El ¨²ltimo banquete can¨ªbal en la casa de los muertos
La Universidad de Valladolid recrea la celebraci¨®n antropof¨¢gica que hace 5.500 a?os un grupo humano llev¨® a cabo antes de abandonar las tierras que hab¨ªan agotado sus cultivos
Durante tres siglos estuvieron explotando las tierras que rodeaban el gran dolmen funerario ¡ªun monumento de 25 metros de di¨¢metro¨D que levantaron hace unos 5.500 a?os en lo que ahora es el t¨¦rmino municipal de Reinoso (Burgos), y donde inhumaban a sus seres queridos. Pero los campos, tras doce generaciones de agricultores que a...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Durante tres siglos estuvieron explotando las tierras que rodeaban el gran dolmen funerario ¡ªun monumento de 25 metros de di¨¢metro¨D que levantaron hace unos 5.500 a?os en lo que ahora es el t¨¦rmino municipal de Reinoso (Burgos), y donde inhumaban a sus seres queridos. Pero los campos, tras doce generaciones de agricultores que a¨²n desconoc¨ªan los m¨¦todos de rotaci¨®n y apenas usaban el abono, terminaron por agotarse. La supervivencia resultaba ya imposible. Acordaron, pues, dispersarse en peque?os grupos, pero antes celebraron el ¨²ltimo gran ritual; un enorme banquete que incluy¨®, adem¨¢s de carne de animales, la de sus propios cong¨¦neres. El equipo de Manuel Rojo Guerra, catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad de Valladolid, que dirige el proyecto junto con la investigadora Cristina Tejedor Rodr¨ªguez, ha reconstruido ¨Dincluso con im¨¢genes recreadas virtualmente¨D c¨®mo fue ese fest¨ªn, donde pies y manos humanos se convirtieron en manjares delicados exclusivos para consumo de sacerdotes o jefes.
Con la marcha del grupo a otras tierras, el dolmen de El Pend¨®n dejaba, l¨®gicamente, de cumplir su misi¨®n inicial de cementerio. Por eso, antes del gran banquete ser¨ªa necesario desmontarlo y cambiar su finalidad primigenia: se convertir¨ªa en un referente cultural para los integrantes de esta colectividad en ¨¦xodo. Por ello, el t¨²mulo y pasillo de entrada fueron minuciosamente desmantelados y la c¨¢mara mortuoria donde reposaban los antepasados fue sellada con enormes piedras. El gran monumento funerario fue as¨ª convertido en ¡°un lugar de reuni¨®n, en un centro de agregaci¨®n poblacional donde las diferentes familias renovar¨ªan pactos de hospitalidad, intercambiar¨ªan productos, y donde, tal vez peri¨®dicamente, se reuniesen para celebrar la pertenencia a una misma estirpe¡±, detalla Rojo Guerra. Luego, comenz¨® el ¨²ltimo banquete.
En el lugar donde se un¨ªan la c¨¢mara mortuoria y el corredor de acceso al t¨²mulo, la Universidad de Valladolid ha encontrado una estructura rectangular ¡°que no fue otra cosa que una pira de huesos humanos [extra¨ªdos de la tumba], pues no hab¨ªa ni ceniza ni carbones, solo restos esquel¨¦ticos parciales de hasta 20 individuos¡±, recuerda el catedr¨¢tico. En concreto, la antrop¨®loga f¨ªsica Sonia D¨ªaz Navarro ha identificado nueve ni?os de hasta 10 a?os (uno perinatal), cuatro subaldultos (entre 15 y 20 a?os), seis adultos j¨®venes (entre 21 y 35 a?os) y un sujeto maduro (entre 36 y 50 a?os).
¡°Casi todos los huesos fueron lanzados a la pira despu¨¦s de haberles sacado las partes blandas, lo que sugiere una selecci¨®n de determinadas ¨¢reas esquel¨¦ticas, especialmente cr¨¢neos y mand¨ªbulas antiguas. Los cr¨¢neos est¨¢n muy asociados a los rituales por ser una de las regiones m¨¢s importantes y representativas del ser humano¡±, explica el director de las excavaciones que financian el Ayuntamiento de Reinoso, la Diputaci¨®n de Burgos y la Junta de Castilla y Le¨®n.
Pero entre los milenarios rescoldos tambi¨¦n se hallaron una mano y un pie casi completos. ¡°La mano izquierda conserva¡±, explica el catedr¨¢tico, ¡°los huesos carpales m¨¢s cercanos a los metacarpos (trapecio y trapezoide), los primeros cuatro metacarpos y la tercera falange proximal. Su posici¨®n sugiere que estaba flexionada o se contrajo por la acci¨®n del fuego y que conservaba, por tanto, tendones y ligamentos cuando fue lanzada a las llamas. El pie derecho, por su parte, mantiene el calc¨¢neo, el astr¨¢galo, los escafoides, los cuboides y todos los metatarsos a excepci¨®n del quinto. La posici¨®n de los tarsianos parece indicar que fue depositado en posici¨®n plantar¡±. Directamente sobre las brasas.
¡°Ello quiere decir que tanto la mano como el pie cuando fueron arrojadas al fuego ten¨ªan partes blandas, con lo que se deduce que la pira funeraria y la clausura de la tumba se llev¨® a cabo inmediatamente despu¨¦s de un fallecimiento¡±, quiz¨¢s el ¨²ltimo antes de la disgregaci¨®n del grupo. ¡°Las poblaciones antrop¨®fagas otorgaban m¨¢xima importancia a manos y pies. As¨ª, los aztecas los destinaban exclusivamente al gran sacerdote y gobernante y las consideraban un manjar. Tambi¨¦n, los guerreros de las tribus theddora y ngarigo del sudeste australiano, com¨ªan las de sus enemigos¡±, explica Rojo Guerra.
Pero ambas extremidades no fueron lo ¨²nico que consumieron en su gran celebraci¨®n. Junto a la pira, se han hallado dos hoyos en los que han aparecido las patas delantera y trasera de una vaca y dos paletillas de jabal¨ª. Casi todos estos restos presentaban impactos y marcas de corte para poder consumir tanto la carne como el tu¨¦tano, seg¨²n los an¨¢lisis de la zooarque¨®loga Marta Moreno del Laboratorio de Arqueobiolog¨ªa del CSIC.
Para completar la comida, lo mejor fue una buena bebida. En la ¨²ltima campa?a de excavaci¨®n se ha desenterrado un enorme recipiente cer¨¢mico que estaba cerrado con una laja de arenisca y que conten¨ªa el l¨ªquido que ingirieron. Los expertos creen que podr¨ªa tratarse de alg¨²n tipo de alcohol, aunque los an¨¢lisis a¨²n no est¨¢n terminados.
Finalizado el fest¨ªn, las sobras fueron arrojadas a los perros como demuestran las huellas de roeduras y marcas de dientes de c¨¢nidos. El grupo se dispers¨® entonces por la zona buscando su supervivencia. Alg¨²n d¨ªa volver¨ªan a buscar sus recuerdos al centro ritual que dejaban atr¨¢s y donde celebraron su ¨²ltimo banquete.