El Liceo levanta el tel¨®n entre el fervor l¨ªrico y la obsesi¨®n por la seguridad
Sondra Radvanosky y Piotr Beczala triunfan con arias y d¨²os de Verdi y el verismo
Se han tomado las cosas con mucha calma y prudencia en el Liceo desde el estallido de la pandemia. Cerraron sus puertas al p¨²blico en marzo y, despu¨¦s de seis meses de inactividad, esta tarde han levantado el tel¨®n de la nueva temporada con la mitad de su aforo (1.144 butacas) lleno y estrictas medidas de seguridad. Con dos estrellas en el escenario tan famosas como la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky y el tenor...
Se han tomado las cosas con mucha calma y prudencia en el Liceo desde el estallido de la pandemia. Cerraron sus puertas al p¨²blico en marzo y, despu¨¦s de seis meses de inactividad, esta tarde han levantado el tel¨®n de la nueva temporada con la mitad de su aforo (1.144 butacas) lleno y estrictas medidas de seguridad. Con dos estrellas en el escenario tan famosas como la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky y el tenor polaco Piotr Beczala, bien acompa?ados por el pianista alem¨¢n Camillo Radicke, el ¨¦xito, nunca mejor dicho, estaba cantado. Entusiasmaron al p¨²blico, m¨¢s por su carisma vocal que por un trillado programa de arias y d¨²os de Giuseppe Verdi y varios maestros del verismo.
Reentr¨¦e l¨ªrica, pues, sin sorpresas en el terreno art¨ªstico, pero con cierto morbo en el ambiente. Tras el incidente del Teatro Real de Madrid la semana pasada, que acab¨® con la suspensi¨®n de una funci¨®n de Un ballo in maschera por las protestas del p¨²blico de los pisos superiores por no mantener la distancia adecuada, las normas de seguridad adoptadas por el Liceo estaban en el punto de mira. Y, aunque la resoluci¨®n del 21 de septiembre de la Generalitat permite ocupar el 70% del aforo, el Liceo ha optado por aplicar un criterio m¨¢s restrictivo y rebajarlo al 50%, limitaci¨®n que quieren mantener de forma estable durante toda la temporada para facilitar la log¨ªstica y la distribuci¨®n de sus abonados.
En los ¨²ltimos seis meses solo las plantas, exactamente 2.292 plantas, llenaron sus butacas en una performance del artista conceptual Eugenio Ampudia celebrada 22 de junio. Tras esa imagen ins¨®lita, en su primera cita con p¨²blico en la sala en tiempos de pandemia, el Liceo ofrec¨ªa un aspecto menos ins¨®lito, pero igualmente at¨ªpico, con 1.124 espectadores con mascarilla ocupando la mitad del aforo.
En la distribuci¨®n de las butacas, el teatro sigue la normativa vigente de la Generalitat, con dos butacas juntas para personas que son grupo de convivencia, seguidas de una libre a derecha e izquierda. Las individuales tienen una butaca vac¨ªa a cada lado. La normalidad fue casi absoluta; solo algunos espectadores tuvieron que ser reubicados para respetar escrupulosamente la distancia entre butacas.
Todo el p¨²blico, con entrada de platea o del quinto piso, ha entrado por las puertas de la Rambla, guardando antes turno en una larga cola que se adentra por la calle Sant Pau (cuyo acceso permanece cerrado). Para aligerarlas, se ha distribuido al p¨²blico por zonas y filas, y en cada localidad figuraba la franja horaria recomendada para lograr un acceso gradual.
Los protocolos de seguridad han funcionado bien, de forma ¨¢gil, con control de m¨¢quinas termogr¨¢ficas y recorridos de entrada y salida marcados con claridad en los pasillos, cintas que indican qu¨¦ localidades se pueden ocupar y cu¨¢les deben quedar vac¨ªas y el uso obligatorio de mascarillas antes, durante y despu¨¦s del espect¨¢culo.
Durante hora y media, sin descanso, rein¨® un ambiente de gran fiesta l¨ªrica marcado por el respeto y el cari?o hacia dos divos muy queridos en el Liceo. Quiz¨¢ la ocasi¨®n merec¨ªa algo m¨¢s de imaginaci¨®n en el dise?o del programa, en lugar de refugiarse en la comodidad de un repertorio mil veces programado.
Elegante y efusivo en el fraseo estuvo, como siempre, Beczala, que luci¨® con m¨¢s naturalidad su bella voz l¨ªrica en Verdi -aria de Luisa Miller y el d¨²o de Un ballo in machera que cerr¨® el programa- que en las incursiones veristas de mayor fuste dram¨¢tico, como el apasionante d¨²o final de Andrea Ch¨¦nier, de Giordano, en el que bajaron en exceso la guardia, sin respetar las distancias de seguridad. Eso s¨ª, el derroche pasional del tenor en la c¨¦lebre E lucevan le stelle, de Tosca, de Puccini, levant¨® pasiones.
Radvanovsky entusiasm¨® por temperamento y fuerza vocal, especialmente en las piezas de mayor calado verista. Con generoso caudal, brillantes agudos y s¨®lida t¨¦cnica, provoc¨® el delirio de los aficionados en La mamma morta, de Andrea Ch¨¦nier y una memorable Vissi d?arte, de Tosca. Derrocharon pasi¨®n y generosidad en el canto y en las propinas, entre ellas arias de Dvor¨¢k, Massenet, Cilea y el d¨²o de La viuda alegre, de Leh¨¢r, en el que se marcaron, con prudencia, pasos del famoso vals.
Ha sido una inauguraci¨®n relativamente f¨¢cil de gestionar en el aspecto log¨ªstico, con solo tres artistas en el escenario, sin el despliegue de t¨¦cnicos que exige un montaje esc¨¦nico, y sin descanso ni servicio de restaurante. La prueba de fuego tendr¨¢ lugar los pr¨®ximos 1 y 4 de octubre con la versi¨®n de concierto de Il trovatore, de Verdi, dirigida, en su deb¨² lice¨ªsta, por Gustavo Dudamel.