¨®mo se abren las peon¨ªas. Ojal¨¢ estos dibujos que mi padre te dio, y que t¨² atesorabas, se unan con nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestras oraciones, para expresar una vez m¨¢s nuestra gratitud. Gracias, Pilar.