El abogado jud¨ªo que luch¨® por las libertades de los nazis
Aryeh Neier, que en 1977 defendi¨® una marcha de unos nost¨¢lgicos de Hitler ante v¨ªctimas del Holocausto, relata su historia en un libro que se edita ahora en espa?ol
En abril de 1977, el l¨ªder neonazi Frank Collin anunci¨® que ¨¦l y su grupo de ac¨®litos iban a manifestarse en Skokie (Illinois), una pr¨®spera y tranquila localidad de unos 70.000 habitantes, en su mayor¨ªa jud¨ªos, que albergaba la mayor concentraci¨®n de supervivientes del Holocausto en Estados Unidos despu¨¦s de Nueva York. Tras la decisi¨®n judicial que les imped¨ªa pasearse con esv¨¢sticas, uniformes y parafernalia nazi entre v¨ªctimas del genocidio, Collin recurri¨® a la ...
En abril de 1977, el l¨ªder neonazi Frank Collin anunci¨® que ¨¦l y su grupo de ac¨®litos iban a manifestarse en Skokie (Illinois), una pr¨®spera y tranquila localidad de unos 70.000 habitantes, en su mayor¨ªa jud¨ªos, que albergaba la mayor concentraci¨®n de supervivientes del Holocausto en Estados Unidos despu¨¦s de Nueva York. Tras la decisi¨®n judicial que les imped¨ªa pasearse con esv¨¢sticas, uniformes y parafernalia nazi entre v¨ªctimas del genocidio, Collin recurri¨® a la Uni¨®n Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en ingl¨¦s) para que defendiera su derecho a la libertad de expresi¨®n y manifestaci¨®n recogido en la Primera Enmienda de la Constituci¨®n. Aryeh Neier (Berl¨ªn, 83 a?os) huy¨® de Alemania con sus padres cuando era ni?o y, tras pasar varios a?os como refugiados en Reino Unido, llegaron a Estados Unidos en 1947. La mayor parte de su familia pereci¨® en los campos de exterminio. Activista por las libertades civiles y los derechos humanos desde su ¨¦poca de estudiante de secundaria, Neier presid¨ªa la ACLU en aquel momento y acept¨® el caso sin dudarlo. ¡°Creo que recuerdo bien todo, igual he olvidado un par de cosas, pero lo que ocurri¨® lo tengo grabado¡±, rememora con voz orgullosa por tel¨¦fono desde su casa en Nueva York. ¡°Nunca me arrepent¨ª, siempre cre¨ª que estaba haciendo lo correcto. Skokie tuvo un gran impacto en el concepto que la opini¨®n p¨²blica ten¨ªa sobre la defensa de la libertad y con el tiempo m¨¢s y m¨¢s gente en Estados Unidos y quiz¨¢s en alg¨²n otro lugar crey¨® que acertamos¡±.
¡°El derecho a reunirse y hablar libremente y sin necesidad de permiso deber¨ªa ser incontestable¡±, rezaba el primer informe de la ACLU en 1920. Sin embargo, los habitantes de Skokie, memoria viva del asesinato de seis millones de jud¨ªos, se rebelaban al grito de ¡°Nunca m¨¢s¡± y no comprend¨ªan la postura de esta organizaci¨®n. La decisi¨®n de Neier desencaden¨® una tormenta social, presiones financieras sobre la ACLU (que se sosten¨ªa gracias a lo que pagaban sus socios), un intenso debate medi¨¢tico y un proceso judicial que el activista, fundador despu¨¦s de Human Rights Watch, cont¨® en Defendiendo a mi enemigo, libro que publica ahora en espa?ol el Instituto Berg con traducci¨®n de Nuria Brufau.
El relato tiene una fuerte carga simb¨®lica toda vez que aquellos nazis americanos eran una fuerza estrafalaria e irrelevante en t¨¦rminos de representaci¨®n pol¨ªtica y que repart¨ªan tanto odio entre sus facciones como hacia los dem¨¢s. Lo que estaba en juego en Skokie iba mucho m¨¢s all¨¢. Al igual que su admirado John Milton ¡ªuna de las grandes gu¨ªas morales de su lucha junto a Hannah Arendt o la juez Ruth Bader Ginsburg, con quien colabor¨® estrechamente¡ª Neier cre¨ªa que, en igualdad de condiciones, la verdad triunfar¨ªa siempre. De ah¨ª que hubiera que dejar a cada uno decir lo que quisiera, por mucho que doliera. ¡°No estoy tan seguro hoy en d¨ªa de que la verdad prevalezca siempre contra el mal¡±, confiesa con pesar cuando las redes sociales, las fake news o la cultura de la cancelaci¨®n surgen en la conversaci¨®n.
Nunca me arrepent¨ª, siempre cre¨ª que estaba haciendo lo correcto. Skokie tuvo un gran impacto en el concepto que la opini¨®n p¨²blica ten¨ªa sobre la defensa de la libertadAryeh Neier
Neier traza en su libro, adem¨¢s, un preciso dibujo de la historia de la lucha por la libertad de expresi¨®n en el mundo anglosaj¨®n, desde las leyes contra el libelo en la Inglaterra de Isabel I hasta el siglo XX en Estados Unidos, para probar que los argumentos contra las libertades de los nazis de Skokie eran los mismos que se usaron durante, por ejemplo, los a?os m¨¢s oscuros de la represi¨®n macartista y llega as¨ª a una conclusi¨®n clara: ¡°La historia es elocuente: debe defenderse la libertad de nuestros enemigos si queremos que se conserve la nuestra¡±. ¡°Creo¡±, prosigue ahora en la entrevista, como si fuera una ampliaci¨®n de aquel texto, ¡°que ese es uno de los grandes motivos para defender la libertad de expresi¨®n, porque siempre hay m¨¢s posibilidades de que aquellos que tienen menos poder pol¨ªtico sean las v¨ªctimas de cualquier prohibici¨®n de este derecho. Para la gente es vital poder denunciar los abusos que sufren¡±.
Esv¨¢sticas y enmiendas
¡°Y yo, siendo jud¨ªo, ?c¨®mo puedo negarme a defender la libertad, aunque sea para los nazis?¡±, resume Neier en su ensayo. Aunque desde la tradici¨®n europea sobre los cr¨ªmenes de odio la postura de este abogado sea m¨¢s complicada, en Estados Unidos contaba con un fuerte aparato legal detr¨¢s. El Tribunal Supremo de Illinois lo dej¨® claro en su sentencia del 27 de enero de 1978 sobre Skokie, en su apartado sobre la esv¨¢stica y las manifestaciones con uniformes militares: ¡°La Primera Enmienda constitucional ampara la libertad incluso de defender que el Gobierno pudiera ser depuesto mediante el uso de la violencia (...). Por lo tanto, la prohibici¨®n de un s¨ªmbolo que resulta repugnante de cara a una ¡®tradici¨®n¡¯ que todo americano tiene la libertad de rechazar y criticar p¨²blicamente es claramente inconstitucional¡±.
Defendiendo a mi enemigo se convirti¨® cuando se public¨® en 1979 en un texto fundamental. ¡°Hay en las acciones de Neier un coraje y determinaci¨®n forjados en la condici¨®n de refugiado como lo fueron tambi¨¦n Raphael Lemkin y Fritz Bauer. En su legado encontramos la disciplina, obediencia, inteligencia y humanismo y sobre todo una manera de innovar y poner en pr¨¢ctica los paradigmas de libertad que representan los derechos humanos. Para Neier defender el derecho a la libertad de expresi¨®n del partido nazi de Estados Unidos represent¨® la responsabilidad de estar a la altura de los ideales de la democracia y del Estado de derecho¡±, asegura Joaqu¨ªn Gonz¨¢lez, codirector del Instituto Berg, que llena con esta publicaci¨®n un vac¨ªo de m¨¢s de 40 a?os.
El 9 de julio de 1978, despu¨¦s de 16 meses de pol¨¦micas y batallas judiciales, un pu?ado de nazis se manifest¨® en el parque de Marquette (Chicago). Era el lugar habitual para el despliegue de su parafernalia y lo prefer¨ªan a Skokie, m¨¢s peque?o y que solo usaron para hacerse notar cuando el juez les prohibi¨®, en primera instancia, concentrarse en Marquette. Despu¨¦s, el movimiento sigui¨® en la indigencia intelectual y volvi¨® a la oscuridad social, el mayor triunfo para Neier y los defensores a ultranza de la libertad del enemigo.