Gregorio Salvador, el acad¨¦mico veterano
El fil¨®logo, dialect¨®logo y cr¨ªtico literario ha muerto a los 93 a?os
El escalaf¨®n de asistencias de la Real Academia Espa?ola correspondiente al a?o que termina lo encabeza don Gregorio Salvador Caja con una cifra asombrosa: 2315. Es el n¨²mero de sesiones en las que, desde 1987, aport¨® su saber a la instituci¨®n el acad¨¦mico ejemplar que acaba de dejarnos. No era el m¨¢s antiguo de los miembros de la corporaci¨®n, pero s¨ª, desde luego, el m¨¢s asiduo. Quienes tuvimos el privilegio de compartir comisi¨®n con ¨¦l no podremos acostumbrarn...
El escalaf¨®n de asistencias de la Real Academia Espa?ola correspondiente al a?o que termina lo encabeza don Gregorio Salvador Caja con una cifra asombrosa: 2315. Es el n¨²mero de sesiones en las que, desde 1987, aport¨® su saber a la instituci¨®n el acad¨¦mico ejemplar que acaba de dejarnos. No era el m¨¢s antiguo de los miembros de la corporaci¨®n, pero s¨ª, desde luego, el m¨¢s asiduo. Quienes tuvimos el privilegio de compartir comisi¨®n con ¨¦l no podremos acostumbrarnos a su ausencia. En la Academia, de la que fue vicedirector entre 1999 y 2007, ha pertenecido hasta hoy mismo a la Comisi¨®n Delegada del Pleno y para el Diccionario, instancia fundamental en la elaboraci¨®n de la m¨¢s consultada obra corporativa.
Con Gregorio Salvador, nacido en C¨²llar (Granada) en 1927, desaparece uno de los m¨¢s destacados estudiosos de la lengua espa?ola de una ¨¦poca que los ha tenido eminentes. Como muchos maestros de esa generaci¨®n, comenz¨® siendo catedr¨¢tico de instituto, para serlo despu¨¦s de universidad, sucesivamente en las de La Laguna, Granada, Aut¨®noma de Madrid y Complutense.
En el terreno de la dialectolog¨ªa y la geograf¨ªa ling¨¹¨ªstica fue disc¨ªpulo de don Manuel Alvar, que dirigi¨® su tesis doctoral (El habla de C¨²llar-Baza) y de quien fue eficaz colaborador en el Atlas Ling¨¹¨ªstico y Etnogr¨¢fico de Andaluc¨ªa. Despu¨¦s, y especialmente ¡ªaunque no solo¡ª en su etapa tinerfe?a, fue el introductor en Espa?a de los m¨¦todos de la sem¨¢ntica estructural, lo que ha permitido hablar de una Escuela de Sem¨¢ntica de La Laguna por ¨¦l encabezada.
Elegido acad¨¦mico de la Espa?ola en 1986, ley¨® su discurso de ingreso el 15 de febrero del a?o siguiente, y lo hizo de forma original¨ªsima. Como bien se sabe, es rito obligado en tales solemnidades que el recipiendario dedique una parte del discurso a hacer un elogio de su antecesor. En el caso de don Gregorio se daba la circunstancia de que iba a ocupar una silla de nueva creaci¨®n, por lo que no ten¨ªa posibilidad de elogiar a nadie. En vista de lo cual opt¨® por convertir el entero discurso en un elogio ¡ªe historia¡ª precisamente de la letra que le hab¨ªa ca¨ªdo en suerte, la q min¨²scula.
Es una pieza magistral, como salida de la pluma de un verdadero maestro de la prosa. Pues, en efecto, don Gregorio Salvador era due?o del esquivo secreto necesario para hacer que sus disertaciones sobre asuntos ling¨¹¨ªsticos estuvieran tocadas, gracias a la galanura del estilo y a tal cual toque de humor, con la virtud envidiable de la amenidad. Lo que vale tambi¨¦n, desde luego, para el arte de la conferencia. Cuantos hayan tenido el privilegio de asistir a alguna de las muchas que dio no me dejar¨¢n mentir. Eran piezas absolutamente redondas del arte de la palabra bien escrita y bien dicha.
Aparte de esa de conferenciante, la faceta que m¨¢s asiduamente puso en contacto al p¨²blico no especializado con don Gregorio Salvador fue la de articulista en peri¨®dicos. En tal faceta ensay¨ªstica el acad¨¦mico desaparecido abord¨® con br¨ªo pol¨¦mico, y en mi sentir con deslumbrante lucidez, asuntos esenciales de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en Espa?a y la convivencia de lenguas en su territorio. Cu¨¢nto hubiera yo deseado poder comentar con ¨¦l la reaparici¨®n reciente de viejos contenciosos, ahora a prop¨®sito del castellano ¡ªni ¨¦l ni yo, sin rechazar este nombre, hubi¨¦ramos participado de cierta vergonzante proscripci¨®n de espa?ol que algunos practican¡ª como lengua ¡°vehicular¡± de la ense?anza. Puedo imaginarlo justamente encocorado de que alguien, por el mero hecho de concederle a nuestro idioma tal car¨¢cter, hubiera siquiera podido dudar por un momento que es el que le corresponde.
La clave del asunto, la que late en los admirables art¨ªculos que don Gregorio recogi¨® en unos cuantos libros imprescindibles (particularmente en el tan significativamente titulado Pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica y sentido com¨²n), es el esfuerzo por contrarrestar lo que el autor llam¨® ¡°infidelidad ling¨¹¨ªstica¡± hacia el idioma de todos: la difusa y acomplejada sensaci¨®n de que, en la Espa?a del posfranquismo, el castellano o espa?ol hab¨ªa de purgar no se sabe qu¨¦ ¡°pecados¡± inherentes, justamente, a su condici¨®n de lengua com¨²n de los espa?oles.
Ya en edad madura ¡ªy no es caso ¨²nico entre fil¨®logos¡ª Gregorio Salvador se nos revel¨® como narrador con mucho oficio en una novela, El eje de comp¨¢s ¡ªcuyo protagonista tiene bastante de alter ego suyo¡ª, y en el volumen Nocturno londinense y otros relatos. Fue el broche literario de una vida fecunda volcada en la palabra.
Pedro ?lvarez de Miranda es miembro de la Real Academia Espa?ola.