El buen toro de La Quinta
Triunfo de Morenito de Aranda y buena faena no rematada con la espada de Emilio de Justo en Estepona
Hace falta ser buen torero para estar a la altura de un buen toro. Y en Estepona hubo dos, distintos, pero exigentes; fiero, repetidor y encastado el tercero, al que se le premi¨® con la vuelta al ruedo, aunque no destac¨® en el caballo; y muy noble, con fijeza, ritmo y profundidad en la embestida, el cuarto, que empuj¨® con fuerza al picador, pero que no recibi¨® premio porque Emilio de Justo err¨® con la espada y emborron¨® el triunfo de ambos.
Dos buenos toros, que tuvieron delante dos buenos toreros, distintos tambi¨¦...
Hace falta ser buen torero para estar a la altura de un buen toro. Y en Estepona hubo dos, distintos, pero exigentes; fiero, repetidor y encastado el tercero, al que se le premi¨® con la vuelta al ruedo, aunque no destac¨® en el caballo; y muy noble, con fijeza, ritmo y profundidad en la embestida, el cuarto, que empuj¨® con fuerza al picador, pero que no recibi¨® premio porque Emilio de Justo err¨® con la espada y emborron¨® el triunfo de ambos.
Dos buenos toros, que tuvieron delante dos buenos toreros, distintos tambi¨¦n; est¨¦tico Morenito con el animal m¨¢s complicado, y poderoso De Justo con el m¨¢s pastue?o. Y ambos ofrecieron sendas lecciones de buen toreo, asentada la planta, vistosos los dos con el capote a la ver¨®nica, y lucidos en el tercio final.
LA QUINTA/MORENITO, DE JUSTO
Cuatro toros de La Quinta, bien presentados, mansos y sin entrega los dos primeros; bravuc¨®n, fiero y encastado el tercero, al que se le dio la vuelta al ruedo, y bravo, noble y con calidad en la embestida el cuarto.
Morenito de Aranda: pinchazo, estocada y un descabello (oreja); casi entera (dos orejas).
Emilio de Justo: estocada (oreja); cuatro pinchazos y estocada (vuelta al ruedo).
Plaza de Estepona (M¨¢laga). 7 de noviembre. D¨¦cima corrida de la Gira de Reconstrucci¨®n. Unos 300 espectadores. (Esta corrida y las dos de ma?ana, domingo -una de ellas, rejoneo- estaban anunciadas en Sanl¨²car de Barrameda, donde no han podido celebrarse debido a las restricciones sanitarias).
Morenito volvi¨® a mostrar sus buenas maneras con el soso primero, y no se arrug¨® ante el nada f¨¢cil tercero, que embisti¨® con entrega y casta, y ped¨ªa a gritos una muleta poderosa. Tard¨® en encontrar el momento del temple, y traz¨® naturales largos de alta concepci¨®n art¨ªstica. Hab¨ªa comenzado por bajo, con elegancia y mando, aguant¨® la velocidad repetitiva del animal, y tore¨® mejor cuando se hizo presente el sosiego de toro y torero. Alarg¨® la faena, como todos los toreros modernos, pero dej¨® un poso de torer¨ªa. Ya lo hab¨ªa dejado, no obstante, con el capote; veronique¨® a sus dos toros con prestancia y buen gusto, y una ver¨®nica y la media del quite al tercero fueron sencillamente perfectas.
Emilio de Justo lo hizo todo bien, y cuando ten¨ªa ganados los m¨¢ximos trofeos del cuarto, al que tore¨® primorosamente, se dedic¨® a pinchar sin ton ni son y lo estrope¨® todo. Se qued¨® sin orejas el torero, y sin vuelta el toro, que se lo hab¨ªa ganado desde que salt¨® al ruedo.
Era noble ese cuarto un animal, pero no tonto, con recorrido largo, hondura en su embestida, y con un claro fondo de casta. De Justo lo entendi¨® bien, en una labor de menos a m¨¢s, largu¨ªsima, con excelentes muletazos por ambas manos, y coronada, finalmente, con derechazos sin la ayuda del estoque y, despu¨¦s, largos naturales, que supieron a gloria. Fue una faena emocionante e intensa que merec¨ªa la perfecta realizaci¨®n de la suerte suprema. Pero no fue as¨ª; el otrora efectivo matador se erigi¨® en pinchauvas y acab¨® con el cuadro.
Tambi¨¦n destac¨® a la ver¨®nica en sus dos toros, y abrevi¨® inteligentemente en el primero en cuanto este desarroll¨® sentido y lo puso en apuros en un par de ocasiones.