Una extra?a frialdad

Unos toros bien presentados, mansos en los caballos, nobles y sosos, que iban y ven¨ªan sin celo y escasa entrega; dos toreros j¨®venes y veteranos ya, con conocimiento y ansias de triunfo¡­ y a la corrida le falt¨® calor y le sobr¨® una extra?a frialdad. Quiz¨¢, contribuy¨® la tarde nublada y fresca; quiz¨¢, ese p¨²blico separado por la distancia sanitaria, enmascarillado y silencioso, como figurantes de un rodaje; quiz¨¢, es que no es feria en la localidad ni se celebra nada, y los ¨¢nimos andan deca¨ªdos¡­ Vaya usted a saber. Ni la banda de m¨²sica, que son¨® de maravilla, alej¨® el ambiente desva¨ªdo.
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Unos toros bien presentados, mansos en los caballos, nobles y sosos, que iban y ven¨ªan sin celo y escasa entrega; dos toreros j¨®venes y veteranos ya, con conocimiento y ansias de triunfo¡­ y a la corrida le falt¨® calor y le sobr¨® una extra?a frialdad. Quiz¨¢, contribuy¨® la tarde nublada y fresca; quiz¨¢, ese p¨²blico separado por la distancia sanitaria, enmascarillado y silencioso, como figurantes de un rodaje; quiz¨¢, es que no es feria en la localidad ni se celebra nada, y los ¨¢nimos andan deca¨ªdos¡­ Vaya usted a saber. Ni la banda de m¨²sica, que son¨® de maravilla, alej¨® el ambiente desva¨ªdo.

Lo cierto es que la corrida estuvo bien, los tres primeros toros se dejaron torear, los de luces anduvieron sobrados y seguros, pero el festejo result¨® tibio y anodino, y no acab¨® de alzar el vuelo.

Es verdad, no obstante, que esto del toro es un misterio. Cualquiera sabe cu¨¢l fue el resorte que falt¨® para que se hiciera presente la emoci¨®n. Pero no la hubo, que fue la pena.

Ah¨ª estuvo, por ejemplo, Daniel Luque, al que se le ve sobrado de valor, t¨¦cnica y sitio. Maneja con facilidad los enga?os, asienta las zapatillas en la arena y torea con suficiencia; a veces, da la impresi¨®n de hacerlo con excesiva capacidad, y esa circunstancia resta vistosidad a su labor.

En su primer toro desprendi¨® seguridad y firmeza, mulete¨® con ce?imiento y estuvo muy por encima de un animal de corta embestida y mucha soser¨ªa.

Exprimi¨® al tercero, de la misma condici¨®n que el anterior, se mostr¨® poderoso y dominador, pero su tarde, de profesional consumado, no acab¨® de romper.

Volv¨ªa a vestirse de luces Fortes, tan vapuleado y con tanta fuerza para levantarse y seguir en la b¨²squeda de la gloria. Flem¨¢tico, sereno, poseedor de un toreo de buen trazo, mulete¨® a su primero a los sones del pasodoble Fortes, m¨¢s que valor, que le han dedicado el escritor y periodista Jos¨¦ Luis Garrido Bustamente, autor de la letra, y el maestro Jos¨¦ Albero, de la m¨²sica.

Era ese toro demasiado suave para el toreo vibrante de Fortes, quien se mostr¨® en exceso academicista, y no acab¨® de redondear la faena a pesar de su quietud y de unos vistosos circulares y ayudados finales.

Recibi¨® al sexto con un capote decorado por el exnovillero y pintor gaditano Juan Sierra, que adorn¨® las tablas de la barrera con art¨ªsticos dibujos y famosas frases taurinas: Fortes se luci¨® a la ver¨®nica, como ya hiciera al recibir a su primero, pero el animal desisti¨® pronto de obedecer al cite, y todo el ¨¢nimo del torero se emborron¨® con la cobard¨ªa y poca gracia de su oponente.