Joaquim Marco, testigo de excepci¨®n del ¡®boom¡¯ hispanoamericano
El catedr¨¢tico y cr¨ªtico barcelon¨¦s fue de los primeros lectores de 'Cien a?os de soledad'
Como fue de los primeros en Espa?a en leer el manuscrito (¡°con un centenar de correcciones del propio autor; nada trascendente¡±), la pregunta que le lanz¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez al poco de llegar sin un chavo a Barcelona en noviembre de 1967 le pareci¨® que estaba entresacada de una de esas escenas de realismo m¨¢gico que conformaban Cien a?os de soledad: ¡°?Sabe a qui¨¦n puede interesarle dos pieles de caim¨¢n?¡±. Joaquim Marco, el destinatario de la pregunta, era entonces profesor de literatura y responsable de las p¨¢gin...
Como fue de los primeros en Espa?a en leer el manuscrito (¡°con un centenar de correcciones del propio autor; nada trascendente¡±), la pregunta que le lanz¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez al poco de llegar sin un chavo a Barcelona en noviembre de 1967 le pareci¨® que estaba entresacada de una de esas escenas de realismo m¨¢gico que conformaban Cien a?os de soledad: ¡°?Sabe a qui¨¦n puede interesarle dos pieles de caim¨¢n?¡±. Joaquim Marco, el destinatario de la pregunta, era entonces profesor de literatura y responsable de las p¨¢ginas literarias de la influyente revista Destino. Pero ya entonces era un pozo de conocimientos y lecturas que le convertir¨ªan en uno de los mayores expertos en literatura hispanoamericana, adem¨¢s de ser un poeta tan vanguardista como inclasificable. En cualquier caso, Marco fue una enciclopedia de la cultura y de la vida que cerr¨® ayer la ¨²ltima p¨¢gina de su libro vital a los 85 a?os en Barcelona, por un c¨¢ncer.
El mercado de libros de lance del mercado de Sant Antoni, cercano al barrio del Raval donde naci¨®, fue donde entr¨® en contacto con un mundo que no abandonar¨ªa hasta la semana pasada, cuando envi¨® su ¨²ltima rese?a al diario La Raz¨®n, en¨¦sima cabecera en la que colabor¨® como cr¨ªtico, como antes hiciera en El peri¨®dico de Catalunya, ABC y El Mundo, entre otros, si bien se hab¨ªa labrado fama de agudo lector en Destino, donde estuvo entre 1968 y 1980.
Marco estuvo siempre en la punta de la lanza de la modernidad y de la exquisitez. As¨ª, pocos a?os despu¨¦s de haber debutado en la poes¨ªa (Fiesta en la calle, 1961), asom¨® en los m¨ªticos comit¨¦s de lectura de Seix Barral sobrevolados por Carlos Barral. Su faceta como poeta ha sido poco estudiada, en parte por el tamiz inclasificable de sus versos, produjo siete t¨ªtulos m¨¢s con los a?os, y le llevar¨ªa a fundar la colecci¨®n de poes¨ªa Ocnos (1968). Aquella iniciativa fue capital para difundir la literatura sudamericana y extranjera, en una labor que cont¨® con el apoyo de su amigo Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo. El propio Goytisolo public¨® en esa colecci¨®n que renov¨® la poes¨ªa espa?ola, con nombres como los de Leopoldo Mar¨ªa Panero y Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n.
Pero tambi¨¦n estuvo en la seminal Colecci¨®n RTVE que en 1969 lanz¨® Salvat, editorial donde trabaj¨® y que le debi¨® dejar la querencia suficiente como para fundar a?os despu¨¦s Llibres de Sinera, preocupado siempre por una narrativa en catal¨¢n contempor¨¢nea que lamentaba que no tuviera eco m¨¢s all¨¢ del Ebro.
En paralelo tuvo una carrera siempre vinculada a la Universidad de Barcelona, en la que se le licenci¨® en 1958 en Filosof¨ªa y Letras, y en la que acab¨® como generoso catedr¨¢tico de Historia de la Literatura Espa?ola. Marco se convirti¨® en un aut¨¦ntico sabio del boom latinoamericano, del que conoc¨ªa tanto los trasuntos literarios como los m¨¢s personales de sus componentes. De aquello sali¨® el libro La llegada de los b¨¢rbaros (2004), donde analiz¨®, junto a Jordi Gracia, la recepci¨®n de la literatura hispanoamericana en Espa?a entre 1960 y 1981.
Las an¨¦cdotas de otros estudiosos y periodistas, los fue recopilando por experiencias directas, por las confesiones que le hac¨ªan protagonistas como J¨²lio Cort¨¢zar o Jos¨¦ Donoso. Ellos supieron que aquel hombre m¨¢s bien bajo, parapetado tras unas notables gafas y una iron¨ªa noble, entend¨ªa como ning¨²n otro sus cuitas¡ y sus libros.