La lucidez que se agota
Nadie hab¨ªa mostrado con esa eficacia ese efecto tan desgraciadamente habitual de que alguien empiece a tener s¨ªntomas de no reconocer ni a los suyos
La idea es de una sencillez tan aplastante que a nadie se le hab¨ªa ocurrido desarrollarla con tal grandeza: mostrar la demencia senil de un anciano, su falta de certezas, su confusi¨®n mental, sus lamentables olvidos, los m¨¢s cotidianos y los m¨¢s esenciales, sus v¨ªvidos recuerdos, sus accesos de clarividencia, su honestidad brutal, su ternura y su hosquedad, su desequilibrio y sus ca¨ªdas en el terror de sentirse absolutamente perdido en su hogar, expuesto como un laberinto indescifrable, desde su propio punto de vista mental. Lo ha hecho el prestigioso dramaturgo franc¨¦s Florian Heller en su pr...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
La idea es de una sencillez tan aplastante que a nadie se le hab¨ªa ocurrido desarrollarla con tal grandeza: mostrar la demencia senil de un anciano, su falta de certezas, su confusi¨®n mental, sus lamentables olvidos, los m¨¢s cotidianos y los m¨¢s esenciales, sus v¨ªvidos recuerdos, sus accesos de clarividencia, su honestidad brutal, su ternura y su hosquedad, su desequilibrio y sus ca¨ªdas en el terror de sentirse absolutamente perdido en su hogar, expuesto como un laberinto indescifrable, desde su propio punto de vista mental. Lo ha hecho el prestigioso dramaturgo franc¨¦s Florian Heller en su primera y excelente pel¨ªcula como director de cine, basada en su obra teatral El padre, un drama profundamente doloroso y afortunadamente humano, que se acerca a la enfermedad con el tacto de la devoci¨®n y del cari?o, pero tambi¨¦n con la aspereza de la verdad. Y con la inestimable ayuda de Anthony Hopkins y su maestra interpretaci¨®n.
Sin grandilocuencias en la puesta en escena, de un rigor cl¨¢sico inusual en un debutante, Zeller va mostrando los sucesivos encuentros del protagonista con su hija, su cuidadora y su yerno en el piso donde habita, con la salvedad de que los int¨¦rpretes van cambiando de identidad, mostrando los rostros acompa?antes de una memoria averiada para siempre, y las derivas de inseguridad en un hombre que se siente no solo aturdido sino tambi¨¦n embaucado, conformando as¨ª una especie de thriller de enga?os. Siempre pendiente de su reloj y del momento del d¨ªa que es porque intuye que su tiempo se acaba y que sin ¨¦l se mezclan el d¨ªa y la noche, el pijama y la ropa de calle, las pastillas del desayuno y las de la cena, la infancia y el ocaso, el viejo se aferra a la informaci¨®n en la mu?eca como el que se abraza a una vida que se resquebraja por donde m¨¢s duele, en ciertos momentos con el aliento shakespeariano de El rey Lear.
Nadie hab¨ªa mostrado con esa eficacia ese efecto tan desgraciadamente habitual de que alguien empiece a tener s¨ªntomas de no reconocer ni a los suyos, en una edad en la que no siempre se es tierno y educado, y en una situaci¨®n en la que afloran palabras y actitudes seguramente sinceras, pero despiadadas con los que te quieren y pretenden ayudarte. ?Se es uno mismo o ya se es otro?
Porque tambi¨¦n est¨¢ el contraplano de la inmensa variedad de registros en la sublime actuaci¨®n de Hopkins, hosco, divertido y, sobre todo, extraviado: el dolor de la hija, la formidable Olivia Colman (pero no solo); el resquemor del yerno; la profesional dulzura de la cuidadora. La confusi¨®n mental del ser humano que se agota es la nuestra como espectadores, por una vez en la tesitura de no saber d¨®nde colocarnos ante un desaf¨ªo que alcanza incluso la esfera de lo moral.
EL PADRE
Direcci¨®n: Florian Zeller.
Int¨¦rpretes: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Olivia Williams, Imogen Poots.
G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2020.
Duraci¨®n: 97 minutos.