El virus de la angustia

La desgraciada coyuntura que vive el mundo ha provocado que la excelente She Dies Tomorrow, segundo largometraje de la estadounidense Amy Seimetz, multiplique sus virtudes, que son muchas, y que su hipn¨®tica experiencia visual trascienda hasta el terreno de la clarividencia. Un virus, una cadena de contagios que no es sino cadena de convencimientos: ¡°Voy a morir ma?ana¡±. Es la certeza de la muerte, pese a que los personajes son conscientes de que ese convencimiento no es plausible. Es la transmisi¨®n de la angustia, la infestaci¨®n de la depresi¨®n.

La secuencia que ejerce de pr¨®log...

La desgraciada coyuntura que vive el mundo ha provocado que la excelente She Dies Tomorrow, segundo largometraje de la estadounidense Amy Seimetz, multiplique sus virtudes, que son muchas, y que su hipn¨®tica experiencia visual trascienda hasta el terreno de la clarividencia. Un virus, una cadena de contagios que no es sino cadena de convencimientos: ¡°Voy a morir ma?ana¡±. Es la certeza de la muerte, pese a que los personajes son conscientes de que ese convencimiento no es plausible. Es la transmisi¨®n de la angustia, la infestaci¨®n de la depresi¨®n.

La secuencia que ejerce de pr¨®logo pone ya muy arriba a la pel¨ªcula. Un primer¨ªsimo plano del rostro de una mujer, apenas un ojo y poco m¨¢s. Contraste absoluto entre imagen y texto: lo que se ve, duele, las l¨¢grimas asoman, tambi¨¦n la tensi¨®n y el infortunio; pero el texto inspira felicidad. Rotundidad absoluta en una producci¨®n de aspecto modesto, con continuas combinaciones de colores y de sonidos.

Seimetz posee elegancia e ideas infinitas en el desarrollo visual de una epopeya donde los silencios tambi¨¦n establecen su funci¨®n: insertos que multiplican la angustia del tono; rupturas en el continuo secuencial que juegan con la dicotom¨ªa entre realidad y pesadilla; reencuadres a trav¨¦s de planos filmados desde los pasillos, puertas abiertas, luces apagadas en el exterior, encendidas en el interior; cromatismo que recoge aspectos de la pigmentaci¨®n del giallo italiano y hasta de ciertas videocreaciones art¨ªsticas. Y, de fondo, en bucle, el R¨¦quiem de Mozart.

Sin apenas texto, Seimetz ha compuesto una pel¨ªcula dram¨¢tica de intriga metaf¨ªsica no apta para todas las sensibilidades, llena de actividades incongruentes, de actitudes dementes: una mujer vestida de fiesta con una copa de vino blanco en una mano y una motosierra en la otra mientras corta los pinos de su jard¨ªn. Es el orgasmo con la muerte, a la que hay que mirar de frente para sentir placer y, por fin, llegar al ¨®bito. ¡°?Es as¨ª como termina?¡±, dice una de las mujeres. La mirada perturbada de una pel¨ªcula experimental apasionante, abierta a m¨²ltiples interpretaciones, que puede disfrutarse (y sufrirse) como alegor¨ªa comunitaria y como rendici¨®n individual.