La necesidad de la esperanza

Qu¨¦ f¨¢cil es pensar que la solidaridad de la gente no es cre¨ªble en una pel¨ªcula, y qu¨¦ esperanzador resulta estar convencido de que s¨ª.

Es probable que los espectadores de Volver a empezar, nueva pel¨ªcula de la inglesa Phyllida Lloyd, se dividan en estos dos bandos, el de los c¨ªnicos y el de los ilusos, y seguramente ninguno de los dos tenga raz¨®n, porque la vida es mucho m¨¢s compleja que alinearse en un compartimento estan...

Qu¨¦ f¨¢cil es pensar que la solidaridad de la gente no es cre¨ªble en una pel¨ªcula, y qu¨¦ esperanzador resulta estar convencido de que s¨ª.

Es probable que los espectadores de Volver a empezar, nueva pel¨ªcula de la inglesa Phyllida Lloyd, se dividan en estos dos bandos, el de los c¨ªnicos y el de los ilusos, y seguramente ninguno de los dos tenga raz¨®n, porque la vida es mucho m¨¢s compleja que alinearse en un compartimento estanco. Pero este cr¨ªtico, en este momento aciago para el mundo en general y para la mujer en particular, con sangrantes muertes por violencia de g¨¦nero en tantos pa¨ªses, prefiere estar en el de la utop¨ªa. Al menos por esta vez, y aupado por dos razones que se desarrollar¨¢n en el ¨²ltimo p¨¢rrafo. ?Que, como met¨¢fora de la necesaria reconstrucci¨®n de una vida apaleada, la edificaci¨®n de un hogar para una madre y sus dos hijas en forma de casa prefabricada en el jard¨ªn de una vivienda burguesa, ofrecida gratis, con la ayuda de las m¨¢s dispares personas no cercanas a la v¨ªctima, suena a f¨¢bula poco probable? Puede, pero qu¨¦ conveniente resulta a veces fantasear con la bondad del g¨¦nero humano.

Para entendernos, Volver a empezar (Herself) vendr¨ªa a ser un Ken Loach destilado por el filtro de la fraternidad. Aparecen las contradicciones y los resquicios legales y judiciales de un supuesto estado de bienestar como Irlanda. Pero tambi¨¦n las alegr¨ªas puntuales dentro de un devenir dram¨¢tico y la lucha de una mujer contra un sistema que la arrincona.

Sin embargo, son los apartados interpretativos y de puesta en escena los que acaban sosteniendo el castillo de la esperanza en ese jard¨ªn. El trabajo de Clare Dunne, de las ni?as y de cada uno de los secundarios (marido incluido) es formidable. Y la c¨¢mara de Lloyd, directora de Mamma mia! y La dama de hierro, siempre se posa con espontaneidad en el mejor lugar: un rostro, un cuerpo, una mirada, un movimiento. Y as¨ª, con el cine, se sue?a con una vida mejor.