El tir¨®n inoxidable de Mario Benedetti
Homenajes y antolog¨ªas celebran el centenario del escritor uruguayo, cuyos versos resuenan hoy en las redes sociales. Su fundaci¨®n trabaja en un epistolario, con cartas in¨¦ditas a Vargas Llosa o Idea Vilari?o
En los a?os ochenta del siglo pasado Mario Benedetti (1920-2009) era le¨ªdo por todos. Coloquiales, comprometidos e intensos, sus poemas se volvieron canci¨®n y bandera en Latinoam¨¦rica. Lo recitaban quienes hab¨ªan soportado el exilio (un desgarro que el propio Benedetti conoci¨® por razones pol¨ªticas desde 1973 en Argentina, Per¨², Cuba y Espa?a, durante 12 a?os hasta su regreso a Montevideo), y tambi¨¦n los que se hab¨ªan quedado a masticar la dictadura en casa. Unos y otros convirtieron en himnos poemas como Defensa de la alegr¨ªa o Te quiero, que Nacha Guevara entonaba con voz inalcanzable: ¡°Si te quiero es porque sos mi amor, mi c¨®mplice y todo¡¡±. Esas palabras saltaron del libro al disco, al p¨®ster y a la cultura popular.
Actos, traducciones y reediciones acompa?ar¨¢n el centenario del nacimiento del poeta el pr¨®ximo lunes. Todos esos homenajes aspiran a demostrar que un escritor recitado de memoria por varias generaciones todav¨ªa puede deparar novedades. Entre los actos previstos destaca la presentaci¨®n en el Instituto Cervantes de Madrid de una antolog¨ªa de sus poemas realizada y prologada por Joan Manuel Serrat.
En los a?os sesenta, Benedetti ya hab¨ªa publicado La tregua, novela consagratoria traducida a una treintena de idiomas y llevada al cine, sobre un amor inesperado entre dos compa?eros de oficina, una jovencita y un viudo que le dobla la edad. Y es en esa d¨¦cada, en 1966, cuando dirige la carta, hasta ahora in¨¦dita, a su tocayo y amigo Mario Vargas Llosa, una ep¨ªstola que es espejo de una ¨¦poca febril de intercambios intelectuales. La carta integra el archivo de la Fundaci¨®n Mario Benedetti, que cobija adem¨¢s los 10.000 vol¨²menes de la biblioteca uruguaya del escritor (la madrile?a, de unos 6.000, fue donada por ¨¦l a la Universidad de Alicante). ¡°Hay kilos de cartas in¨¦ditas. Trabajamos en un epistolario con la poeta Idea Vilari?o, pero queda mucho por ver. Tendremos m¨¢s de una sorpresa para los lectores¡±, afirma, desde Montevideo, Hortensia Campanella, bi¨®grafa y directora de la fundaci¨®n, que cada 14 de septiembre desvela al ganador del Premio Internacional a los Derechos Humanos y la Solidaridad Mario Benedetti.
Pol¨ªtica y creaci¨®n
El Benedetti de esa carta que reproduce EL PA?S es el de Gracias por el fuego. Comprometido con el ideario de la izquierda latinoamericana y cercano al boom, hab¨ªa participado ese a?o en Cuba en el jurado del Premio Casa de Las Am¨¦ricas y viaja a Par¨ªs, para ser relator y traductor de la Unesco. ¡°Vargas Llosa acaba de terminar La casa verde; es un momento en el que coinciden las discusiones pol¨ªticas con la potencia creativa¡±, recuerda Campanella.
Hijo de un qu¨ªmico farmac¨¦utico, Benedetti fue siempre una voz cercana, un escritor de a pie. Ten¨ªa calle: desde los 14 a?os la estrechez econ¨®mica de su familia lo llev¨® a trabajar en oficios variopintos; fue vendedor, contable, taqu¨ªgrafo... Sostuvo su elecci¨®n por el lector com¨²n como poeta (desde la aparici¨®n de La v¨ªspera indeleble en 1945), novelista (a partir de Qui¨¦n de nosotros, en 1953), cuentista (especialmente a partir de Montevideanos, de 1959) y cr¨ªtico, en publicaciones como la revista N¨²mero o el m¨ªtico semanario Marcha, cuya secci¨®n literaria dirigi¨® en 1954.
En 1946 se cas¨® con Luz L¨®pez Alegre, la mujer de su vida, y fue la enfermedad de ella, la que lo decidi¨® a dejar definitivamente Madrid, ciudad que alternaba con Montevideo. Benedetti muri¨® tres a?os despu¨¦s.
El lunes, mientras en la capital uruguaya se presente una versi¨®n de La tregua por el Ballet Nacional del Sodre, en Madrid coincidir¨¢n dos actos online a partir de las 19.00. Uno en Casa de Am¨¦rica, auspiciado por el Centro Uruguayo, con poemas y textos dramatizados, y otro en el Instituto Cervantes, que reunir¨¢ a varias generaciones de benedettinos gozosos en la presentaci¨®n de Mario Benedetti. Antolog¨ªa po¨¦tica (Alfaguara), realizada y prologada por Serrat, con quien el Premio Reina Sof¨ªa 1999 trabaj¨® a cuatro manos en un disco emblem¨¢tico: El Sur tambi¨¦n existe (1985). ¡°Probablemente¡± ¡ªafirma Serrat¡ª ¡°sea el poeta m¨¢s le¨ªdo en nuestro idioma y, con toda seguridad, el m¨¢s cantado¡±. Tambi¨¦n participar¨¢n, entre otros, los cantantes Joaqu¨ªn Sabina y Marwan y los escritores Benjam¨ªn Prado y Elvira Sastre.
Una lecci¨®n
Luis Garc¨ªa Montero, director del Cervantes, analiza el tir¨®n inoxidable de Benedetti: ¡°Su literatura aport¨® una manera de unir la Historia con la intimidad, de acercarse a la pol¨ªtica hispanoamericana cuando no s¨®lo los dogmas y las consignas de los partidos sino tambi¨¦n los sentimientos amorosos, la soledad, la experiencia individual ten¨ªan su protagonismo. Fue una lecci¨®n importante para los poetas espa?oles que al final del franquismo intent¨¢bamos no solo poder votar cada cuatro a?os, sino tambi¨¦n revisar lo que significaba la educaci¨®n sentimental¡±.
Sobre la influencia de Benedetti en los j¨®venes, Garc¨ªa Montero reflexiona: ¡°La poes¨ªa es un g¨¦nero fronterizo entre lo p¨²blico y lo privado, que las redes sociales potencian. Atrae su lenguaje claro, directo. Por supuesto siempre estar¨¢ la queja de los herm¨¦ticos, de los experimentalistas¡±.
Esa presencia sostenida en Espa?a contrasta con las tensiones que su condici¨®n de autor de masas genera a veces en Am¨¦rica Latina, donde cuesta encontrarlo en antolog¨ªas cr¨ªticas. Jimena M¨¢rquez, dramaturga uruguaya de la llamada generaci¨®n de los hijos de la dictadura, escenific¨® ese distanciamiento en Nociones b¨¢sicas para la construcci¨®n de puentes, una obra por encargo de la Comedia Nacional, estrenada por el centenario. Mientras se repone de la covid, analiza esta experiencia por WhatsApp: ¡°Yo estaba muy alejada de su obra, aunque lo reconoc¨ªa como un gran compa?ero de adolescencia. Soy profesora de Literatura y decir que te gustaba Benedetti era pecaminoso. Ca¨ª un poco en esa ingratitud¡±. Su pieza reivindica al escritor: ¡°Hoy sabemos que a trav¨¦s de ¨¦l pudimos tomar la palabra y pensar y hablar entre nosotros de la dictadura, aunque no la hayamos vivido. M¨¢s all¨¢, defiendo otra herencia que expres¨® Gelman en un documental sobre Benedetti. Deber¨ªamos agradecer, destacaba, que alguien haya ganado tantos lectores para la poes¨ªa¡±.
Babelia
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