La humanidad del rid¨ªculo

La pareja b¨²lgara de directores formada por Kristina Grozeva y Petar Valchanov ha ido conformando en los ¨²ltimos a?os una de las filmograf¨ªas m¨¢s coherentes del cine europeo. Asentada en los modos ¨¢giles e hiperrealistas de los vecinos rumanos con su nuevo cine, c¨¢mara cerca de sus criaturas, seguimiento visual y sonoro exhaustivo, y un desarrollo con apuntes de comedia negra dentro de relatos morales, su obra ha ido presentado una sociedad entre la sumisi¨®n y el mangoneo donde los delirios de comportamiento parec¨ªan consecuencia de la hartura. As¨ª, tras las notables La lecci¨®n (2014) y...

La pareja b¨²lgara de directores formada por Kristina Grozeva y Petar Valchanov ha ido conformando en los ¨²ltimos a?os una de las filmograf¨ªas m¨¢s coherentes del cine europeo. Asentada en los modos ¨¢giles e hiperrealistas de los vecinos rumanos con su nuevo cine, c¨¢mara cerca de sus criaturas, seguimiento visual y sonoro exhaustivo, y un desarrollo con apuntes de comedia negra dentro de relatos morales, su obra ha ido presentado una sociedad entre la sumisi¨®n y el mangoneo donde los delirios de comportamiento parec¨ªan consecuencia de la hartura. As¨ª, tras las notables La lecci¨®n (2014) y Un minuto de gloria (2016), ambas estrenadas en los cines espa?oles, llega The Father, su historia m¨¢s disparatada en apariencia, aunque con un desenlace exacto y atroz que congela la media sonrisa.

La pel¨ªcula comienza con el entierro de una mujer, pero la clave del relato est¨¢ m¨¢s atr¨¢s, en una llamada telef¨®nica de la fallecida a su marido justo antes de la operaci¨®n m¨¦dica de la que ya no sali¨®: ¡°Tengo algo importante que decirte¡­¡±, dijo ella. Se?al de fin de llamada, la bater¨ªa ha dicho basta. Y despu¨¦s, el fin de todo. ?Qui¨¦n puede vivir con esa duda a partir de ese momento? De modo que no es extra?o el desvar¨ªo existencial en el que entra ese hombre casi anciano, acompa?ado en los d¨ªas de luto por su hijo de mediana edad.

Como en sus anteriores trabajos, la grotesca burocracia del pa¨ªs, en este caso la policial, enturbia a¨²n m¨¢s las conductas de los dos protagonistas, cada uno con sus r¨¦moras y sus egocentrismos, hasta entrar en un comportamiento err¨¢tico y estrafalario con el que no se puede sino sonre¨ªr de pena. Sin embargo, el trasfondo de The Father no puede ser m¨¢s tr¨¢gico. Con la necesidad del perd¨®n frente al sentimiento de p¨¦rdida, la pel¨ªcula de Grozeva y Valchanov culmina muy arriba: all¨ª donde lo rid¨ªculo se torna profundamente humano.