George Clooney, el ¨²ltimo hombre en la Tierra
La ciencia ficci¨®n y el drama paternofilial convergen en esta pel¨ªcula que gana en el ¨²ltimo tramo
Es una pena que Cielo de medianoche, la ¨²ltima pel¨ªcula dirigida y protagonizada por George Clooney, levante tarde el vuelo, aunque con su emotivo final logre recuperar gran parte del tiempo perdido. El mar de fondo es, en un no tan lejano 2049, un planeta y un hombre que agonizan. En esa fecha, una nave espacial emprende su vuelta a casa, pero su regreso ya no es posible. La Tierra ya no es un hogar para nadie y Clooney, que interpreta a un cient¨ªfico solitario y enfermo, decide quedarse en la planta astrof¨ªsica del ?rtico que a¨²n emite se?ales al exterior.
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Es una pena que Cielo de medianoche, la ¨²ltima pel¨ªcula dirigida y protagonizada por George Clooney, levante tarde el vuelo, aunque con su emotivo final logre recuperar gran parte del tiempo perdido. El mar de fondo es, en un no tan lejano 2049, un planeta y un hombre que agonizan. En esa fecha, una nave espacial emprende su vuelta a casa, pero su regreso ya no es posible. La Tierra ya no es un hogar para nadie y Clooney, que interpreta a un cient¨ªfico solitario y enfermo, decide quedarse en la planta astrof¨ªsica del ?rtico que a¨²n emite se?ales al exterior.
Cielo de medianoche (rodada en parte en el espectacular Roque de los Muchachos de la isla de La Palma) est¨¢ emparentada con esa corriente del cine de ciencia ficci¨®n paternofilial a lo Interstellar, de Christopher Nolan, en la que los lazos entre un padre y una hija son el ¨²nico atisbo de esperanza para un mundo que se apaga. Como Jessica Chastain en la pel¨ªcula de Nolan, aqu¨ª la esperanza est¨¢ puesta en el personaje de Felicity Jones y su sofisticada nave. Pero si Nolan no le teme a la ret¨®rica oper¨ªstica donde el tiempo, los agujeros negros y el amor de una hija son una misma cosa, Clooney se entretiene demasiado en sus tareas de n¨¢ufrago en la Tierra y tarda en enfocar el coraz¨®n de su historia. La pel¨ªcula, de casi dos horas, se dispersa en su zona media; pero a partir de la aver¨ªa de la nave ¡ªcon ese ¨²ltimo momento de felicidad de la tripulaci¨®n cantando Sweet Caroline-- y, sobre todo, a partir de la brutal secuencia de la astronauta desangr¨¢ndose (un momento de co¨¢gulos en gravedad que por s¨ª solo justifica una aventura espacial), la intensidad de la pel¨ªcula se dispara hasta apoderarse de un filme cuya enorme tristeza y desoladora culpa ya no dejar¨¢ de crecer.