La imposible domesticaci¨®n

¡°Una vez que la imagen se convierte en parte de la historia, la historia se convierte en parte de la imagen¡±, afirma Nicolas Roeg en The World Is Ever Changing, su libro de memorias y did¨¢ctica acerca de su cine, antes de establecer una interesant¨ªsima reflexi¨®n sobre su modo de abordar La maldici¨®n de las brujas (1990), basada en la peliaguda novela para ni?os de Roald Dahl. Roeg, hasta entonces en las ant¨ªpodas de las producciones familiares e infantiles con obras maestras como Amenaza en la sombra y Walkabout, asent¨® su imagen en unos maquillajes terror¨ªficos y e...

¡°Una vez que la imagen se convierte en parte de la historia, la historia se convierte en parte de la imagen¡±, afirma Nicolas Roeg en The World Is Ever Changing, su libro de memorias y did¨¢ctica acerca de su cine, antes de establecer una interesant¨ªsima reflexi¨®n sobre su modo de abordar La maldici¨®n de las brujas (1990), basada en la peliaguda novela para ni?os de Roald Dahl. Roeg, hasta entonces en las ant¨ªpodas de las producciones familiares e infantiles con obras maestras como Amenaza en la sombra y Walkabout, asent¨® su imagen en unos maquillajes terror¨ªficos y en el uso constante del gran angular fotogr¨¢fico, convirtiendo as¨ª en a¨²n m¨¢s grotesca y siniestra la historia del escritor de Charlie y la f¨¢brica de chocolate, basada en la existencia de las brujas en nuestra cotidianidad y en el odio profundo hacia los ni?os. Consecuencia: varias generaciones de cr¨ªos quedaron aterrorizados, y tambi¨¦n subyugados, por su estupenda pel¨ªcula.

Robert Zemeckis, con la ayuda de Alfonso Cuar¨®n y Guillermo del Toro en la producci¨®n y de este ¨²ltimo tambi¨¦n en el guion, ha creado en Las brujas (de Roald Dahl), su aproximaci¨®n al cruel universo del escritor gal¨¦s, un producto bastante menos terror¨ªfico y algo m¨¢s convencional. Sin embargo, resulta imposible domesticar del todo a Dahl. El excelente trabajo par¨®dico de Anne Hathaway, como la madame de las hechiceras, un par de macabros detalles de maquillaje, y la conservaci¨®n del relativamente infeliz final de la novela, ¨²nico aspecto en el que hubo de claudicar Roeg, salvan con creces a esta nueva versi¨®n de la irrelevancia.

Dos detalles podr¨ªan servir de paradigma para diferenciar ambas producciones. La inolvidable historia de la ni?a a la que las brujas encerraron para siempre en una pintura, convertida por la puesta en escena y el montaje de Roeg en t¨¦trica poes¨ªa visual, ha sido sustituida aqu¨ª por el relato de la conversi¨®n de una cr¨ªa en gallina. Pero Zemeckis, maravilloso director de Regreso al futuro y ?Qui¨¦n enga?¨® a Roger Rabbit?, no se atreve a mantener durante demasiados segundos la sobrecogedora imagen del proceso de transformaci¨®n.

Y, en segundo lugar, la parte inicial del relato, antes del congreso de las arp¨ªas en el hotel, es aqu¨ª mustia y tristona, distingui¨¦ndose en el tono de la versi¨®n de Roeg, mucho m¨¢s l¨²gubre y sombr¨ªa. Corren tiempos menos intr¨¦pidos, pero, aun as¨ª, estas brujas siguen siendo inequ¨ªvocos productos de la perversa imaginaci¨®n de Dahl.