Celso Emilio Ferreiro, procurador entre verso y verso
Hallados en Vigo documentos in¨¦ditos que testimonian una de las facetas del escritor m¨¢s ignoradas. El poeta form¨® parte del colegio profesional durante 16 a?os hasta que march¨® al exilio
Un regalo inesperado, de esos que a veces traen de premio los trabajos de organizaci¨®n y limpieza. M¨¢s de medio centenar de documentos in¨¦ditos que conservaba, perdidos en la memoria, el Colexio de Procuradores de Vigo, acaban de sacar a la luz una de las facetas m¨¢s desconocidas de Celso Emilio Ferreiro (Celanova, 1912-Vigo, 1979). El descubrimiento compone el puzle de su trabajo cotidiano y revela muchas de sus inquietudes sociales entre los a?os 1950 y 1966 en que vivi¨® en la mayor ciudad de Galicia antes de marc...
Un regalo inesperado, de esos que a veces traen de premio los trabajos de organizaci¨®n y limpieza. M¨¢s de medio centenar de documentos in¨¦ditos que conservaba, perdidos en la memoria, el Colexio de Procuradores de Vigo, acaban de sacar a la luz una de las facetas m¨¢s desconocidas de Celso Emilio Ferreiro (Celanova, 1912-Vigo, 1979). El descubrimiento compone el puzle de su trabajo cotidiano y revela muchas de sus inquietudes sociales entre los a?os 1950 y 1966 en que vivi¨® en la mayor ciudad de Galicia antes de marchar a lo que alguna vez defini¨® como ¡°autoexilio¡±. Los papeles hallados trazan la vida profesional del poeta gallego, que ejerci¨® como procurador en Vigo e incluso form¨® parte de la junta de gobierno del colectivo.
El escritor ourensano hab¨ªa estudiado derecho y magisterio y hab¨ªa desempe?ado distintos trabajos hasta que decidi¨® instalarse en Vigo, con su esposa Moraima y sus dos hijos, despu¨¦s de una etapa en Pontevedra. Fue precisamente en esos 16 a?os vigueses cuando public¨® O so?o sulagado (Vigo, 1955) y Longa noite de pedra (Vigo, 1962). Y mientras tanto, tal y como revelan algunos de los documentos descubiertos, el escritor lleg¨® a prestar sus servicios en materia legal a personas con pocos recursos a las que no cobr¨®. Al llegar a la ciudad naci¨® el tercer v¨¢stago del matrimonio, y los problemas econ¨®micos propios del momento se multiplicaron. Durante un tiempo, Ferreiro compagin¨® el trabajo de procurador con la puesta en marcha de un taller de fotograbado y una oficina de seguros.
El colegio ha anunciado hoy que ceder¨¢ a la fundaci¨®n Celso Emilio Ferreiro este archivo in¨¦dito y ha propuesto nombrar al literato Procurador de Honra en la junta general extraordinaria que se celebrar¨¢ la semana que viene. Como adem¨¢s se cumplen setenta a?os desde que el poeta ingres¨®, con el n¨²mero 18, en la entidad profesional de Vigo, en 2021 se organizar¨¢n varias iniciativas para homenajear su figura, como una tarjeta navide?a conmemorativa.
Jos¨¦ Antonio Fandi?o, decano del Colexio de Procuradores de Vigo, defiende que esta profesi¨®n tuvo que marcar necesariamente la literatura de Celso Emilio. ¡°Yo no soy estudioso de la materia, pero estoy seguro de que si no hubiera ejercido como procurador su forma de escribir no ser¨ªa la misma¡±, ha comentado esta ma?ana en el acto de presentaci¨®n de los documentos in¨¦ditos: ¡°Los procuradores, y m¨¢s en su ¨¦poca, mantenemos el pulso de la sociedad a trav¨¦s de nuestro trabajo diario¡±. ¡°Esta experiencia¡±, ha dicho, ¡°nos marca y nos hace sensibles a las dificultades que hay a nuestro alrededor¡±.
Al acto, celebrado en el museo Marco, asisti¨® tambi¨¦n Lu¨ªs Ferreiro Loredo, hijo del poeta y director de la fundaci¨®n que custodia su legado y su memoria. El primer documento de la colecci¨®n, fechado el 18 de octubre de 1950 y con firma aut¨®grafa, contiene la solicitud de Celso Emilio para formar parte del Colexio de Procuradores de Vigo. Uno de los ¨²ltimos, del 11 de diciembre de 1966, es una carta firmada en la que este exponente de la poes¨ªa social en gallego solicita su baja. Lo hace con motivo de su marcha voluntaria al exilio en Venezuela, empujado por las dificultades econ¨®micas y su actividad pol¨ªtica.
Entre ambos documentos, hay numerosa correspondencia notificando cambios de domicilio, tareas habituales de su trabajo como procurador y hasta el testimonio de las dificultades econ¨®micas que el propio Ferreiro describe en una carta al decano del colectivo en aquel momento, Higinio Facorro. Como vocal de la junta de gobierno de un colegio que en aquella ¨¦poca estaba sentando sus cimientos (se hab¨ªa fundado en 1949) y no contaba m¨¢s de 20 miembros, el escritor particip¨® en la redacci¨®n de los primeros estatutos.