Exilio para preadolescentes
?Tiene alguien que ha vivido en carne propia el drama del nazismo una legitimidad para abordarlo desde un tono m¨¢s adolescente y quiz¨¢ tambi¨¦n para adolescentes?
Entre la ola de novelas y pel¨ªculas m¨¢s o menos melifluas acerca de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial en todas sus vertientes, contadas desde el punto de vista de los ni?os, con todo lo que ello conlleva sobre su tono, su estilo y, en el caso del cine, su visualizaci¨®n, el caso de Cuando Hitler rob¨® el conejo rosa resulta singular. Lo public¨® Judith Kerr en el a?o 1971, cuando la escritora ten¨ªa 52 a?os, pero el texto es autobiogr¨¢fico, sobre su infancia perdida desde que su padre, un influyente cr¨ªtico teatral, tuvo que huir de Alemania tras la victoria de Hitler en las eleccion...
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Entre la ola de novelas y pel¨ªculas m¨¢s o menos melifluas acerca de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial en todas sus vertientes, contadas desde el punto de vista de los ni?os, con todo lo que ello conlleva sobre su tono, su estilo y, en el caso del cine, su visualizaci¨®n, el caso de Cuando Hitler rob¨® el conejo rosa resulta singular. Lo public¨® Judith Kerr en el a?o 1971, cuando la escritora ten¨ªa 52 a?os, pero el texto es autobiogr¨¢fico, sobre su infancia perdida desde que su padre, un influyente cr¨ªtico teatral, tuvo que huir de Alemania tras la victoria de Hitler en las elecciones y la familia inici¨® un peregrinaje cada vez m¨¢s doloroso en lo personal y paup¨¦rrimo en lo econ¨®mico por tierras suizas y francesas.
?Tiene alguien que ha vivido en carne propia el drama del nazismo una legitimidad, si no mayor, s¨ª distinta, por aut¨¦ntica, para abordarlo desde un tono m¨¢s adolescente y quiz¨¢ tambi¨¦n para adolescentes? La sentencia no es f¨¢cil, pues cualquiera es leg¨ªtimo para abordar lo que le venga en gana y ah¨ª est¨¢ El ni?o con el pijama de rayas para demostrarlo (asunto distinto ser¨¢ su calidad posterior), pero este cr¨ªtico se atreve con una respuesta: s¨ª.
De modo que aqu¨ª tenemos el estreno de la versi¨®n cinematogr¨¢fica de aquella novela de la adulta Kerr sobre la ni?a Kerr, rebautizada en Espa?a como El a?o que dejamos de jugar, quiz¨¢ para no coincidir en lo del conejo con la reciente Jojo Rabbit, otro acercamiento al nazismo desde el punto de vista infantil, historia que deambulaba entre lo sentimental y lo par¨®dico. La pel¨ªcula de Caroline Link, ganadora en 2001 del Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa por En un lugar de ?frica, lo tiene todo para arrastrar al arco de p¨²blico al que apelaba la escritora: se intuye la dureza, casi se ve, pero nunca perturba; los colores, la ambientaci¨®n y hasta el atractivo f¨ªsico de los cuatro int¨¦rpretes de la familia son bell¨ªsimos; y la c¨¢mara, como ya demostr¨® en la notable Destino Marrakech (2012) y en la m¨¢s desequilibrada aunque vistosa Este ni?o necesita aire fresco (2018), se mueve con agilidad y elegancia, componiendo bonitas im¨¢genes de felicidad o de desdicha.
Melodrama con apuntes en la figura del padre sobre la dicotom¨ªa entre la dignidad y el orgullo mal entendido, casi soberbia, El a?o que dejamos de jugar queda orquestada como una estimable pel¨ªcula de primer acercamiento para ni?os y preadolescentes a la figura del exilio.
EL A?O QUE DEJAMOS DE JUGAR
Direcci¨®n: Caroline Link.
Int¨¦rpretes: Riva Krymalowski, Carla Juri, Oliver Masucci, Marinus Hohmann.
G¨¦nero: melodrama. Alemania, 2019.
Duraci¨®n: 119 minutos.