Cautivos de la imagen
Un magn¨¦tico diario, cine-collage al servicio del yo pero tambi¨¦n de la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre la vor¨¢gine de la cinefilia contempor¨¢nea
El lenguaje del cine no permanece imperturbable a la brutal mutaci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha sufrido la figura del espectador. Para bien o para mal, guste o no, el espectador tambi¨¦n es creador. O destructor. A sus 45 a?os, el director franc¨¦s Frank Beauvais se recluy¨® en un pueblo en las monta?as de Alsacia para curarse de las heridas de una ruptura sentimental. Durante unos meses no hizo otra cosa que ver una media de cuatro y cinco pel¨ªculas diarias, muchas en DVD, pero en su mayor¨ªa descargadas de Internet o de YouTube. Pel¨ªculas de todo tipo, encontradas en el subsuelo de cinematograf¨ª...
El lenguaje del cine no permanece imperturbable a la brutal mutaci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha sufrido la figura del espectador. Para bien o para mal, guste o no, el espectador tambi¨¦n es creador. O destructor. A sus 45 a?os, el director franc¨¦s Frank Beauvais se recluy¨® en un pueblo en las monta?as de Alsacia para curarse de las heridas de una ruptura sentimental. Durante unos meses no hizo otra cosa que ver una media de cuatro y cinco pel¨ªculas diarias, muchas en DVD, pero en su mayor¨ªa descargadas de Internet o de YouTube. Pel¨ªculas de todo tipo, encontradas en el subsuelo de cinematograf¨ªas como la francesa, la alemana o la italiana. El resultado de aquella fiebre es No creas que voy a gritar, un magn¨¦tico diario en im¨¢genes hecho de retales de m¨¢s de 400 pel¨ªculas, cine-collage al servicio del yo y la autobiograf¨ªa pero tambi¨¦n de la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre la vor¨¢gine de la cinefilia contempor¨¢nea.
De la mano del montador Thomas Marchand, Beauvais convierte su v¨®mito en pensamientos que van m¨¢s all¨¢ de sus miedos. Habla de su padre muerto y de su examante, de Par¨ªs y de los atentando terroristas en Francia durante 2015 y 2016. Y, c¨®mo no, habla de su manera de ver pel¨ªculas, solo, aislado, enfermo. Como un toxic¨®mano que reconoce en las im¨¢genes una patolog¨ªa y una adicci¨®n. Cautivo de las im¨¢genes y sus secuencias, v¨ªctima de esa aproximaci¨®n fetichista y fragmentaria al cine que nos arrastra y que de forma aterradora tambi¨¦n borra la dimensi¨®n humana y moral de las pel¨ªculas.
No creas que voy a gritar encierra otras paradojas, como su intenso uso de la narraci¨®n en off, ese diario fren¨¦tico le¨ªdo al ritmo de unas im¨¢genes que las palabras deforman. Abundan los hallazgos visuales, ir¨®nicos, surrealistas, locos, pero no logra el milagro al que lleg¨® hace un par de a?os Paul Wright en su incomparable Arcadia ¡ªuno de los ejemplos m¨¢s superlativos del cine-collage documental reciente, en este caso sobre la relaci¨®n de los brit¨¢nicos con la tierra y el campo realizado con incontables pel¨ªculas caseras, de televisi¨®n y de archivo¡ª, ni la precisi¨®n de esa pieza (de museo) que logr¨® en 2010 Christian Marclay con su ya c¨¦lebre El reloj. Sin embargo, Beauvais y Marchand logran algo significativo: poner de una forma descarnada al espectador cin¨¦filo frente a un espejo que lo desfigura para sentir as¨ª la claustrofobia de su propio laberinto.
NO CREAS QUE VOY A GRITAR
Direcci¨®n: Frank Beauvais
G¨¦nero: ensayo documental, Francia, 2019.
Duraci¨®n: 76 minutos.